Las especiales características de los barrios de Ciudad Vieja y Pescadería llevan al equipo autor del Plan de Movilidad, la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, a proponer que se conviertan en la supermanzana piloto de este proyecto, con el fin de experimentar en sus calles el sistema de gestión del tráfico que pretende reducir de forma sustancial el paso de vehículos por los viales interiores de cada una de las zonas en que se dividiría el municipio.

La supermanzana, aplicada ya por los autores del plan en ciudades como Barcelona y Vitoria, es el principal instrumento que se incluye en el proyecto para la reordenación del tráfico, ya que establece que los vehículos que circulen por un barrio con dirección a otro deberán utilizar las calles exteriores, mientras que las interiores quedarán reservadas para los peatones y para los vehículos de todo tipo de servicios y los de los residentes, que tendrán la velocidad limitada a 10 kilómetros por hora.

En este modelo, las calles perderían su actual fisonomía, ya que las aceras desaparecerían para quedar toda el pavimento a la misma altura, lo que ya ocurre en numerosas vías de la Ciudad Vieja y en las que han sido reformadas recientemente en la zona del Orzán, de forma que pasarían a contar con lo que se denomina como plataforma única. Uno de los logros de este sistema, de acuerdo con el plan, sería una notable extensión de los viales aptos para el paso de las bicicletas, muy limitados en el casco urbano coruñés.

La importante restricción del tráfico que implica la aplicación de este modelo permite, según la Agencia de Ecología Urbana, ganar espacio "para desarrollar usos y funciones de la vida ciudadana", entre los que se mencionan el paseo, el ocio, las fiestas populares o la estancia en la vía pública. Otras ventajas que proporcionaría serían la reducción de la contaminación y el ruido, así como la mejora del diseño urbano en aspectos como la habitabilidad y el confort lumínico, acústico y térmico.

Los datos del Plan de Movilidad acerca de la supermanzana del casco histórico revelan que su densidad de población varía desde los 100 a los 300 habitantes por hectárea, aunque en algunos puntos se alcanzan los 500. Otras cifras destacadas son que 30% de los residentes son mayores de 65 años y que el número de personas menores de 25 años es muy reducido.

En cuanto a los edificios, la mayoría tienen entre 1 y 5 alturas, aunque algunos llegan hasta las 12 plantas, de forma que la media se sitúa en 3,72. El estudio pone de relieve que el Orzán y la Pescadería -en especial la calle de San Andrés- son las zonas más compactas de la supermanzana, ya que apenas existen espacios para la permanencia de los ciudadanos, mientras que los jardines de A Maestranza y San Carlos, así como la plaza de María Pita y la Hípica, son las áreas con menor densidad edificatoria.

Según los autores del plan, esta zona de la ciudad posee un grado de compactación que supera en algunos lugares los valores recomendados, ya que existe una carencia de espacios para la estancia. Con la implantación de las supermanzanas, muchas calles de Ciudad Vieja y Pescadería se transformarían en peatonales, lo que permitiría recuperar superficie para el disfrute de la vía pública.