Tras una larga carrera profesional como docente universitario, Jorge Teijeiro dirá adiós a las aulas el próximo 1 de octubre, puesto que cumplirá los 65 años en enero. La Universidad le permitiría continuar hasta los 70, pero se ha acogido este curso al plan de incentivos a la jubilación puesto en marcha por la institución académica. "Creo que he trabajado mucho y en este momento la situación en la Universidad no es óptima", manifiesta Teijeiro. La "frustración" que dice sentir por los vaivenes en la larga lucha por una Facultad de Medicina coruñesa, así como los resultados del proceso de adaptación de la Universidad al Espacio Europeo de Educación Superior le han animado a apartarse del ejercicio docente.

"El proceso de Bolonia ha sido muy precipitado, se están cumpliendo los plazos pero el desarrollo no es el adecuado", comenta este catedrático. "He procurado adaptarme desde el punto de vista metodológico, pero la razón de jubilarme es que Bolonia implica un gran papeleo absurdo con el que el objeto de la enseñanza queda difuminado, de forma que el 95% de los contenidos de la adaptación son accesorios", explica Teijeiro. Hace varios años que la Universidad concede incentivos a los profesores con el fin de favorecer su retiro y hasta ahora sólo eran unos cinco quienes lo solicitaban cada curso, mientras que en la última convocatoria han sido veinte los que los han reclamado.

"Cuando se lo comuniqué a los compañeros más próximos al principio se sorprendieron, pero al poco tiempo lo entendieron", afirma el todavía docente, quien continuará en la facultad, puesto que ha solicitado el pase a la situación de profesor honorario, con la que se puede participar en trabajos de investigación, en la dirección de tesis doctorales y en enseñanzas no regladas.

Además de a esta faceta, Teijeiro proyecta dedicar su tiempo libre a partir de ahora a una de sus ocupaciones favoritas, la práctica del ejercicio físico, debido a que se encuentra en buena forma, así como a otras aficiones como la fotografía, el cine, la lectura y la escritura.

-¿Por qué decidió continuar su actividad laboral?

-La principal razón es que soy autónomo y, después de haber cotizado durante 50 años, me retiraría con una pensión con la que no podría mantener mi nivel de vida.

-¿Comprenden su decisión?

-Creen que soy un poco tonto o un adicto al trabajo, cuando no es ninguna de las dos cosas. Hay que tener en cuenta que siempre fui autonómo, porque antes tuve un colegio y nunca tuve un horario de entrada y salida como la mayoría de los trabajadores, lo que es una ventaja muy grande. Mi idea es que hacer cosas que te gustan no es perjudicial, sino al revés, porque te mantiene vivo.

-¿Ha tenido problemas con su familia por haber prolongado su vida activa?

-Mis hijas ya no están en casa, pero lo aceptan porque ejerzo de abuelo y llevo los niños al colegio porque mi horario me lo permite, de forma que para ellas soy un jubilado pero que al mismo tiempo trabaja.

-¿Se imagina jubilado sin desarrollar ninguna actividad?

-Tendría que tener alguna actividad, porque no concibo la vida simplemente sentado en un banco o paseando.

-¿Su ocupación laboral le impide desarrollar alguna afición?

-No porque tengo un terrenito en el que crío pájaros y en el que tengo unos perros con los que disfruto mucho. Pero sobre todo, con lo que más disfruto es con los nietos, ya que me abrieron unas expectativas enormes y me llena muchísimo estar con ellos. Es muy diferente que estar con los hijos, con los que siempre existe la presión de que hay que mantenerlos y educarlos.