El profesor Juan Román Acinas es experto en dinámicas del litoral y asegura que, si la tragedia del Orzán se hubiese producido en otro sitio, no hubiese tenido un final tan dramático. No ha trabajado en el rescate, pero es una autoridad en el comportamiento de las corrientes y las olas. Dice que las playas de Riazor y del Orzán son complicadas y que el hecho de haber rellenado los arenales ha cambiado la manera de comportarse del mar, porque todavía no se ha asentado y encontrado su sitio. Aconseja a los bañistas que no luchen contra el mar si los arrastra una ola.

-¿Cómo es la playa del Orzán teniendo en cuenta sus corrientes y el oleaje?

-Lo que puedo decir de las playas de Riazor y del Orzán es que están en el fondo de la ensenada y orientadas hacia el Noroeste, y es de allí de donde llegan los mayores oleajes, con lo que las corrientes van a ser importantes. Las corrientes que influyen en la playa hacen un esquema que depende de dos características principales: de los fenómenos oceanográficos y de la forma que tienen la playa y la ensenada. Los fenómenos oceanográficos tienen que ver con el oleaje, la altura de las olas, el periodo, la dirección, la marea, el flujo, el reflujo, la pleamar, la bajamar y también, en menor medida, el viento. En cuanto a la forma del fondo y del contorno es importante la coraza y las zonas rocosas que influyen en cómo se agrupa la energía y, por lo tanto, en qué corrientes crea el oleaje.

El oleaje, cuando es fuerte, es el mayor causante de las corrientes y, aunque depende de estos factores y de la dirección del oleaje, se puede decir que, generalmente, cerca de la orilla, se crean dos tipos de corrientes, una en el Orzán, contraria al movimiento de las agujas del reloj, y otra, en Riazor, que va al revés. Eso ocasiona, de modo periódico, que la ola vaya cogiendo arena a lo largo de la coraza, erosionando esa zona y llevándola hacia las Esclavas. Un poco más para adentro, se forman otras dos nuevas celdas de corrientes, en el sentido contrario a las anteriores. Esas son las principales corrientes que se forman dentro de la ensenada del Orzán. Cuando la marea está subiendo y hay oleaje (como era el caso cuando se iniciaron las labores de rescate del joven eslovaco Tomas Velicky) las corrientes que entran dentro de la ensenada -en la parte que tiene la dirección de las corrientes hacia el exterior- tienen mayor intensidad.

-El hecho de haber rellenado la playa, ¿supone algún cambio en el comportamiento de las corrientes?

-Yo no he participado en el proyecto de regeneración de la playa, por lo que no sé las pendientes que ha formado la arena. En general, podemos decir que se ha echado la arena de tal modo que no ha dado tiempo todavía a que el mar recupere su forma y su pendiente habitual. Tenemos unas roturas que se llaman de tubo, que crean corrientes superficiales muy grandes hacia tierra, pero naturalmente también, ese agua que va hacia tierra no se acumula y tiene que volver al mar, con lo cual hay también corrientes en sentido contrario que van hacia afuera. Esa zona de rotura es más violenta y las corrientes que se introducen en el mar son más importantes.

-Sobre el suceso del pasado viernes, ¿podría haber tenido un final un poco más agradable si se hubiese producido en otro punto del arenal?

-Aunque no he seguido el tema con mucho detalle, sí que puedo decir que, dependiendo del punto en el que se produzca el accidente, puede cambiar el final. Si entra dentro de la celda de corrientes que está en el lado del que la corriente te lleva hacia el exterior, lógicamente, se produce una situación de peligro porque es muy difícil dejar esa corriente. En el caso de estar en un punto en el que la corriente te lleva hacia tierra, estaríamos en una situación favorable. El final sí que depende del punto en el que se produce el accidente. El hecho de que la corriente tenga más tendencia a introducirte en el mar, que a llevarte a la orilla es determinante. En la zona de rompiente, en el momento de la rotura, cuando pasa la cresta, al menos superficialmente, el agua va a tender a llevarte a tierra, aunque luego, al retirarse, al volver ese caudal de agua de la tierra al mar, te recoge una corriente que se llama de torno y te va a introducir de nuevo en el mar.

-Si las víctimas se hubiesen dejado llevar por las olas hasta que las devolviese a tierra el mar en lugar de ir contracorriente, ¿podrían haberse salvado más vidas?

-En este caso, depende mucho también de la temperatura del agua, es importante, en la zona de rotura, y eso los surfistas lo saben muy bien porque están acostumbrados a nadar en la zona de rompiente. Cuando pasa el seno, lo que hay que hacer es no tratar de luchar contra el agua, porque uno no lo va a poder hacer, sino que hay que tratar de mantenerse a flote y esperar al momento en el que llegue la siguiente ola para que te escupa hacia tierra. La forma de salir de una situación de este tipo es intentar no agotarse luchando en el momento inadecuado, sino aprovechar la fuerza del agua cuando va en la buena dirección, hacia tierra. La cuestión sería coger la cresta de una ola y utilizarla para llegar hasta la orilla.

-¿Es la playa del Orzán suficientemente segura para los bañistas tal y como está, con un arenal tan desigual?

-Orzán y Riazor, como están abiertas al oleaje, cuando hay olas grandes, son playas solo aptas para avezados deportistas. No se puede decir que sean, con oleaje, unas playas seguras. Para eso tenemos las banderas rojas y los dispositivos que impiden a los bañistas meterse en el agua. Los que estamos acostumbrados a bañarnos, principalmente los coruñeses, sabemos cuándo podemos meternos y cuándo no.