Una red mafiosa quiso comprar un área comercial para blanquear dinero

El líder de una sangrienta organización que se dedicaba a robar droga a narcotraficantes, Ángel Suárez Flores, conocido como Cásper, intentó comprar un centro comercial de la ciudad valorado en 140 millones de euros para blanquear dinero. El procesado es el hombre que fue condenado por robar obras de arte de la vivienda de Esther Koplowitz en 2001.

El procesado, según el auto que emitió ayer el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, también trató de adquirir un hotel de Santa Pola (Alicante) para abrir el mayor prostíbulo de Europa. El imputado, según el informe judicial, entregó a sus dueños 120.000 y 660.000 euros en efectivo en billetes pequeños, un modus operandi que impidió su arresto. Además, el sospechoso quiso comprar un establecimiento de Marbella, la concesión de un hipermercado en Madrid y una vacuna contra el cáncer en Suramérica, entre otros. Para lavar el dinero procedente de la venta de sustancias tóxicas, el cabecilla de la banda intentó entrar en el negocio del biodiesel en Ucrania y en el de la madera, así como participar en la construcción de un puerto en Kribi (Camerún).

El juez procesó a Cásper por más de 50 delitos cometidos, presuntamente, mientras dirigía una red "de extremada violencia y ensañamiento" dedicada a robar droga a narcotraficantes, según sostiene el magistrado de la Audiencia Nacional en el auto, en el que subraya que Cásper era el "líder férreo de una organización de organizaciones criminales". En el caso están imputados otros 27 miembros de la banda por más de 450 delitos, como tráfico de drogas, secuestro, lesiones, robo con violencia, mutilación o amputación de miembros, extorsión, tenencia ilícita de armas, allanamiento de morada, asociación ilícita, blanqueo de capitales y contra la salud pública.

La organización que presuntamente se dedicaba a robar cargamentos de cocaína a narcotraficantes, procedimiento conocido como "volcados de droga", se dividía en diferentes ramas especializadas. Así, la "técnica o madrileña", liderada por Cásper y Jorge Juan Berzosa, El Informático, controlaba los dispositivos de vigilancia, escuchas y grabación, y planificaba y ejecutaba las acciones, mientras que la "dura o valenciana", orquestada por Diego Moreno Jiménez, Mario, llevaba a cabo las acciones más violentas, como asaltos, secuestros y extorsiones. Las dos contaban con la cobertura de la rama de "apoyo o francesa", liderada por Bruno Pierre Jacques Morone, El Francés.

El juez recalca en el auto que también existía una trama de blanqueo de capitales, formada por diversos empresarios socios de Cásper y Juan Manuel Candela Sapieha, que introducía en el circuito económico el dinero obtenido. La rama "logística", según indica el informe, compuesta por unidades operativas en Madrid y Valencia, facilitaba la infraestructura de viviendas y coches para ocultar el dinero.

El juez relata que a partir del 31 de agosto de 2009, la banda se fijó en el robo de dos contenedores procedentes de Bolivia cargados de cocaína. Con el fin de llegar a ellos, se hicieron pasar por guardias civiles y secuestraron a un individuo al que llevaron hasta una nave de Algeciras (Cádiz), donde durante más de diez horas le amenazaron, golpearon y le cortaron el dedo pulgar del pie, tras lo cual obtuvieron el nombre del encargado de tramitar el contenedor.