Están incrustado en las piedras, detrás de ellas, algunos hasta pasaron mucho tiempo relegados en el olvido; son los tesoros que esconden y que muestran las iglesias de la comarca.

Dice el responsable del yacimiento romano de Cambre, Ramón Boga, que, cualquiera que tenga "sensibilidad" se conmoverá ante la belleza de la talla que Ferreiro, allá por el siglo XVIII, hizo de la Virgen del Rosario. Está en la iglesia de Sigrás y no es la única obra de arte que atesoran los templos de la comarca, algunos, como la iglesia de Santa María de Cambre, están catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que sus pertenencias cuentan con una protección especial, pero la mayoría, sin embargo, no cuenta con esta distinción, y su futuro está en las manos de los parroquianos y del destino.

Para el cura de San Esteban de Morás, Manuel Blanco, el valor histórico más importante de su iglesia es la estructura del templo, lo que se conserva del siglo XII, que no es todo, solo uno de los muros -se diferencia de los demás porque tiene adornos en la parte alta, unos canecillos, que no se incluyeron en la parte remodelada- y la capilla mayor. Ambos sobrevivieron al desplome del tejado y del muro norte que sufrió la iglesia en el mes de julio de 1791. Con el paso del tiempo han cambiado muchas cosas en la iglesia, se le añadió una sacristía, en el siglo XVII, se cegaron algunas de las ventanas y de las puertas y se puso un retablo cuando se empezaron a poner de moda -en los siglos XVII y XVIII-.

Cuenta Manuel Blanco que, de entre las cosas que casi se habían perdido antes de que él llegase a Morás, está una pila bautismal de mármol de Carrara traída especialmente desde la región italiana al pueblo arteixán en el siglo XIX.

La iglesia de San Esteban de Morás tiene una piedra que se diferencia de todas las demás y es que tiene una inscripción: Era MCC, que quiere decir Era 1200, lo que traducido a los años de la época cristiana es el 1162, es por ello por lo que la parroquia celebra ahora su 850 aniversario.

"La Hidria de Jerusalén es una reliquia. Dicen que es una de las tinajas que Jesús utilizó para convertir el agua en vino en las bodas de Caná", explica Ramón Boga, que cuenta que, antes, los fieles hacían infusiones con el agua de la Hidria para cuidar sus males de vientre. Si la trajeron los templarios o si fueron los condes de Traba, allá por el siglo XII, es todavía una incógnita, pero lo que está claro es que la enorme vasija -que mide un metro de alto- fue construida con una piedra que no había en Galicia ni en sus alrededores, porque solo se encontraba entonces en Jerusalén. Su decoración no responde tampoco a las características del románico gallego. Entre los tesoros de Santa María de Cambre está también la imagen de Santa Gertrudis del siglo XVI.

En la iglesia de San Juan de Ouces, que está en el Ayuntamiento de Bergondo, hay un viril del año 1674, un cáliz de plata, una imagen de la Virgen de los Dolores del siglo XVIII y, en el atrio, lo que ahora se utiliza como bancos rústicos, eran antes losas de antiguos sarcófagos medievales.

En Culleredo hay otra obra que el escultor Ferreiro, en 1774, hizo para la iglesia del Divino Salvador de Orro: un retablo interior que representa la Transfiguración. La capilla mayor del templo es de estilo románico y fue levantada en el siglo XII. De Ferreiro y del pintor Landeira cuenta el altar mayor de la iglesia de Santa María de Loureda con un retablo del siglo XVIII. Este templo era, originariamente, románico, pero sufrió modificaciones y transformaciones y ahora se aprecia el estilo neoclásico en la fachada, que tiene forma triangular.

En la parroquia arteixana de Santa María de Pastoriza, según cuenta el párroco Carlos García Cortés en su libro Templos coruñeses, se conserva, sobre la puerta lateral del muro norte, un tímpano representando a la Virgen sentada con el niño Jesús, que tiene una inscripción del siglo XIV. En el hueco de esta puerta se conserva la que puede ser la cabeza de la primitiva imagen de la patrona, que data del siglo XIII. Hay también, en el templo, una lápida fijada en la pared, del siglo XII.

En Laxe, descansa la iglesia de Santa María da Atalaia, en su altar mayor hay una imagen de la Virgen que le da nombre, un friso medieval en piedra que evoca cinco escenas de la resurrección de Jesús y un Cristo del siglo XIV. Hay también pequeños altares con imágenes de los siglos XVII y XVIII y una pintura de Santo Domingo de la Calzada, en un muro.