Desde el momento en que el Ayuntamiento coruñés implantó el carril bus, hace ya casi tres años, los ciudadanos que se oponen a la existencia de este sistema para la circulación del transporte público criticaron que se hubiera instalado en calles que consideran estrechas y propusieron que se trasladara a avenidas con una mayor anchura, de forma que no se redujeran ni el espacio para estacionar ni los viales para circular.

En aquel momento, el Gobierno local explicó que la reserva de un espacio para el paso de los autobuses estaba motivada por la presencia constante de vehículos en doble fila que bloqueaban a los autobuses y que el carril bus era la única solución para acabar con esa práctica irregular. Tal argumento no convenció a quienes rechazan que una parte de la calzada sea exclusiva para vehículos como el bus o el taxi, quienes insisten en que las ciudades que disponen de este sistema lo utilizan sólo en calles de una gran anchura para no perjudicar a los comerciantes ni a los automovilistas.

Los argumentos de quienes rechazan el carril bus son la base del Partido Popular coruñés para incluir en su programa electoral y entre sus objetivos ahora en el Gobierno local la supresión de este sistema, que sus compañeros de partido en Madrid no sólo han mantenido sino que además han ampliado durante sus 20 años de gobierno en la capital española.

Lo que en A Coruña parece una novedad, aunque ya a finales de los ochenta existió en la calle San Andrés y fue suprimido por las obras de construcción del paseo marítimo, en Madrid se remonta al año 1966. En aquella época, la calle de Alcalá, una amplia avenida, fue la escogida para poner en marcha el carril bus, aunque en la actualidad una buena parte de los 90,7 kilómetros de calles que recorre tienen la misma anchura que las coruñesas de Federico Tapia, Francisco Mariño, San Andrés o San Juan, ya que únicamente cuentan con espacio para un sentido de la circulación, para el aparcamiento en un margen y para el paso de los autobuses y taxis.

Así sucede en vías como Guzmán el Bueno, Fernando el Católico y Fernández de los Ríos, en el barrio de Moncloa, uno de los más céntricos y distinguidos de la capital española, así como en la calle Francos Rodríguez, una de las más transitadas del barrio de Tetuán. Al igual que en A Coruña, todos los tramos del carril bus se sitúan en el lado derecho de la calle, sin que nadie haya protestado por este hecho, que aquí ha generado quejas entre los comerciantes porque las puertas laterales de los vehículos de carga se encuentran a la derecha, lo que les obliga a introducir y extraer la mercancía hacia la calzada.

También se ha criticado en A Coruña la instalación de barreras de separación en el pavimento entre los carriles para el tráfico en general y el reservado al transporte público, ya que se califican de antiestéticas, así como de peligrosas en caso de una emergencia. La experiencia de Madrid también es reveladora en este caso, ya que en los años sesenta allí se optó en primer lugar por señalar el carril sólo con una línea blanca, pero la continua entrada de vehículos no autorizados hizo que poco después se colocaran toda clase de elementos para impedir su paso, hasta la reciente instalación de las mismas aletas de tiburón colocadas en A Coruña.

Este mismo problema hizo que también se extendiera el horario de uso del carril bus a todo el día, ya que inicialmente había momentos en los que podían pasar todos los vehículos, lo que rebate el argumento de quienes defienden que pueda circularse por él cuando no hay transporte público.