El Concello presentó el corredor verde de Pablo Picasso como su primer gran proyecto de la era Joan Busquets, del nuevo plan general que todavía no ha entrado en vigor y que ni siquiera tiene fecha para su aprobación definitiva. El objetivo: despejar el lugar de vehículos y dar más protagonismo al peatón y al bus. Paradójicamente, es la zona predilecta de los profesores de autoescuela para dar las primeras lecciones a los novatos del volante. En coche particular, salvo que aparezca un autobús en el camino, recorrer esta calle de Elviña son dos minutos -lleva menos tiempo desplazarse desde la conexión de Linares Rivas con Alfonso Molina hasta la fuente de las Pajaritas-. A pie, son siete minutos, solo el doble que en autocar cuando la circulación está despejada.

El tramo más complicado para la circulación se encuentra en las inmediaciones del cruce de Pablo Picasso con la avenida de San Cristóbal: en obras y con una rotonda que facilita el acceso al centro cívico de Elviña. El problema es que, entre la glorieta, el semáforo para acceder a la avenida, que solo hay un carril en cada sentido y las paradas de autobús urbano, el tráfico se apelotona en este punto.

De repente, aparece un bus de la línea 5. Una señal advierte de que debe aminorar su velocidad: "Zona de especial protección peatonal". No se pueden superar los 30 kilómetros por hora, una recomendación que es fácil de cumplir sobre todo por los ocho pasos de cebra -y sus respectivas bandas sonoras y pasos elevados-. En ocasiones, la sensación de viajar en coche es parecida a la estar en PortAventura: los vehículos ponen a prueba sus sistemas de amortiguación.

En la calle Pablo Picasso, en dirección salida de la ciudad -hacia el polígono de A Grela y el barrio de O Birloque-, la acera es más estrecha porque cuenta con un carril bici que nadie utilizó, durante el recorrido realizado por LA OPINIÓN el pasado jueves a las 17.00 horas. Destaca la facilidad de acceso al bus urbano, pues en las paradas existen rampas para minusválidos, un elemento que no se prodiga tanto en otras zonas de la ciudad. Son ochos pasos de peatones y no están repartidos de forma homogénea. De hecho, a la altura de la entrada principal al colegio público Enrique Salgado Torres existen tres pasos de cebra, uno de ellos -poco antes de llegar a la plaza de Casares Quiroga- es el único de toda esta calle regulado por semáforo.

Pablo Picasso es una de las zonas privilegiadas de A Coruña en cuanto a aparcamientos gratuitos -de ahí que sea uno de los lugares preferidos de las autoescuelas-. Se reparten en varias explanadas a ambos lados. El proyecto del corredor verde no supuso un incremento de plazas en este sentido, pues la reforma apenas varió la fisonomía de estos parkings. Sin embargo, no es el primer conductor que tiene problemas para acceder a los puntos adyacentes a Pablo Picasso: los bolardos que bordean la carretera son grises, de un tono similar al enlosado de las nuevas aceras.

Finalizar el itinerario por el corredor verde es finalizar la zona especial de protección para peatones. Los 50 kilómetros por hora regresan a la carretera y los conductores pueden de nuevo pisar el acelerador con más soltura.