Alberto San Juan protagoniza junto a Willy Toledo, Nathalie Poza y Luis Bermejo, el montaje de la compañía Animalario Penumbra, a las 20.30 en el teatro Colón.

-¿Cuál es la génesis de una obra tan inusual?

-Parte de un taller de improvisación de la compañía en el que cada uno contaba sus sueños, y los representábamos. Y en esos sueños aparecía con frecuencia la familia, y las relaciones conflictivas que provoca. Entonces los dos autores recogieron ese material y a partir de él crearon una ficción intentando mantener la estructura de un sueño, no lógica, sino poética y metafórica. No hay que extraer una narración lógica porque no la hay.

-Willy Toledo definió este montaje como 'viaje emocional'.

-Sí, es algo basado en sensaciones. Conviene dejar la cabeza a un lado en esta función, tanto para el espectador como para el actor.

-¿Le resultó complicado enfrentarse a Penumbra?

-Tanto lo que se cuenta como los propios personajes son poéticos, aunque se refieren a los humanos reales, y eso exige un ejercicio de confianza y de libertad por parte de actor y espectador, porque es como lanzarse al vacío.

-¿Hubo en las sesiones de preparación algún sueño compartido entre varios participantes?

-Aparecía mucho el tema de la impotencia. Supongo que será muy común necesitar correr y no poder, o necesitar marcar un número de teléfono y que no te respondan los dedos.

-¿Por qué una obra con una base onírica acaba tratando temas familiares?

-No es que quisiéramos tratar este tema, es que la familia era el factor común en los sueños. Todos estamos en torno a los 40 años, que es una edad en la que si no has arreglado tus problemas con tu familia de origen ves la necesidad de resolverlos de una vez, y también te planteas crear o no crear una familia propia si aún no lo has hecho.

-La imagen popular de Animalario es la de una compañía combativa, pero Penumbra no parece tener mucho de política.

-Siempre hemos hecho lo que hemos querido o lo que nos ha salido en cada momento. El teatro, cuando se compromete con lo que pasa, siempre es político, aunque puede poner su mirada en algo más íntimo, como son las relaciones entre una familia, o tener una mirada más de conjunto de la sociedad. Este es un momento en el que hace falta que el teatro, como otras disciplinas, participe en el debate de qué nos está pasando como sociedad. Creo que hoy en día el teatro político es muy necesario, y estamos preparando una obra a largo plazo, no un proyecto de Animalario, sino de Andrés Lima, en el que estamos involucrados varios miembros de la compañía, sobre el capitalismo. Pero está en una fase muy embrionaria y no lo concluiremos hasta dentro de un año.