Solo cuatro líneas del servicio de autobuses urbanos de la ciudad registran frecuencias inferiores a los quince minutos. Por el contrario, la ejecutada por el doble de itinerarios supera los veinte minutos. El Plan de Movilidad elaborado por la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, que dirige el ingeniero Salvador Rueda, por encargo del anterior Gobierno local, propone una replanteación del sistema de transporte público coruñés en el que sitúa la disminución de las frecuencias de los buses de la Compañía de Tranvías, las cuales describe como "excesivamente elevadas", como uno de los pilares básicos para desencadenar "una migración de los desplazamientos en vehículo privado hacia modos de transporte más sostenibles, rápidos y eficientes".

El estudio plantea una red de transporte con 16 líneas de autobús frente a las 22 que existen en la actualidad. "Es básico rediseñar la red de bus urbano, pensada y diseñada como una suma de líneas redundantes en el centro urbano", subraya el documento, que propone "un nuevo diseño que repiense el sistema de bus urbano más como una red que como una suma de líneas". Para lograrlo, además de crear unos itinerarios "más operativos", la iniciativa reduce sus frecuencias hasta alcanzar una media de 20,2 minutos -incluye 8 líneas con frecuencias menores a los 15 minutos, una de ellas de 3 minutos-, frente a la de 24,6 que alcanza el servicio vigente. Además, indica, si se incrementan seis vehículos a la flota existente, alcanzando las 94 unidades, dicha media podría reducirse hasta los 19,8 minutos.

La futura estación intermodal de San Cristóbal es uno de los puntos clave. "Al pasar la mayoría de líneas de autobús, tren y el futurible tranvía, (la intermodal) sería la pieza que engranaría todo el sistema de transporte público", indica la Agencia de Ecología Urbana. Además, prosigue, los recorridos de la nueva red discurrirían por las vías "básicas" de la ciudad, adoptando una estructura en base a ejes "lo más horizontales y verticales posible", interconectados entre sí por una línea circular; todo ello, destaca el estudio, "supeditado a la morfología del tejido urbano".

Este nuevo diseño, con un itinerario circular que complementa a los verticales y horizontales, tiene, en opinión del equipo de Salvador Rueda, "un gran valor añadido" que, argumentan los profesionales, se basa en "llegar a la máxima simplificación del sistema, facilitando la legibilidad de la red y posibilitando la conexión de dos puntos cualesquiera de la ciudad al realizar no más de un intercambio dentro de la propia red".

Otro de los recursos propuestos para pasar de "una suma de líneas" a un "verdadero modelo de movilidad sostenible" es una modificación del sistema de paradas de autobús. "Que dejen de ser meros puntos de carga y descarga de pasajeros para convertirse en nodos de información de acceso a la ciudad y a sus servicios" es la idea. Para lograrlo, el documento establece que las marquesinas actuales combinarían sus funciones básicas de protección con otras ligadas a las nuevas tecnologías y equipadas con placas fotovoltaicas que las convertirían "en verdaderas e-info-terminales que proporcionen información útil". Dicha información, avanza también el estudio, estaría centrada en los posibles recorridos, la localización de los vehículos en tiempo real, tiempos de transbordo, el estado del tráfico, alquiler de bicicletas "u otros servicios urbanos disponibles en el entorno de la parada".

Con la implantación de la nueva red, el plan subraya que "se gana eficiencia y eficacia". En este sentido, el documento revela que "se rebajan las frecuencias de los servicios, se evitan retranqueos excesivos de las líneas y se redistribuyen las paradas"; todo esto con la meta final de reducir el uso del vehículo privado y el objetivo, a corto plazo, de aumentar la velocidad comercial de los autobuses "sin que ello repercuta negativamente sobre la cobertura poblacional".