La concienciación ecológica, los atascos, la falta de aparcamiento, el buen tiempo o la comodidad. Muchas podrían ser la razones por las que el uso del servicio municipal de alquiler de bicicletas Bicicoruña haya aumentado un 126% en el último ejercicio. Si el año pasado, entre enero y septiembre, fueron 42.450 los usos que registró Emvsa -la empresa pública que gestiona el programa-, en ese ejercicio, en el mismo período, se alcanzaron los 106.053. El notable incremento de utilizaciones de las 300 bicicletas repartidas por la ciudad ha venido acompañado de récords que se han batido mes tras mes. El de mayo es el que sobresale frente al resto, ya que se multiplicaron por cinco las veces que los ciudadanos se montaron en una bicicleta municipal, de las 3.336 que lo hicieron en 2010 a las 14.959 de este año.

También abril y junio, los meses anterior y posterior a mayo, obtienen buenos resultados en la comparativa, con subidas que cuadruplican y triplican las del ejercicio anterior mientras que enero, pese a la subida en casi 4.000 usos, parece no ser un mes muy propicio para viajar sobre dos ruedas, quizá por el frío y la lluvia que acompañan a las primeras semanas del año. El verano sigue siendo la época favorita para utilizar el servicio del Ayuntamiento, tanto el año pasado como éste, y coincidiendo con el mes más caluroso y soleado de 2011, en septiembre se batió el récord de bicicletas utilizadas, con un total de 16.413.

Con respecto a días concretos, el inusual buen tiempo de octubre provocó que Bicicoruña batiera sus récords. Si el día 3 se registraron 789 movimientos, marcando el máximo de los dos años y medio de puesta en marcha del servicio, diez días después se volvía a batir la marca y se superaron los 800. En concreto, 825 bicicletas se retiraron en una jornada de calor que animaba a disfrutar del aire libre.

Los responsables del préstamo de bicicletas se muestran muy satisfechos con el éxito de la iniciativa y recuerdan que solo lleva funcionando dos años, desde julio de 2009. Así, el número de usos va en aumento y todavía se desconoce si ha tocado techo. También crece la cantidad de usuarios. Son en la actualidad 2.526, 630 más que el año pasado y, en total, desde que se puso en marcha el servicio, han participado en el sistema 5.000 personas. De este total, una amplia mayoría, el 85%, optó por hacer un abono anual, a través de la tarjeta Millennium mientras que el restante 15% utilizó un abono mensual con el dispositivo específico de Bicicoruña.

Para hacerse socio -con un coste de 30 euros por año natural o 10 euros por mes-, más de un 70% acudió a las oficinas del servicio, ubicadas en la Casa del Agua en horario de 10.00 a 13.00 horas, mientras que casi un 30% realizó el trámite a través de internet. Los datos también demuestran que no existe una diferencia muy notable a la hora de pedalear entre sexos, siendo un 52,81% de los adheridos al programa hombres y un 47,19%, mujeres.

Bicicoruña posee ahora mismo 300 vehículos, de los cuales 220 son del modelo Aluminio -de color naranja- y 80 de acero inoxidable -en tono plateado-. En febrero de 2011 Emvsa decidió cambiar de manera progresiva las bicicletas ya que las primeras que se colocaron se oxidaban y, debido al tiempo lluvioso de la ciudad, se deterioraban en poco tiempo. Las fabricadas en acero inoxidable se seguirán incorporando al sistema. Los socios tienen disponibles en las calles de la ciudad entre 140 y 180 bicicletas, que los operarios reparten a diario entre las distintas bases, intentando reparar las que tienen alguna avería y también con la intención de que ninguna estación quede sin ellas. Son ya 18 los lugares donde se puede acceder a una bici y está a punto de entrar en funcionamiento -a falta de conexión telefónica- la número 19, en la plaza San Jaime de la Sagrada Familia.

Las estadísticas de Emvsa en cuanto al uso que se hace de las distintas paradas revela que las zonas de Riazor, plaza de Pontevedra y Cuatro Caminos son las que más tránsito de bicis tienen y, además, se mantienen la tendencia de un modo similar en 2010 y 2011. La base frente a la Casa del Agua y la situada delante del Eusebio da Guarda se disputaron entre julio y septiembre de ambos años el liderazgo del ranking con casi dos mil vehículos recogidos y retirados en esas estaciones cada mes, mientras que la de la Fábrica de Tabacos ocupa el tercer puesto en casi todas las tablas del ejercicio pasado. Eso sí, esa posición estuvo disputada este verano, como novedad, por la base situada en La Marina, a pocos metros de Palexco, que llegó a los 1.500 usos en agosto, superando en 400 a la de A Palloza.

Los lugares donde menos se utiliza el servicio de préstamo también son prácticamente los mismos en ambos años y tienen unas características especiales que podrían explicar esta falta de iniciativa de los ciudadanos. Su posición alejada del centro podría justificar que Matogrande sea, tanto en el verano de 2010 como en el de 2011, la parada en la que menos bicicletas se usan, con cifras que no superan los 300 movimientos cada mes. Las estaciones de autobuses y trenes también están en los primeros puestos en cuanto a un número muy bajo de usos, alrededor de 300, pudiendo ser el motivo el equipaje con el que viajan muchos de los usuarios de ambas centrales de transporte.

Los operarios del servicio confiesan estar desbordados por el éxito del servicio en los últimos meses. Se dedican a reponer bicicletas durante el día a medida que las estaciones se van quedando vacías, pero resulta complicado prever con antelación dónde tendrán que dirigirse en cada momento de la jornada. La base de Los Rosales, por ejemplo, ha estado muy solicitada en la última semana y así lo han comprobado los usuarios, que se han encontrado sin bicicletas en varias ocasiones.

También en Monte Alto se ha notado la demanda en los últimos días ofreciendo estampas curiosas como una pareja que, al sólo encontrar un vehículo, se dirigió hacia la siguiente base en una sola. Mientras él conducía, ella se mantenía de pie en la parte trasera, captando la atención de los vecinos que paseaban por la avenida de Hércules.

Los responsables del sistema aseguran que, hasta ahora, funciona "bien" pero admiten que tiene "las limitaciones propias de este tipo de servicio" ya que, al ser tan dinámico, requiere de atención constante y una rápida contestación a las demandas: que haya bicicletas para poder retirar y que existan huecos para poder depositar los vehículos. Además de la satisfacción por la acogida, los dirigentes de Emvsa agradecen la colaboración ciudadana y piden colaboración para que se mantenga. Y es que las bicicletas son susceptibles de actos vandálicos o robos que se están evitando con la retirada nocturna o la colocación de candados.