La reapertura al nuevo centro cultural fue concurrida. Y multidisciplinar. Desde música hasta títeres o acrobacias en telas desfilaron ayer por el Ágora, que visitaron sobre todo vecinos de la zona, muchos de ellos, con sus niños. Los más pequeños fueron también los más activos. Mientras padres, abuelos, vecinos y adultos en general pasaban revista a las distintas salas del centro cultural, los pequeños desplegaban sus dotes pictóricas en la entrada y en una de las salas de la primera planta. O aprovechaban el sol con un juego dispuesto a la entrada del inmueble. O disfrutaban de un espectáculo de títeres. Hubo también música, artes escénicas y visitas organizadas a la biblioteca.

El sitio gustó. Los vecinos agradecieron, sobre todo, un lugar cercano donde practicar actividades sin tener que desplazarse a centros de otros barrios, como el Fórum. Ahora queda saber si se mantendrá el ritmo del arranque. "No creo que le pase como a la Cidade da Cultura de Santiago", vaticinaba un vecino del barrio, Antonio Souto, quien confiaba en que, aunque quizá no todas, la mayoría de las actividades saldrán adelante.

Los niños se perfilan como uno de los colectivos más destacados en los fines de semana del Ágora. Lleno absoluto en la zona Chill out para una de las actividades centradas en los niños: un cuentacuentos con títeres. Al tiempo que los más extrovertidos se dirigían a los muñecos que narraban Carapuchiña Vermella ou o conto do lobo, la zona servía también de balcón para quienes observaban desde la altura la exhibición de danza sobre tela vertical de la compañía Pista Catro, en el recibidor de entrada.

Música a ambos lados de la puerta. Porque, mientras sonaba la partitura de fondo que acompañaba el baile en telas, afuera, actuaba el grupo Jazz Ensemble, de la Escuela Municipal de Música de A Coruña. Dentro, en una de las múltiples salas, se cocinaban también aptitudes musicales. En la primera planta, en un cuarto con dos baterías enfrentadas, un chico uniformado con camisa de scout hacía sus primeros pinitos en la percusión, guiado por el instrumentista que tenía enfrente.

A pocos metros, en la primera planta, mesas de tamaño infantil reunían a pequeños jugadores de cartas y, a su lado, pintores alevines daban rienda suelta a sus habilidades sobre el papel. La cocina tendrá que esperar. El aula 15 está dispuesta para practicar y disfrutar de las artes culinarias, pero faltan los electrodomésticos. "La cocina no está montada aún, pero la habrá", aseguraba una trabajadora del Ágora. Lo que sí está a punto era el auditorio, que al mediodía ultimaba montaje para recibir a Cristina Rosenvinge.

El auditorio del Ágora celebró ayer la reapertura del inmueble con un concierto de Cristina Rosenvinge. La cantautora ofreció, a partir de las 20.30 horas y con entrada gratuita, un recital acústico en el que repasó temas de toda su carrera, incluidos éxitos de la etapa en que compartía escenario con Subterráneos. El próximo concierto previsto para el auditorio del Ágora es el de Russian Red, que regresará a la ciudad el 11 de febrero en un recital en que tendrá por telonera a la coruñesa Jane Joyd. La entrada costará 17 euros, igual que para la actuación de Nacho Vegas, el 2 de marzo. / Redacción