-¿Le ha sorprendido la fuerza con la que actuó el temporal en la costa coruñesa?

-No nos ha sorprendido, pero ha sido un temporal extraordinario. Los datos que tenemos de las boyas hablan de olas significantes de 10 metros de altura, con lo que puede haber llegado a haberlas de 14 metros, lo que es una cosa impresionante, ya que en los 22 años que llevo en la Demarcación de Costas no he visto un temporal como éste. Hay que tener en cuenta que el Millennium está a 15 metros de altura sobre el nivel del mar y que el oleaje dañó los bajos del monumento, y que en San Roque, que debe estar a 12 metros, rompió la balaustrada, por lo que el mar ha alcanzado una virulencia fuera de lo común.

-Puede decirse entonces que es un temporal más fuerte de lo que estamos acostumbrados.

-Exactamente, acaban de informarme de que el oleaje también ha causado daños en el dique del puerto de Burela y que en el espaldón del puerto de Cariño, que tiene seis metros de altura, ha tirado una especie de báculos, por lo que ha sido una cosa extraordinaria que además ha coincidido con mareas importantes, de forma que ha sido imposible de parar.

-¿Ha contribuido la ampliación de las playas de Riazor y el Orzán durante la pasada primavera a reducir el impacto del oleaje en el paseo?

-Está claro que si no llegamos a haber echado la arena y a proteger el muro, las olas quizás habrían llegado a los edificios de enfrente del paseo marítimo. Ha sido una actuación preventiva adecuada, porque si ha habido daños en el Millennium y en San Roque, que están a unas cotas superiores, en Riazor podríamos estar hablando de que el agua llegase hasta la acera de enfrente.

-¿Es posible encontrar alguna solución para que la balaustrada del paseo no sufra unos desperfectos tan grandes a causa del oleaje?

-Teniendo en cuenta el coste de este paseo marítimo, en el que el Estado ha invertido 60 millones de euros en los últimos años, los daños generados por los temporales son mínimos. Realmente, la balaustrada del paseo es un mueble y está diseñada sólo con fines ornamentales, ya que no está preparada para aguantar los embates del mar.

-¿Sería conveniente modificarla para mejorar su resistencia a las olas?

-Quizás habría que estudiar el diseño de una balaustrada más diáfana, como las de Santander y San Sebastián, donde las olas pasan por encima del paseo pero sin dañarlas. La balaustrada coruñesa tiene unos apoyabrazos muy voluminosos, por lo que ofrece una resistencia importante al mar. Una más diáfana -de acero inoxidable, por ejemplo- permitiría que las olas pasaran a través de ella sin que ocurriera nada. Creo que el Ayuntamiento ya está evaluando esta posibilidad y habría que estudiarla, porque aunque el coste de los daños no es muy elevado, los temporales importantes cada vez son más frecuentes y a lo mejor hay que pensar en un rediseño de la balaustrada.

-¿Cabe esperar otros temporales de esta fuerza en la ciudad en los próximos años?

-En este temporal han coincidido unas condiciones especiales, ya que hubo mareas vivas, una depresión atmosférica muy importante que produjo una sobre elevación del mar, así como un oleaje y un viento impresionantes, por lo que todas las circunstancias más negativas confluyeron entre las cinco y media y las seis de la mañana. Nunca se sabe si estas condiciones se pueden repetir, pero nuestra labor es prevenir estas situaciones extremas en la costa.