Cecilia Vázquez estaba trabajando todavía, así que calcula que el ataque se produciría sobre las dos menos cuarto de la tarde. Dice que "estaba por los pasillos" colocando material, en las estanterías de la Superpapelería que hay en Juan Flórez, cerca de la discoteca Pirámide, cuando escuchó que un niño empezaba a llorar muy fuerte.

Un instante después ya supo qué pasaba. Entró "una mujer con un niño y dos niñas" pidiendo ayuda. "Nos dijo que le habían echado ácido", explica Cecilia Vázquez. Entonces les quitaron los uniformes del colegio y les lavaron la cara y el cuerpo. "Decían que les picaba mucho y tenían los ojos y la cara muy rojos, una de las niñas incluso tenía el labio y los párpados hinchados", recuerda Cecilia Vázquez, que fue la primera en atender a los pequeños. "Solo querían que les echáramos agua porque les picaba mucho y empezaban a salirles ampollas", comenta.

Algunos de los usuarios del autobús urbano que estaban en la parada consiguieron ver la agresión y salvarse del líquido cáustico. "Nos dijeron que habían encontrado la botella tirada en el suelo y que era de aguafuerte", explica Vázquez, que conoce a las madres de los pequeños porque son clientas de la papelería. Recuerda que los pequeños, como llevaban el uniforme del colegio, solo sufrieron quemaduras en las partes que no se habían tapado bien: la cara, el cuello y en la parte superior del pecho.

"Mientras nosotras estábamos aquí, alguien de fuera llamó a la policía porque llegó antes que la ambulancia y después ya se llevaron a los niños", comenta Vázquez. Las madres de los niños aseguraron no conocer al agresor. "Nos dijeron que tenía una coleta, pero nosotros no lo vimos", explicaba ayer uno de los comerciantes de la zona.