Cuatro vecinos de Penamoa fueron condenados ayer a tres años de cárcel y a pagar una multa de 12.000 euros por traficar con droga en el asentamiento chabolista. El fiscal solicitaba al tribunal que impusiese a cada uno de los procesados cuatro años y medio de prisión y el abono de 22.000 euros, pero antes del juicio llegó a un acuerdo sobre las penas con los abogados de la defensa. Los residentes en el poblado aceptaron las condenas que pactaron sus letrados con la Fiscalía y el presidente de la sección segunda de la Audiencia Provincial dictó sentencia en la sala.

En el banquillo de los acusados del alto tribunal provincial se sentaron ayer por la mañana cuatro chabolistas, pero estaban citados cinco. Uno de los residentes en Penamoa no se presentó porque está en paradero desconocido, según indicaron fuentes judiciales. Tres de los cuatro condenados, que estuvieron defendidos por el abogado Víctor Bouzas, eran familiares.

La Policía Nacional arrestó a los imputados el 8 de julio del año pasado en el asentamiento. Durante la operación, los agentes se incautaron de cocaína y heroína cuyo valor en el mercado ilícito alcanzaría los 10.960 euros, según los peritos que analizaron las sustancias, cuya pureza oscilaba entre el 24 y el 41%.

Los procesados admitieron ante los magistrados que se dedicaban al tráfico de sustancias estupefacientes y dos de ellos aseguraron que eran adictos a la droga, por lo que el tribunal tuvo en cuenta la atenuante de toxicomanía y aceptó la rebaja de sus condenas.

Una mujer, su hija y su yerno reconocieron que su tarea consistía en entregar las sustancias a los clientes que se presentaban en Penamoa a cambio de dinero. Los otros dos detenidos en la operación afirmaron que casi siempre desarrollaban tareas de vigilancia en los alrededores de las dos chabolas en las que almacenaban y vendían cocaína y heroína. El 091, antes de solicitar permiso al Juzgado de Instrucción número 7 de A Coruña para proceder a la entrada y registro de las barracas, interceptó a once personas cuando se disponían a abandonar el poblado tras adquirir droga a los procesados.

Los condenados traficaban con cocaína y heroína en dos chabolas muy cercanas. Los miembros del grupo, según destaca el representante del Ministerio fiscal en su informe sobre los hechos, se repartían las funciones y hacían turnos en ambas residencias en función de la disponibilidad de droga que tuviesen. Los agentes localizaron en el interior de los inmuebles cocaína, heroína, dinero en efectivo, sustancias para adulterar la droga como Trankimazín o metadona, molinillos y una báscula electrónica para pesar las sustancias.

Los vecinos del asentamiento también guardaban dinero en efectivo, 16 teléfonos móviles y anillos, pulseras y gargantillas de oro. El tribunal ordenó el decomiso de la droga, joyas y dinero localizados en las viviendas.