La puesta en marcha de una campaña de publicidad a gran escala que instruye a los ciudadanos sobre la necesidad de cumplir la normativa sobre la limpieza viaria y los residuos urbanos revela que los coruñeses no son unos estrictos cumplidores de estas disposiciones.

La propia Concejalía de Medio Ambiente reconoce que se trata del departamento municipal que mayor número de notificaciones recibe al cabo del año sobre todo tipo de cuestiones relacionadas con la limpieza o los residuos, en torno a las 5.000. Sin embargo, este volumen de quejas no se traduce en una intensa actividad sancionadora hacia los infractores, puesto que el propio Gobierno municipal sólo tramitó este año seis denuncias por incumplimiento de las normas municipales, como arrojar desperdicios a la vía pública, orinar en la calle o causar destrozos.

"Me china mazo que la peña ande tirando las cosas al suelo, digo yo que si las papeleras existen será por algo, ¿que no? Después ladráis porque se os pegue un chicle al zapato?", asegura en uno de sus mensajes Freddy, el personaje central de la estrategia diseñada por el Ayuntamiento para concienciar a la población de la conveniencia de acabar con los comportamientos incívicos. A la vista de la actitud de los coruñeses en este campo, a Freddy le queda mucho trabajo por hacer para lograr un cambio apreciable en la imagen de la ciudad.

La memoria de actividad de la Policía Local no aporta mucha información sobre este asunto, ya que detalla las sanciones impuestas por el incumplimiento de las ordenanzas, pero incluye las referidas a la limpieza en el apartado de "otras ordenanzas", en el que se contabilizan 1.881 expedientes sobre infracciones de diferente naturaleza, por lo que no es posible saber cuáles están relacionadas con el respeto al medio ambiente.

Pese a esta escasez de sanciones, son habituales las protestas de los vecinos acerca de lugares donde se acumula la suciedad, las actitudes incorrectas de algunas personas en esta materia o los tan denostados efectos del botellón, en especial en los jardines de Méndez Núñez, lugar en el que se amontonan los residuos tras cada noche de juerga, sin que las iniciativas que pretenden sensibilizar a los jóvenes sobre esta cuestión hayan alcanzado sus grandes objetivos. En agosto de 2008 se puso en marcha la ordenanza municipal que reguló este tipo de concentraciones multitudinarias y las denominadas Zonas de Especial Protección.

En los doce meses previos a la entrada en vigor de esa norma, el Ayuntamiento había sancionado a 193 personas por infracciones como orinar en la vía pública o romper botellas. La cifra puede parecer elevada, pero durante esa época se llevaron a cabo botellones masivos en la Ciudad Vieja y la plaza del Humor, donde la presencia de jóvenes se contabilizó por millares y en los que la basura se recogió por toneladas, mientras que los vecinos denunciaron continuos casos de incivismo por parte de los asistentes a estas reuniones.

Pero el botellón no es la única causa de quejas por la falta de limpieza en la ciudad. Después de haber hecho una inversión millonaria en las principales avenidas del centro de la ciudad para renovar su pavimento, a las pocas semanas las losas de piedra aparecieron completamente moteadas por los miles de chicles arrojados por los ciudadanos al suelo, que hacen de las aceras de los Cantones uno de los lugares más vergonzantes de A Coruña.

Un paseo por cualquier parte de la ciudad hace posible además ver desechos arrojados a la vía pública, pese al continuo incremento en el presupuesto municipal de limpieza y al aumento en la dotación de medios para la compañía concesionaria del servicio. El Ayuntamiento dispone del teléfono 010, la página web municipal y la Oficina de Atención al Ciudadano de la empresa Cespa, concesionaria de los servicios de limpieza viaria y recogida de basura. Los capataces de esta compañía transmiten al Concello las deficiencias que aprecian en la limpieza viaria mediante un sistema que combina las PDA -ordenadores de mano con correo electrónico- con un programa informático que gestiona al momento las incidencias en el servicio.

Encuesta

El último estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios sobre la limpieza en las ciudades españolas comparaba en 2007 el informe elaborado siete años antes y revelaba que en A Coruña las cosas apenas habían cambiado. Los datos reflejaban la existencia de 34 habitantes por cada papelera, de 1.035 vecinos por cada empleado de limpieza y de 31 euros de presupuesto de limpieza por cada coruñés al año. Los encuestados apreciaban que no había variaciones sobre el estado de calles y aceras, de las zonas de juego infantil, el número de papeleras, la frecuencia de riego, la frecuencia de limpieza de zonas de juego infantil, la aparición de excrementos, la presencia de carteles y de coches abandonados, los problemas por obras y las pintadas.

Entre los apartados que habían mejorado se hallaban el estado de parques y jardines, la frecuencia de vaciado de papeleras y de barrido, mientras que se calificaba como mucho peor el estado de las casas abandonadas. Los encuestados manifestaron no haber apreciado una evolución positiva en los últimos cuatro años y que su opinión sobre la gestión de la limpieza no había variado en ese periodo.