Considera que lo importante es el servicio que prestará la depuradora a A Coruña y su área metropolitana, por lo que no deja ni un hueco en su cabeza para pensar en que las disputas políticas puedan dejar en punto muerto esta nueva obra que entra en funcionamiento con seis años de retraso. El director general de Emalcsa, Jaime Castiñeira, asegura que será una filial de la empresa municipal que dirige la que se hará cargo de la gestión de la nueva infraestructura de Bens, a pesar de que desconoce todavía cómo se repartirán los gastos que genere.

-¿Qué beneficios traerá la nueva depuradora y cómo cambiará la vida de los vecinos con esta infraestructura?

-No es cambiar, es cumplir con las exigencias de vertidos que se nos marcaron desde Europa en el año 1991 y que los propios coruñeses hemos demandado para poder cumplir con la legislación vigente de cría de moluscos y de calidad de aguas de baño. Hasta la fecha, con las fases de pretratamiento del agua no las cumplíamos. Además, hacemos realidad un objetivo que era prioritario para A Coruña: la construcción de otro emisario, ya que el anterior estaba pegado a la costa y este se introduce en el mar casi hasta un kilómetro, de modo que, el 90% de los residuos depurados sale a una zona de corrientes que diluye el vertido. Lo más importante es que se cumple con el medio ambiente.

-Ya que A Coruña se ha comprometido a gestionar la planta, ¿subirá el recibo del agua ?

-No es el suministro de agua potable lo que, en teoría, puede subir o generar gastos, sino que se presta un nuevo servicio, que es el de la depuración de aguas. El beneficio que tendrá A Coruña es que no será un tercero el que gestione su planta. La pelea que hemos tenido es que fuese la ciudad, vía la empresa municipal de aguas, la que se hiciese cargo de la instalación y pudiese disminuir, en la mayor medida posible, los costes de su gestión. Si el Ayuntamiento no hubiese decidido ponerse al frente de la planta, que podría haberlo hecho, por la nueva ley de aguas, sería la Xunta la encargada de hacerlo y, obviamente, como no tiene los medios necesarios, tendría que haber subcontratado la gestión de la planta a una empresa.

-Pero ¿cuánto le va a costar a los vecinos?

-Lo menos posible; de todas maneras, acabamos de llegar a la planta y aún la estamos poniendo en marcha. Queremos saber todavía cuánto va a costar, antes de dar cualquier cifra o aumento. Tenemos una cosa clara: hasta la fecha, A Coruña tenía un gasto de gestión por el pretratamiento de aguas -incluso de los concellos del área metropolitana- que fue asumido por el Ayuntamiento y que, en ningún momento, perjudicó a los vecinos. En cuanto al nuevo servicio, diría que el importe máximo que siempre vamos a tener es el que ha establecido la Xunta, que es la que, según la nueva ley, puede generar ese recibo, que no es el del agua. Está aprobado lo que la Xunta podría llegar a cobrar si gestionase las explotaciones de las depuradoras y se basa en el coeficiente de vertido y que creo que entrará en vigor a partir de 2012. Lo único que pretendemos hacer es negociar con el Gobierno gallego para que A Coruña no tenga que pagar ese coeficiente de vertido y que, simplemente, sea ella la que gestione su planta y que, al hacer esto, siempre sea menor el importe de la depuradora que el del pago de ese coeficiente.

-¿Cómo traduciría a euros este posible acuerdo?

-Le hemos solicitado a la Xunta el cálculo, pero estamos esperando todavía porque la nueva ley se ha aprobado hace tan solo un mes. A partir de ahora vamos a hacer esos cálculos y a jugar con ellos, pero, en paralelo, pondremos en marcha la planta de depuración de aguas y analizaremos los costes que tiene. Las pocas cifras con las que contamos las estamos empezando a analizar ahora porque nos han entregado una obra y, obviamente, tenemos que coger toda la maquinaria y ver su gasto anual. Va a tener unos costes fijos, de energía eléctrica, por ejemplo, que son los que vamos a tener que intentar rebajar de cualquier forma para que el coste sea el menor posible y, una vez tengamos establecida esa cifra, también tendremos que ver cómo se tratará con los concellos y la Xunta.

-¿No es un poco arriesgado recibir la obra sin haber definido antes los órganos de gestión y el papel de cada administración en la depuradora?

-La cuestión era recibir la planta y querer gestionarla o no. Cualquier servicio que se preste está obviamente financiado por una tasa, canon, etcétera. Estamos hablando de la propia ley de aguas que tiene el canon de vertido establecido y que tiene que ser suficiente para el pago de dicho mantenimiento. En cualquier caso, cuando recibimos A Telva, por ejemplo, los costes no se conocían, pero era un servicio que había que prestar; lo que prima es la depuración de las aguas, no cuánto cuesta. Una vez que tengamos la puesta en marcha, vamos a acceder a ese coste, se hará una ordenanza y, o tiraremos por el canon de la Xunta o, si nos delega esa función, generaremos nosotros nuestra propia tasa para este nuevo servicio. Será entonces el momento en el que tengamos que ver cómo se hace el reparto con los ayuntamientos del área metropolitana que van a cogestionar la planta. No es que quede en precario el pago o que se desconozcan los gastos; es como cualquier elemento, y más en este caso después de una inversión tan importante, con la puesta en marcha hay incertidumbres de costes; son acotadas porque sabemos, más o menos, el personal que puede tener: 30 trabajadores y, como cualquier servicio que arranca, lo que queremos es la seguridad de los costes, no ser incautos a la hora de decir cuánto va a costar. Es un servicio que tenemos que prestar, no sólo por directiva, sino también por conciencia de que tenemos el agua limpia.

-Entonces hasta 2012, cuando sepan los costes reales de la planta, no se ejecutará ningún cambio, bien sea en forma de tasa o de canon.

-En principio sí. Vamos a trabajar este año. La ley de aguas entrará en vigor en 2012, en el caso de Emalcsa y del Concello de A Coruña, las tasas para este ejercicio ya están aprobadas; eso es invariable. Tenemos el margen de este año para hacer todos los cálculos y presentárselos desde Emalcsa a los ayuntamientos y a la Xunta porque está en nuestro trabajo pedir colaboración para que sea el ciudadano el que menos perjudicado salga. Creo que, después de tantos años, salimos todos muy beneficiados de la entrada en funcionamiento de esta planta.

-Con tantos tira y afloja entre el Ayuntamiento y la Xunta, ¿no teme que la depuradora llegue a un punto muerto como tantos otros proyectos de la ciudad?

-Hasta la fecha creo que todos los que hemos estado al frente de las reuniones de la depuradora solo hemos trabajado en positivo porque tenemos claro cuál es el fin. Hasta la fecha no me he encontrado jamás ante ningún punto muerto y estoy seguro de que no lo vamos a encontrar.