Quedan en pie todavía doce chabolas en el asentamiento de Penamoa que, según el Concello, se irán derribando a lo largo de "este mes" porque dependen solo de la orden judicial que autorice a los técnicos del Ayuntamiento a meter la pala excavadora en el poblado. Con el derribo de las siete infraviviendas de ayer, el Concello ha eliminado 152 barracas en las que vivían al menos 80 familias; la mayoría se acogieron al plan de erradicación del chabolismo, sin embargo, otras tres fueron desalojadas por la fuerza, la primera el día 1 de marzo y, otras dos, durante los derribos de ayer.

El Ayuntamiento denunció, una vez que se cerró el plan de integración, a las doce familias que no se habían adherido a este sistema de realojos y que seguían ocupando un suelo de titularidad municipal, por lo que ahora está ejecutando las órdenes de derribo que la Justicia le concede para utilizar los terrenos que le pertenecen. Esa integración, el candidato del BNG a la Alcaldía, Xosé Manuel Carril, no la tiene tan clara como la concejal de Servicios Sociales, Silvia Longueira, a la que acusa de realizar un plan de "asimilación" desapegado de la realidad e instó al Concello a consultar los estudios de Arquitectos sen Fronteiras para conocer el día a día de los chabolistas de la ciudad.

Según la agenda de la concejal de Servicios Sociales, antes de que llegue el próximo mes, el asentamiento chabolista de Penamoa habrá desaparecido. Desde la barrera, al otro lado de la tercera ronda, varios jubilados, veían ayer, el espectáculo del derribo. Ahora resisten doce chabolas, una de ellas, la más grande de las denunciadas por el Concello y desde la que ayer seguía el derribo la primera familia desalojada a la fuerza.