Penamoa está en este momento en el pensamiento de todos por la información aparecida últimamente en los medios de comunicación y por las declaraciones de políticos que se ponen medallas por simular que arreglan un problema que ellos mismos crearon. Para hacer memoria, diremos que este asentamiento fue construido por el Ayuntamiento a principios de los años 80. Alberga, entre otros, a coruñeses que, también en aquel momento, fueron desalojados de sus chabolas para dejar paso a El Corte Inglés. Fue el Ayuntamiento el que creó este gueto para que, de forma provisional, se alojaran estos ciudadanos y construyó unas cuadras con tabiquería de bloque para el cierre y plancha de uralita para el tejado. Estas construcciones contaban con una sola división, y tenían un inodoro y un lavabo; no se consideró necesario ni una cocina ni una ducha aunque fuera de agua fría, pues también carecían de calentador, y con unos suministros precarios de agua y de luz. Los resultados son los que todos conocemos. Este tipo de prácticas se llevaron a cabo también en la Suráfrica del apartheid con resultados similares. (Quien presidía en aquel momento la Corporación municipal hoy se postula para Defensor del Pueblo). Resulta sarcástico que, con estos antecedentes, se publicara recientemente que la Justicia había entrado en Penamoa cuando en realidad quien había entrado era la policía.

Frente a los elogios a la intervención de Servicios Sociales en Penamoa consideramos que algo se debió de hacer mal en esta ciudad cuando tenemos más población que vive en asentamientos chabolistas que Vigo, Ourense, Santiago, Lugo, Ferrol y Pontevedra juntas, y que en este momento, y antes de dar por resuelto el problema, quedan muchas cosas por aclarar, como qué pasará con este 80% de familias de Penamoa que habitan en esos pisos normalizados cuando terminen las subvenciones temporales al alquiler o es que éstas van a ser eternas, o en relación a otro de los éxitos del plan de Penamoa, los famosos módulos habitacionales, de los que a día de hoy, por la falta de transparencia, no sabemos ni cuánto costaron, ni si eran alquilados, comprados o prestados, ni cuántos profesionales impartieron clases, ni qué alumnos las recibieron, ni si eran móviles o no... También desconocemos qué clase de bula tiene la Concejalía de Servicios Sociales para que Medio Ambiente le permita, desde el principio de la demolición de las chabolas, dejar tirados in situ los residuos de las planchas de uralita, que contienen amianto, material altamente cancerígeno, poniendo en grave peligro la salud de los ciudadanos que viven en Penamoa y alrededores.

Concejala de Servicios Sociales, proclamar un plazo de año y medio para desmantelar el asentamiento de A Pasaxe no nos parece serio; refleja la visión de este Ayuntamiento de que los planes de erradicación del chabolismo son planes de desmantelamiento o maquillaje en vez de ser planes de inclusión social de las personas, lo que supone un esfuerzo compartido y participado con la ciudadanía en un proceso largo, integral y reposado. De cualquier otra manera en que se actúe con prisas y de forma superficial, el proceso será fallido.

Otro día podemos hablar sobre los barracones de O Portiño, donde su provisionalidad se acerca a los cincuenta años, o de As Rañas donde el equipazo de Servicios Sociales dio una lección de ineficacia en el gasto del dinero de todos.