"El estado de la plaza actual es mejorable, como todo", apunta Javier Farto señalando las rejillas levantadas del suelo que hay frente al mostrador de la pescadería en la que trabaja. "Los arquitectos deberían preguntar a quienes trabajamos aquí cuál es la mejor forma de hacer las cosas", lamenta, "hasta instalaron los cepos sin darse cuenta de que no podemos estar de espaldas a los clientes y nosotros mismos pusimos otros en el mostrador", añade Farto. Convencido de que el problema de la antigua plaza de Lugo era su "falta de mantenimiento", recuerda que "el tejado tenía más hierba que un campo de fútbol" y asegura que "si clavabas un clavo, se te venía la pared encima".