Un descenso en las cifras no significa que el problema se haya erradicado. Los siniestros que cada año se producen en las carreteras por culpa de quienes se ponen al volante aun cuando han consumido bebidas alcohólicas continúan siendo una lacra de la sociedad. Dice Jeanne Picard, una de las fundadoras de Stop Accidentes, que muchos conductores se rigen por el a mí no me va a tocar y pasan por alto toda campaña informativa, y de prevención.

-El número de accidentes de tráfico relacionados con el consumo de alcohol ha disminuido.

-Alcohol y conducción sigue siendo una asignatura pendiente. Todavía hay un porcentaje de conductores que no respeta esa norma de convivencia. Está científicamente demostrado que no se puede beber y conducir, el alcohol quita los reflejos y la atención en la conducción. Pero, por desgracia, sigue habiendo muchísimos casos de gente que no se da cuenta de que esto es incompatible.

-¿Piensa que falta información al respecto?

-Falta conciencia del riesgo. Uno piensa que por beber unos vasitos y un whisky con un aperitivo no pasa nada. Pero puede pasar, y por desgracia se demuestra en la accidentalidad.

-¿Cree que la gente se mueve por el a mí no me va a pasar?

-Eso es así a todos los niveles. Uno siempre piensa que el accidente le pasa a otros y sigue con su vida diaria, sin tomar precauciones. Pero nosotros seguimos pidiendo y exigiendo que el conductor sea el responsable de volver a casa, de no beber si va a conducir. Pero es un modelo de sociedad.

-¿Un modelo?

-Sí, de la cultura del chupito y del aperitivo. Ese es el problema. Es un problema cultural, de forma de vida. Podemos pasear, pero pasear no es lo mismo que conducir un coche después de haber bebido demasiado.

-¿Deberían endurecerse las sanciones por conducir ebrio?

-Ya es un delito penal. El que consume con exceso y conduce es un delincuente, y si además es reincidente, hay penas de cárcel. Son medidas muy duras que deberían hacer reflexionar. Pero lo cierto es que esto hace reflexionar a quienes son condenados por ese delito, pero debería hacer reflexionar a toda la sociedad, a todos los conductores. En este sentido sí falta información, saber que esto es un delito, que la gente muchas veces no es consciente de ello.

-¿Por desinformación o desinterés?

-Información hay, pero gran parte de la sociedad no se ha interesado por ella. Estos cambios del Código Penal son de 2007. Llevamos varios años con este cambio y se ha hecho publicidad, pero nada. Es muy difícil informar a la sociedad, porque quien quiere oír, oye; pero quien no, no lo hace. Ese es el problema. Por desgracia es eso, que cuando uno se da cuenta es cuando ya le toca.

-La última campaña de la Dirección General de Tráfico apuesta por mensajes en positivo, dejando de lado las imágenes impactantes de muchos accidentes. ¿Cree que será más efectiva de este modo?

-La información es fundamental y si es en positivo, mucho mejor. Todos sabemos que nadie mira las imágenes desagradables, es una manera de cambiar de canal. Mensajes positivos, pero con una buena información, que haga a la sociedad que reflexione antes de subirse al coche. También hay medidas restrictivas que deben ser indispensables para un conductor alcohólico, para aquel que verdaderamente está enfermo.

-¿El nuevo sistema que bloquea el vehículo si el conductor da positivo en un autocontrol de alcoholemia?

-Sí, se llama alcolock, e impide conducir a quien ha bebido. Puede ser una buena medida de prevención. Pero lo malo es que la palabra prevención parece que, junto a prudencia, no va con nuestra sociedad. Quizá las medidas positivas, pensar que lo que pedimos son valores de civismo, de respeto y de solidaridad en la carretera, podrían ser el principio del cambio.

-¿Pensar en los demás y no solo en uno mismo?

-Exactamente. Hace falta un cambio en los valores de la sociedad. La sociedad de las prisas, del todo permitido. Hay que hacer esta reflexión. A ver si reflexionamos todos en esta época de crisis.