“UN NUEVO RUMBO PARA LA CIUDAD”

Presidente de la Xunta, Delegado del Gobierno, miembros del Gobierno de la Xunta, ex Presidentes de la Xunta, ex alcaldes de la ciudad, Hijos Predilectos, Excelentísimas e Ilustrísimas Autoridades, Ilustrísimos miembros de la Corporación; señor Secretario de la Corporación; señoras y señores:

Quiero que mis primeras palabras como nuevo Alcalde de la Ciudad de La Coruña tengan como destinatarios a los miles de coruñeses que a día de hoy están atravesando por momentos de dificultad.

Soy plenamente consciente de que estas palabras en modo alguno aliviarán su preocupación, pero precisamente por ello, como primera autoridad municipal, es mi deber dirigirme a ellos, y decirles que desde este mismo momento, mi labor, la de mi equipo de gobierno, y estoy seguro que la de toda la corporación municipal, estarán encaminadas a lograr que más pronto que tarde, recuperen la esperanza y la ilusión por un futuro mejor.

Quiero agradecer a todos los que nos acompañáis hoy aquí vuestra presencia y especialmente es un honor contar en este salón de plenos con personas que me han precedido en este sillón como José Manuel Liaño Flores, Jaime Hervada Fernández-España, Berta Tapia y Joaquín López Menéndez.

Quiero también dirigirme a mi antecesor en el cargo, Javier Losada, y a quien a su vez le precedió durante veintitrés años como regidor, Francisco Vázquez.

Sé que durante mucho tiempo, en ocasiones, hemos mantenido posiciones confrontadas, cuando no diametralmente opuestas, en cuanto al modelo de ciudad que cada uno de nosotros, democrática y legítimamente, hemos defendido. Pero no por ello es menos cierto que en el fondo de vuestra acción política, pervivió siempre un amor por esta ciudad, a la que tantos años de vuestra vida habéis dedicado. Digno es reconocerlo, y así quiero expresarlo hoy públicamente.

Quiero dar las gracias también a mi madre, a mi hermana, a mis amigos y, en especial, a mi hija, a quienes no he podido dedicar todo el tiempo que hubiese querido. Ellos entienden mi compromiso con esta ciudad, y son mi principal apoyo. Les pido hoy que sigan ayudándome ante el mayor reto de mi vida: Ser el Alcalde de La Coruña.

Y por supuesto, quiero agradecer de corazón a los más de 119.000 coruñeses que el pasado 22 de mayo acudieron a las urnas, ejerciendo su derecho constitucional de elegir a quien en los próximos cuatro años ha de regir los destinos de la ciudad.

Quiero mostrar mi agradecimiento a todos a los que me habéis votado, a los que están expectantes sobre la labor que vamos a desarrollar y a los que hubieran preferido a otro candidato. A todos, muchas gracias por vuestro respeto y por permitir que una persona como yo se sienta profundamente emocionado ante la responsabilidad y el reto de poder ser el alcalde de nuestra ciudad.

El pasado 22 de mayo muchos coruñeses votaron a la formación política que tuve el honor de encabezar. Otros no lo hicieron, pero en todos nosotros subyace el unánime deseo de construir una ciudad más próspera, moderna y solidaria. Una Coruña en donde tengan espacio y cabida todas las personas que aquí quieran vivir. Una Coruña donde nadie sea forastero. Una Coruña de vanguardia y, a la vez, orgullosa de sus tradiciones. A todos os doy las gracias, y ante todos me comprometo humildemente a trabajar, dando siempre lo mejor de mí, y esperando que los aciertos iluminen más mi trayectoria que los errores que pueda cometer.

Me puedo equivocar, pero soy una persona que me gusta escuchar antes de tomar decisiones. Que no actúa a base de impulsos, que no se queda en las palabras, que analiza los hechos, los gestos y las motivaciones profundas, que sabe que la desesperanza y la queja sólo conducen al fracaso. Pero ante todo, soy una persona que quiere hacer felices a los coruñeses. Ese es mi principal objetivo.

Queridos amigos y amigas,

Como muchos de vosotros sabréis, soy un orgulloso hijo de la emigración. Sin embargo, puedo afirmar, con no menos orgullo, que soy gallego y coruñés por los cuatro costados. Mi familia y yo nos trasladamos a esta ciudad cuando yo apenas contaba con tres años de edad. Crecí jugando en los barrios de Monte Alto, Orzán y Santa Margarita.

He asistido, unas veces como protagonista, otras como mero espectador, a la transformación de esta ciudad. Una transformación a veces pausada y silenciosa, otras veces vertiginosa y sin darnos apenas tiempo a reaccionar.

He comprobado cómo sus gentes han acompasado el ritmo de sus vidas al palpitar de una urbe que no ha dejado nunca de cambiar. Y sin embargo, hay algo que persiste incólume al paso del tiempo: El carácter intrépido y abierto, a veces osado, de nuestra ciudad. Ese carácter cosmopolita se ha ido moldeando al paso de 2000 años de historia, cuando La Coruña era, nada más y nada menos, la romana tierra de Brigantium.

Un carácter definido con el trazo grueso de la orografía que nos da forma, con el suave bramar de los vientos que resuenan en nuestras murallas, y con el incesante lacrimal de los cielos que ha nutrido de vida nuestra tierra dando color a la ciudad.

Un carácter acentuado por nuestra infinita devoción al mar. Con ese inmenso Océano, que encuentra reflejo en la faz acristalada de la ciudad. Ese Atlántico al que tanto debemos, y que a veces tanto nos ha quitado, que baña nuestras costas y puertos, que nos surte de alimentos y de trabajo a la vez que de pasión. Ese inmenso mar al que cada noche, desde hace siglos, enviamos una luz de esperanza y de humanidad desde nuestra Torre de Hércules.

Somos una ciudad de cultura, de artes y de ciencias, de ilustración. De nuestras rúas salieron algunas de las mentes más brillantes de esta tierra nuestra a la que llamamos Galicia y España por igual. A las dos les entregamos nuestras mejores gentes, novelistas como Emilia Pardo Bazán, Wenceslao Fernández Flórez o Francisca Herrera Garrido, intelectuales como Salvador de Madariaga, historiadores como Ramón Menéndez Pidal, políticos como Eduardo Dato o Santiago Casares Quiroga, Presidente de la República, médicos como Roberto Novoa Santos, empresarios como Pedro Barrié de la Maza, investigadores como Luis Freire García, o simples genios como Ramón de la Sagra y Peris. Alcaldes como Alfonso Molina, que pasará a la historia por ser el artífice de la transformación mas grande que ha experimentado La Coruña. Fue un alcalde popular, hizo y trabajó mucho por la ciudad que amaba tanto y logró que los coruñeses recuperasen la ilusión.

De todos ellos tenemos un poco, de todos ellos aprendimos, y son el espejo donde nos debemos mirar.

También somos una ciudad caracterizada por el espíritu aguerrido e impetuoso de sus gentes. En la mente de todos permanece la Batalla de Elviña, cuando el pueblo defendió con coraje su independencia, y con ella, la de toda la Nación, o la defensa de la Constitución Liberal de 1812. Sir John Moore, o Don Juan Díaz Porlier, son sólo dos ejemplos de cómo la ciudad ha sabido reconocer a sus próceres de la Libertad, aun cuando no hubiesen nacido aquí, pero donde reposan.

Pero sin duda, si alguien ha reflejado nuestra indómita personalidad, es la figura de quien hoy preside y da nombre a la plaza en la que nos encontramos. Con su efigie en lo alto del pedestal, María Pita nos recuerda que hasta el más humilde de los mortales está llamado a grandiosos actos de heroicidad. Con su coraje y su bravura, lideró a todo un pueblo, le insufló valor, y lo llevó hacia la victoria.

Su semblante pervive hoy entre nosotros, cuatrocientos veintidós años después, como inmortal ejemplo de lo que un pueblo puede hacer cuando en él habita la resolución.

Pues bien amigos. Es esa resolución a la que apelo hoy nuevamente, para recordar a todos los coruñeses que os tempos son chegados, y que no importa cuántas dificultades tengamos que afrontar, porque si nos mantenemos unidos, si permanecemos resueltos, no habrá nada que no podamos lograr.

Atravesamos tiempos convulsos, momentos de dificultad. Durante estos años, he podido comprobarlo de primera mano, recorriendo todos nuestros barrios, escuchando a gentes de toda condición y lugar. Todos somos conscientes de que la situación que atraviesa España y, obviamente La Coruña es complicada. Pero eso no significa que el presente nos impida conquistar un futuro mejor. Tendremos que esforzarnos, ser más creativos, imaginativos y perseverantes para superar las dificultades.

Llevo muchos años trabajando y he aprendido que nunca se progresa si hay conformismo. Sólo avanzaremos si somos capaces de lograr que todos los coruñeses se sientan motivados, ilusionados y partícipes de un proyecto común, que en este caso tiene un nombre: La Coruña.

Nunca he practicado el resentimiento. Educar en el resentimiento es educar en la intolerancia, en la falta de generosidad y en la ausencia de valores. Y yo jamás podría trabajar sin valores, sin el respeto a los principios que favorecen la justicia, la convivencia, la libertad, la solidaridad y la generosidad; esa generosidad que nos permite ser más flexibles, más cercanos y, por qué no decirlo, más humanos.

Amigos y amigas:

He hablado con muchas de las más de 21.000 personas que hoy no tienen un trabajo en nuestra ciudad, y se ven obligados a subsistir con prestaciones sociales y con la ayuda familiar, que se ha convertido en la última red de supervivencia para evitar el tránsito desde la pobreza hacia la marginalidad. También conozco la existencia de esta cara de la moneda, la más oculta pero probablemente la más doliente de cuantas tiene esta ciudad. Son el rostro de las personas que por un motivo u otro, o por la suma de todos ellos, han quedado al margen de la sociedad. Nos cruzamos con ellos a diario, pero no alcanzamos a ver su soledad.

Y no estoy hablando sólo de los que no tienen un lugar al que llamar casa. También hablo de los mayores que no tienen por compañía más que las cuatro paredes de su hogar. Y también hablo de los jóvenes que no atisban a ver en su futuro un motivo para seguir formándose y para seguir luchando. Y también hablo de los inmigrantes, que han venido a ganarse dignamente la vida a nuestra ciudad, pero que por culpa de unos pocos, se ven sometidos a un injusto y permanente escrutinio bajo el yugo de la desigualdad y el prejuicio.

A todos ellos quiero hoy decirles que también seré su Alcalde. Que también seré su vecino, su compañero de fatigas, y que mi compromiso no es otro que trabajar por su bienestar. Porque quiero dejarlo bien claro que, mientras yo sea Alcalde, no habrá respiro para la injusticia social, como tampoco lo habrá para los motivos y circunstancias que la provocan.

Quiero garantizarles que no escatimaré ningún esfuerzo en mi trabajo, y que asumo desde ya los sacrificios y renuncias personales inherentes a quien debe dedicarse a su ciudad 24 horas al día y 7 días a la semana. Mi compromiso es dar lo mejor de mí en esta andadura que hoy inicio, y el exigir idéntica entrega a todo el Gobierno Municipal.

Y también quiero dirigirme a los audaces, a los emprendedores, a los que habiendo puesto su futuro en juego, han logrado prosperar. Ellos contribuyen a la riqueza de este pueblo. Con su esfuerzo, no sólo dan trabajo a miles de ciudadanos, sino que crean las sinergias necesarias para avanzar. Son una parte fundamental de nuestro empeño colectivo por salir adelante, y desde luego aquí encontrarán un gobierno dispuesto a brindarles el apoyo necesario para seguir generando empleo y bienestar.

También estoy convencido de que el comercio local, el de toda la vida, tiene futuro. Un futuro que garantiza la vida en nuestras calles, el intercambio social, la convivencia y una parte de nuestra identidad coruñesa de personas abiertas, de calles humanas y de un lugar para vivir y para visitar. Centraremos nuestro esfuerzo en todos aquellos proyectos que generen oportunidades para mejorar la calidad de vida de nuestra ciudad y también de nuestra área metropolitana. Porque esta ciudad es la cabecera de la comarca de mayor peso económico, industrial y poblacional de Galicia. Por eso no voy a actuar desde el localismo, ni desde la estrechez de miras. Sino desde una visión de progreso de una ciudad que conoce su papel en Galicia y que quiere poner todo su potencial al servicio de la mejora común de nuestra comunidad.

Por eso, amigas y amigos, quiero que mi mandato como Alcalde, sea el mandato del progreso y el bienestar social. No quiero una ciudad inmóvil, inerte, ajena a la injusticia social. Quiero una ciudad firme, combativa y solidaria. Una ciudad próspera, que trabaje por la innovación, por la creación de empleo, por la cultura, por la educación, por la igualdad de oportunidades y por la protección de los más débiles.

Quiero una ciudad donde convivan y se complementen todas las caras de un prisma multidisciplinar. Un prisma formado por los empresarios, por los trabajadores, por los jóvenes, por los mayores, por los que son de aquí y por los que viven aquí, por los que prosperan en sus negocios, por los que no tienen de momento nada para prosperar, por los que dedican su vida al trabajo, y por los que trabajan para dedicar su vida a los demás. Quiero que todas esas caras del prisma confluyan en una única dirección, que será la del progreso, la solidaridad, la vanguardia y el bienestar. Deseo que la vida en La Coruña sea próspera y feliz. Sé que se puede conseguir.

Para ello no es que sólo confíe en mis capacidades como gobernante, es que confío en las capacidades de la sociedad coruñesa. Porque solo una sociedad fuerte, dinámica, flexible e inconformista puede hacer que esta ciudad recupere el compás de los tiempos, y se mueva hacia un futuro con mayores cotas de libertad individual, autonomía personal, prosperidad y bienestar general.

Y para eso necesitamos gobiernos sólidos, cohesionados, con las ideas firmes y los objetivos claros. Este gobierno municipal que desde hoy me honro en presidir, no está aquí para crear más problemas. Esta para solucionar los que ya hay, y anticiparse y adaptarse a los cambios que requiere una sociedad moderna, para volver a ser una ciudad de vanguardia.

No seremos un gobierno que dirija a la sociedad. Seremos un gobierno que trabaje para la sociedad. Porque toda nuestra legitimidad descansa sobre el noble principio de que es la sociedad quien debe liderarnos en la senda del cambio y el progreso. Nosotros sólo estamos para desbrozar la maleza del camino, y asegurarnos que nadie se quede atrás.

Sois vosotros, coruñeses, los que debéis liderar el cambio. Y liderar ese cambio exige ser algo más que espectadores de la política. Exige la implicación en los asuntos cotidianos de nuestra ciudad. Por ello, tanto el nuevo alcalde como todo su equipo, siempre estaremos a vuestra disposición para escuchar y os pido que me sigáis contando todo aquello que os inquiete, como durante estos últimos años, con espontaneidad. Porque yo tengo un trato con vosotros: escuchar siempre a mis vecinos, los mejores asesores que un alcalde puede tener.

Otros tendrían miedo a pediros que asumierais este compromiso. Yo no. Porque confío en vuestras capacidades, en vuestras aptitudes, y porque os veo a diario trabajar. Os veo levantaros por la mañana temprano, cuando todavía no ha salido el sol, para acudir a vuestros trabajos, a abrir vuestros negocios, a darle vida y luz a esta ciudad. Y veo a muchas madres, afortunadamente cada vez más padres también, que además de vuestras responsabilidades profesionales, sois capaces de mantener un hogar, de cuidar de vuestros hijos, de enseñarles con el ejemplo todo lo que una persona es capaz de hacer cuando está en juego lo que más quiere. Y veo a nuestras gentes del mar. Ellos forman parte indivisible de la esencia de la ciudad. Son el mejor exponente del carácter de nuestro pueblo, y a ellos debemos gran parte de lo que hoy somos. Nos han legado el espíritu indomable de los que luchan contra la fuerza de la naturaleza, de los que nunca se rinden y de los que cada día se enfrentan a nuevos retos.

Amigas e amigos

Quero recuperar nesta intervención as palabras recollidas nun vello conto que lembrou Manuel Lugrís no primeiro discurso en galego impartido en Betanzos o 6 de outubro de 1907. "Dixo o vello petrucio aos seus nove fillos que unha vara soa é fácil de romper pero todas xuntas non hai que as dobre". Eu estou convencido de que levar un Concello é unha labor de equipo. Unha persoa soa non é máis que un gran que non fai montaña. A unión de moitos grans é o que constrúe, o que levanta un gran edificio e eu quero que sexa así. Dende agora digo que vou contar con todos, quero contar con todos. A Coruña non vai a se-lo proxecto en solitario de Carlos Negreira ou do PP, quero e aspiro a que sexa un proxecto de cidade de todas e tódolos que amamos a esta cidade.

Durante gran parte da pasada campaña electoral, falei da miña visión de cidade e do meu equipo. Da Coruña 20&20, ese gran proxecto para que os coruñeses recuperen o protagonismo e o liderado.

Agora, ese compromiso electoral é un compromiso de Goberno. É un compromiso que asumo persoalmente como Alcalde, e que estou decidido a impulsar. Porque creo nel, e porque sei que os coruñeses cren nel.

Co proxecto 20&20, eixo sobre o que gravitará toda a acción de goberno do Concello, sentaremo-las bases para que A Coruña poida crecer económica e socialmente nos vindeiros anos. Unhas bases asentadas no desenvolvemento sostible, a través da creación de programas que prioricen o crecemento económico e a xeración de emprego, dentro dun entorno socialmente responsable, e procurando sempre maiores cotas de benestar e prosperidade.

Este proxecto baséase en tres premisas fundamentais. Será austero nas formas, responsable na súa execución, e moi ambicioso na súa proxección. Isto é así porque partimos da firme crenza de que é o que a cidade precisa e os coruñeses reclaman. Porque sabemos que só as cidades que evolucionan e se adaptan ao momento e ás circunstancias serán capaces de progresar. Porque, nestes tempos sucede o que dixo Marío Benedetti, "Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas". Hai que evolucionar e para iso sabemos que só os gobernos austeros, serios, transparentes e responsables están capacitados para facer do cambio unha realidade.

Pola nosa banda, temos as metas claras, e sabemos o que hai que facer para converti-la nosa cidade nun modelo de referencia. Por iso imos a aplica-la fórmula que xa empregan outras cidades que transcorren pola senda do éxito; unha fórmula baseada no bo goberno, na diversificación da actividade económica e na inversión en formación e en educación, cunha ollada especial cara a Universidade de A Coruña como eixo vertebrador do impulso da investigación, o desenvolvemento e a innovación.

Todo isto farémolo sempre baixo un permanente exercicio de tolerancia, respecto, diálogo e sobre todo moita humildade. Farémolo así porque é o que nos corresponde, e porque cremos que é como se debe facer.

Amigas y amigos

Los ciudadanos son nuestra prioridad. Son la prioridad de nuestras prioridades. Todo lo haremos contando con ellos, porque trabajamos para ellos. Pero para que los ciudadanos puedan ser políticamente activos y comprometidos con la transformación de nuestra ciudad, sabemos que antes necesitan encontrarse liberados de la pesada carga que supone sobrevivir a base de programas de ayuda social, que lejos de dignificar al hombre, lo condenan a un permanente estado de sumisión. Nosotros no queremos eso.

Queremos ciudadanos libres, ciudadanos trabajadores, ciudadanos emprendedores, ciudadanos que en ningún caso dependan de una presunta benevolencia institucional. Eso no es política social. Eso es injusticia social.

Pero detrás de cada persona hay una historia, hay una vida. Hay sueños y anhelos rotos por el paro, la pobreza y la desigualdad. Hay familias enteras condenadas a subsistir con lo básico, a veces ni eso, y hay niños cuyo futuro inmediato no está en las escuelas, que es donde deberían estar. No podemos consentir eso. No consentiremos la injusticia social.

Por eso quiero dejar bien claro que la principal, la más importante política social, será la creación de empleo. Seremos infatigables en la lucha contra el paro. Porque sabemos que el paro genera exclusión, y la exclusión alimenta a su vez el desempleo porque rompe la cohesión social, incita al egoísmo, y hunde a los ciudadanos en la pobreza.

Y a todos aquellos que pese a intentarlo, por una razón u otra, no puedan trabajar, les decimos que no les dejaremos solos. No permitiremos que nadie se quede en la cuneta de la sociedad. Buscaremos las segundas oportunidades, y donde no las haya, redoblaremos nuestra acción social.

Por eso nuestro plan de Austeridad será el mejor aliciente, pondremos coto a los gastos innecesarios, y dedicaremos el ahorro logrado a incrementar y mejorar los recursos destinados al gasto social. Este no es momento de proyectos faraónicos sino el momento de priorizar esfuerzos para atender a las necesidades más urgentes.

Esto supone no solo actualizar las inversiones necesarias en nuestros barrios, algunos de ellos muy necesitados. Sino que supone también ampliar la red de equipamientos sociales de la ciudad, de escuelas infantiles, de potenciar el programa de talón-restaurante, la ayuda a domicilio o la teleasistencia entre otros.

No se trata de gastar más, se trata de gastar mejor. El problema no es sólo la cantidad de recursos destinados a la política social, el problema es cómo están asignados y distribuidos esos recursos. Y precisamente porque lo que queremos es mejorar los servicios sociales, desarrollaremos un ambicioso Plan de Calidad que nos permita realizar una evaluación constante de la prestación de la política social. La revisaremos a fondo, y la pondremos a punto para que sea más eficaz, y para que llegue a quien realmente la necesita.

Por supuesto no descuidaremos la atención al deporte porque es un elemento fundamental para cuidar la salud de nuestros niños y jóvenes, y para transmitirles valores humanos tan esenciales como el esfuerzo, la capacidad, la superación, el trabajo en equipo y la solidaridad. El Ayuntamiento, conjuntamente con las entidades deportivas de la ciudad, debemos hacer un mayor esfuerzo para impulsar el deporte de base, ofreciendo a nuestros ciudadanos, jóvenes y no tan jóvenes, espacios y entornos adecuados para la práctica deportiva y la traslación de esos valores de esfuerzo y de trabajo en equipo, que son inherentes al modelo de sociedad que defendemos.

No puedo dejar de mencionar que este año hemos sufrido mucho con el Deportivo, insigne equipo de nuestra ciudad. Pero los coruñeses sabemos mejor que nadie cómo convertir las penas en alegrías. Estoy seguro de que estaremos la próxima temporada en Cuatro Caminos celebrando el ascenso. Y estoy seguro que con la afición de primera que tiene esta ciudad, el próximo año volveremos a tener al Deportivo en primera.

Y quiero aprovechar para dirigir un mensaje muy claro a los jóvenes. A los que hoy se muestran desencantados con el sistema y con los políticos, a los que piensan que nunca encontrarán una oportunidad para progresar. A todos ellos quiero decirles que son parte esencial de nuestra sociedad. Y aquí tendréis un Alcalde y un Gobierno Municipal que cree en vosotros, en vuestro potencial, en vuestro talento creativo, innovador y emprendedor.

Porque no quiero una juventud de mínimos, que se vea permanentemente condenada a vivir de sus padres, de las ayudas y de la prestación social. . Quiero una juventud de máximos, que encuentre las oportunidades que se merece, pero no porque nosotros se las hayamos dado, sino porque ellos mismos se la han ganado con su esfuerzo y su trabajo. Porque es suya, porque les corresponde, y porque nadie tiene la legitimidad para decirles cómo han de vivir, sino que es su derecho poder realizar su proyecto vital en libertad.

Haremos todo lo que esté en nuestras manos para poner a vuestra disposición los medios y herramientas que necesitáis para llegar a ser lo que queráis ser. No nos importa si queréis ser mecánicos, marineros, o científicos, si queréis ser albañiles, deportistas o médicos. Lo que nos importa es que, en lo que quiera que hagáis, tratéis de ser los mejores, que tengáis una educación de calidad y en libertad, una educación basada en el esfuerzo, el mérito y la excelencia, y que donde quiera que vayáis, seáis reconocidos por vuestra competencia.

Y cuando algo no funcione, y sea algo que nosotros podamos remediar, aquí estaremos, para escucharos y tratar de ponerle solución.

Queridas amigas y amigos.

No quiero extenderme más. Estas palabras no fueron pensadas para desgranar toda la acción de gobierno que pretendemos llevar a cabo durante este mandato, sino para exponer mi visión de lo que deben ser estos próximos 4 años, una vez que me habéis elegido mayoritariamente, para ser vuestro alcalde. No olvidéis que deseo ser un buen alcalde para los que me votasteis y para los que no, quiero escuchar, con humildad, a todos desde la libertad y el respeto.

De alguien aprendí en su día que la política era el oficio más noble al que un ciudadano podía aspirar. Lo aprendí de una persona a la que admiro profundamente y que ha sido mi maestro. Hoy desde aquí quiero agradecerle y profesarle mi más profundo respeto a José Manuel Romay Becaría, muchas gracias querido Romay. También quiero agradecer a mi querido presidente Alberto Núñez Feijóo, que también nos acompaña en este salón de plenos, su apoyo incondicional al entender que no podía acompañarle en la difícil tarea de gobernar Galicia porque me debía en cuerpo y alma a mi ciudad.

Asumo esta vocación de servicio a los demás y decir que pese a los errores que hayamos cometido en el pasado o que podamos cometer en el futuro, pese a todo ello, la política sigue siendo ese noble ideal de trabajar por tus iguales, cuidar de sus desvelos, y poner remedio a la necesidad. Como sentenció Wiston Churchill, "no tiene sentido decir que lo hacemos lo mejor que podemos. Tenemos que lograr hacer lo que es necesario".

Hoy he sido elegido, conjuntamente con otros 26 concejales, para dar representación al mandato ciudadano expresado en las urnas el pasado 22 de mayo. Y es cierto que he sido honrado con la inmensa distinción de ser su nuevo Alcalde, pero en ningún caso olvido que sólo soy uno más. Uno más de estos 27 hombres y mujeres a los que el pueblo nos exige compromiso, unidad y dedicación. Y a vosotros me dirijo para invitaros a que os suméis a este proyecto, para que, salvando las diferencias, podamos establecer una sana y próspera cooperación. Hay muchas cosas que nos separan, pero son muchas más las que nos unen. Centrémonos en eso, y habremos marcado el inicio del camino correcto.

Me gusta mucho estar con la gente, y estoy convencido de que el intercambio de opiniones es la mejor fuente del conocimiento.

Por eso, no voy a aislarme, no me quedaré sentado en el despacho, va en contra de mi forma de ser, pero además sería un error imperdonable. Me perdería la conexión con vosotros, con la gente real, con la que sufre las dificultades, con la que aporta ideas de mejora y expone sus quejas con naturalidad. No quiero defraudaros: no soy una persona excepcional, soy una persona normal y soy un ser humano con principios, acostumbrado a superar las dificultades, a trabajar con coraje y con decisión. Nadie me ha regalado nada, pero el destino me ha concedido el mayor honor que jamás pude imaginar, ser vuestro alcalde, vuestro servidor.

Hoy quiero ser Alcalde de una ciudad abierta, transparente y dialogante. Una ciudad entroncada con los más altos valores e ideales de Occidente, pero que no son en modo alguno imposición, sino al contrario, símbolo del permanente respeto por la diversidad. Una ciudad que no pregunta de dónde vienes, sino hacia dónde vas. Una ciudad, en definitiva, forjada al calor de la historia, depositaria de un legado ancestral, y aquilatada por el genio transformador de sus ciudadanos.

Hoy, bajo la atenta mirada de María Pita, ejemplo del coraje y valor de los coruñeses, bajo la universal grandiosidad de nuestra Torre de Hércules, vigía y faro de nuestros destinos, hoy prometo que daré todo de mi, que sacaré la energía necesaria de lo más profundo de mi alma, para lograr que esta ciudad recupere el impulso, el dinamismo y la vanguardia que sus gentes se merecen.

Hoy soplan aires de cambio en La Coruña. Fijemos el rumbo, enderecemos el timón, y pongámonos todos, yo el primero, a remar juntos hacia el progreso, el bienestar y la prosperidad.

Alguien dijo: "La felicidad es sentir el abrazo amigo de la vida". Desde lo más profundo de mi corazón, GRACIAS, y un abrazo amigo a todos vosotros, mujeres y hombres de La Coruña.