Las altas frecuencias de paso que poseen en la actualidad las líneas del transporte público -con una media de 24,6 minutos- lo hacen poco atractivo para los ciudadanos, según los autores del plan de movilidad, que proponen la reorganización de este servicio para conseguir una reducción hasta los 20,2 minutos. La red actual, que cuenta con 17 líneas y 5 variantes, sería sustituida por otra formada por 12 líneas y 4 variantes, con un diseño en el que se potenciarían los transbordos, de forma que pasarían del 5,8% de los viajes que ahora se realizan al 21,8%.

El plan propone llevar a cabo la reordenación del transporte público aprovechando el proceso de implantación de las supermanzanas -conjuntos de calles en cuyo interior solo podrían circular los vehículos de los residentes y de los servicios públicos-, ya que considera el sistema vigente como una mera "suma de líneas", en la que aprecia una excesiva redundancia de las mismas en el centro de la ciudad y una falta de atención a las demandas vecinales.

La futura estación intermodal que se construirá en San Cristóbal, que concentrará las terminales del tren y los autobuses interurbanos, es el punto neurálgico de la red que propone el plan de movilidad, ya que se pretende que en torno a este lugar se pueda conectar con todo el resto de la ciudad, así como el casco urbano con el área metropolitana y el resto del territorio gallego y estatal. En la nueva red de autobuses urbanos, las líneas pasarían por las principales calles y avenidas del municipio con el fin de trazas ejes verticales y horizontales que estarían unidos entre sí mediante un recorrido circular.

Otra de las propuestas que se efectúan es la "simplificación" del sistema de paradas, de manera que se sitúen de forma preferente en las conexiones entre los ejes formados por las líneas y con una distancia máxima entre ellas de 400 metros. El objetivo es conseguir una reducción del número de paradas y una extensión de la red a todos los puntos del municipio. También se busca que los usuarios puedan realizar el mayor número posible de transbordos entre las diferentes líneas, así como el acceso a otros medios de transporte.

El plan de movilidad destaca que solo 4 de las líneas de autobús actuales tienen una frecuencia de paso inferior a los 15 minutos, lo que disuade a muchas personas de utilizar este medio y a decantarse por el vehículo privado. En el sistema en funcionamiento, la línea 23 tiene una frecuencia de 60 minutos, aunque su variante, la 23A, alcanza los 90, mientras que la 2 es la que disfruta de una frecuencia menor entre las regulares, con 10 minutos, ya que la de la Especial, con destino al campus universitario, es de 5 minutos, pero solo durante el horario lectivo.

Frente a estos tiempos, la red de líneas que propone el plan tendría en los recorridos 9 y 9A las frecuencias más elevadas, con 60 minutos, mientras que otras 8 estarían por debajo de los 15 minutos y una de ellas, la línea 10, sería de tan solo 3 minutos. Con el fin de conseguir este objetivo, los autores del proyecto aconsejan el incremento de la flota de la Compañía de Tranvías en 6 autobuses, de forma que puedan mejorar las frecuencias de las líneas en las que se prevé una mayor demandas.

Otra de las medidas que plantea el estudio es la implantación del carril bus en las calles con una media de paso de un autobús de 4 minutos. Según los autores del plan, este sistema favorece la reducción del tiempo de viaje y el aumento de la velocidad de los autobuses, en especial si se adopta el modelo de prioridad semafórica para estos vehículos, lo que repercute en la mejora del atractivo de este medio de transporte para los ciudadanos.