La proximidad del Día del Mayor, que se celebra el 1 de octubre, sirve como oportunidad para analizar la situación del sistema de apoyo a la dependencia en Galicia. Representantes de la administración autonómica, de las empresas del sector, de los mayores y de los formadores de los profesionales de esta actividad exponen en este debate sus opiniones acerca de este trascendente servicio social.

C. Piñeiro: La prestación de servicios sociales es difícil y los de dependencia combinan una población muy envejecida con una discapacidad superior a la media nacional y que además quieren recibir los servicios en su entorno, situación que se complica más con la dispersión poblacional y el territorio de Galicia, que hacen más difícil y costoso obtener un resultado satisfactorio para todos.

M. L. Ansorena: Coincido con esa visión porque la dispersión rural es enorme y la conozco como presidenta de mi asociación y sé la cantidad de colectivos de personas mayores que hay por toda Galicia. Eso hace muy difícil prestar los servicios que marca la Ley, no sólo de dependencia, sino también de promoción de la autonomía personal, que muchas veces se olvida.

C. Piñeiro: Es realmente importante, porque el porcentaje de mayores de 75 años que no tienen autonomía total es del 22%, mientras que de 65 a 74 años el porcentaje de dependencia es del 5%, por lo que quedan fuera de las prestaciones de la Ley aunque precisen de ellas.

E. Pásaro: El problema es que mientras que servicios como la luz y el agua se llevan una vez y sólo hay que hacer un pequeño mantenimiento, los sociales hay que llevarlos de forma continua, cuando muchas veces no hay accesos. Si a veces es difícil llevar la luz o acercarse a un centro de salud, una ayuda a domicilio lo es mucho más, porque las viviendas están muy dispersas. Además del problema del envejecimiento, hay que tener en cuenta que en Galicia hacer cualquier cosa, incluidos los servicios sociales, es difícil. Si hablamos de prevención, todavía es peor, porque ¿cómo hacemos un programa de este tipo en un núcleo de O Caurel con cinco o seis casas?

C. Piñeiro: El programa de servicios que incluyen las teleasistencias pueden responder bien a esas necesidades, ya que a la persona que vive sola le quita la intranquilidad por si le pasa algo.

E. Pásaro: Ese tipo de tecnología, que además requiere muy poco mantenimiento, ayuda mucho y es un aspecto que en Galicia debería desarrollarse. Hay consultas de salud que se pueden hacer con medios telemáticos, siempre que la persona pueda manejarlos. Es mucho más difícil llegar personalmente que con una línea telefónica.

C. González-Rosón: Efectivamente es más difícil y más caro prestar servicios en Galicia pero creo que estamos desaprovechando una oportunidad de oro, porque cuando se aprobó la Ley de Dependencia se habló de que sería una gran generadora de empleo y todos los que estamos implicados en este sector tenemos la obligación de que sea así, con lo que la palabra caro pasaría a un segundo lugar. Esto contribuiría además a fijar la población en el medio rural, que es un problema que preocupa muchísimo y también generaría un retorno económico a través de las cotizaciones sociales. Está en nuestra mano que el sistema deje de ser caro, porque lo que la ley establecía como una excepción, la prestación económica a los cuidadores familiares, en realidad es la regla y me preocupa cómo se está atendiendo a esos mayores, qué supervisión hay y que estamos posibilitando bolsas de empleo sumergido porque las altas a la Seguridad Social en el convenio especial para esta actividad son escasas.

M. L. Ansorena: El que la utilización de la tecnología sea buena no quiere decir que se quiten los recursos humanos. Estoy de acuerdo con que este sistema debe contribuir a crear empleo y siempre me he opuesto a las ayudas a los familiares.

C. Piñeiro: La atención a los dependientes cuenta con una supervisión. Por una parte se ofrece una formación a los cuidadores, quienes además tienen una línea de apoyo a la que recurrir en caso de cualquier duda. Además, hay un seguimiento de los cuidados que se prestan y que corresponde a los ayuntamientos, que están viviendo un contexto económico difícil. Es verdad que los cuidadores familiares son una excepción en la ley, pero también se dice que existirán cuando no haya servicios que ofrecer, porque los dependientes quieren recibirlos en su entorno. Ésa es la línea que queremos seguir, ofrecer más servicios de proximidad para que no haya que recurrir a la ayuda de los familiares.

C. González-Rosón: Todas las entidades que prestamos servicios en este sector, tanto las de carácter social como las que tienen ánimo de lucro, somos capaces de llegar a cualquier punto de Galicia. Las entidades han hecho un esfuerzo ingente y la patronal uno no menor, porque la ayuda a domicilio es un servicio que todos los mayores quieren.

E. Pásaro: Coincido en que la ayuda al cuidador familiar debe ser una excepción porque al dependiente no le cambia nada, pero es cierto que en Galicia es habitual la frase "Quero morrer na casa". El mayor quiere la ayuda de su familiar o de su vecino, que reciben una cantidad y existe la duda de si va en beneficio del dependiente.

M. L. Ansorena: El mayor quiere vivir en su casa y la Organización Mundial de la Salud dice que toda persona que haya vivido 20 años en un lugar no debe mudarse. Todo el mundo quiere vivir en su entorno familiar y no voy a ir en contra de los cuidadores familiares, pero habrá que vigilarlos muy bien. La Ley de Dependencia necesita financiación y yo le dije al ministro que esta ley es preciosa, pero sin dinero es una locura.

C. Piñeiro: Esa ley se genera en un contexto económico pero hay que desarrollarla en otro muy diferente.

E. Pásaro: Y tiene un motor que funciona solo, que son los plazos de implantación y modificarlos ahora tendría un coste político importante. El hecho de que ahora haya gente que no haya recibido las prestaciones genera un problema, así como que haya personas que fallezcan antes de recibirlas.

C. Piñeiro: El sistema de financiación pasa la pelota de una forma clara a las comunidades autónomas, ya que la cantidad que proporciona el Estado es mínima y no cubre las necesidades de los servicios. Pero ni ese mínimo se financia, ya que hasta los atrasos se fraccionan porque el Estado está asfixiado económicamente. Eduardo dice que políticamente no se puede modificar el calendario, pero económicamente se está haciendo.

C. González-Rosón: A mí me parece de una irresponsabilidad absoluta cortar por lo sano esta financiación. Todo apunta a que el escenario económico y financiero no va a mejorar de manera inminente, por lo que corremos el riesgo de que esto rompa por algún lado. Habrá que introducir medidas correctoras como el copago y, como dijo el presidente de la patronal gallega, creo que llegó el momento de hablar del copago sin complejos.

C. Piñeiro: La Ley de Dependencia ya establece la obligatoriedad del copago en función de los ingresos del dependiente.

C. González-Rosón: Hay que hacer un discurso serio y no decir que es que se nos echa la gente encima. Es lo que toca en este momento, porque si los que estamos aquí queremos tener acceso dentro de veinte o treinta años a lo que hoy está implantado, hay que tomar medidas y no huir hacia adelante.

M. L. Ansorena: El otro día se decía que si se cobra un euro a cada persona por ir al médico, esa medida le saldría a la Administración más cara que el euro que recaudaría por el montaje necesario.

E. Pásaro: Pero no se trata de una medida recaudatoria, sino disuasoria. Las entidades privadas de seguros tienen también unas tasas por la utilización de sus servicios. El copago además tiene un límite porque las pensiones son las que son.

C. González-Rosón: Ya sé que esta cuestión no es políticamente correcta y que es dura, pero es lo que nos queda porque antes de que esto se rompa, merece la pena que se exploren caminos.

C. Piñeiro: Hay que explorar nuevas vías, pero no sólo de financiación, sino de prestación de servicios, que sean más rentables y que no sean tan costosos, como la introducción de nuevas tecnologías. Estamos explorando otras vías y en la consellería estamos elaborando una nueva cartera de servicios para dar respuesta a las necesidades sociales sin que económicamente sean tan costosos. También queremos que generen puestos de trabajo y retornos económicos, porque tiene que ser así.

E. Pásaro: Desde hace más de diez años, antes de que apareciera la ley, en la Universidad de A Coruña, tenemos un Máster en Dependencia que procede de un Máster en Planificación de Servicios Sociales. La demanda que tenemos es de titulados universitarios y en los últimos años es alta, por lo que no hay ninguna duda de que es un nicho de empleo importante y creo que las empresas de servicios tienen el terreno prácticamente abonado. Hacen falta profesionales de todo tipo que conozcan el sector y la gente no se forma si no tiene expectativas.

C. Piñeiro: Yo creo que la demanda de estos empleos va a crecer en los próximos años porque el perfil de los cuidadores va a cambiar y la siguiente generación va a ser de personas plenamente integradas en el mercado laboral y que no lo van a abandonarlo para dedicarse a sus propios familiares porque las personas también cambian. Los mayores están variando su mentalidad y están dispuestos a comprar servicios o solicitarlos al Estado, por lo que probablemente en la generación siguiente ya no esperarán que los cuiden sus hijos. Pero ahora en Galicia ahora hay mucha gente que no quiere que la cuide alguien que no sea de su familia.

C. González-Rosón: No se puede decir que no se pueden prestar servicios en cualquier parte de Galicia. Si se paga lo que hay que pagar por hora de trabajo, se presta servicio en O Caurel.

E. Pásaro: Con esa premisa, por supuesto.

C. González-Rosón: ¿Qué pasa, que los otros trabajadores no cobran lo que tienen que cobrar? Es un sector productivo como cualquier otro en el que los trabajadores comen como los demás y los empresarios cuentas de resultados como los demás. Llevamos 15 años llegando a cualquier punto de Galicia y en condiciones bastante heroicas por parte de los trabajadores, que tienen muy poco reconocimiento social y un salario muy normalito.

E. Pásaro: Y un desgaste emocional altísimo.

C. González-Rosón: Estamos viviendo una etapa muy delicada, con montones de empresas cerrando, por lo que todas las expectativas que teníamos no han cristalizado, ya que tenemos 3.000 camas de residencias vacías en Galicia.

C. Piñeiro: Hoy, cualquier familia que hace sus cuentas reserva el dinero para la guardería, pero llevar al abuelo al centro de día no forma parte de esa cultura.

M. L. Ansorena: Nosotros hemos notado que con el paro mucha gente ha dejado de llevar a los mayores a los centros de día, a lo que hay que sumar el empleo sumergido que realizan los inmigrantes en este sector.

C. Piñeiro: Galicia está por encima de la media nacional en cuanto al número de cuidadores disponibles.

C. González-Rosón: Yo creo que en materia de dependencia estamos en un puesto medio muy digno, teniendo en cuenta las peculiaridades de nuestra tierra.

E. Pásaro: En la formación hay que pasar de un nivel cuantitativo a uno cualitativo, por lo que los servicios tendrán que ser con una cualificación adecuada.

C. González-Rosón: La inspección de la Xunta funciona y además la patronal quiere que funcione exhaustivamente para que quienes operen en el sector lo hagan con parámetros de calidad.

M. L. Ansorena: En el tiempo que lleva la Xunta del PP se ha hecho un esfuerzo grandísimo y se ha movido todo lo que estaba paralizado en cuanto a pagos atrasados.

C. Piñeiro: Hemos hecho un esfuerzo grande pero somos conscientes de que hay gente a la que no hemos llegado con la que no podemos mantener este ritmo de esfuerzo.

E. Pásaro: El decreto de la Xunta del 4 de febrero es importante porque reconoce las situaciones excepcionales por urgencia en la dependencia, ya que humaniza un aspecto que estaba muy encasillado.

C. González-Rosón: La patronal agradece el nivel de disponibilidad de la dirección xeral, la atención a nuestras sugerencias y la apertura de una mesa de la ayuda a domicilio en el Consello Galego de Relacións Laborais.