Especialistas en economía y en ciencias empresariales explican que la expropiación de la filial de Repsol YPF por el Gobierno argentino ya ha tenido repercusiones negativas sobre España, aunque aseguran que las consecuencias serán mucho más graves para el país suramericano, ya que, en su opinión, serán muchas las empresas que se abstengan de invertir allí. Desde el ámbito de la sociología, no se esperan grandes repercusiones sobre los flujos migratorios o sobre la situación de los argentinos que viven en España.

J. Lengler: Me parece que no se puede hablar solo de una cuestión de empresa, sino que hay que hablar también de una cuestión económica. Decisiones políticas como la de la señora Kirchner representan muchas cosas para las empresas, pero también para los países. Otras empresas, tanto de España como de otras nacionalidades, ahora, se van a preocupar y se lo van a pensar mucho antes de invertir en Argentina. Tendrán miedo a lo que pueda ocurrir con los activos que inviertan. Se ha creado una sensación de que en Argentina hay poca seguridad. Desde el punto de vista de las empresas, la estabilidad política es muy importante, tanto como la económica.

D. Galán: Estoy en esa misma línea. Yo diría que es una malísima noticia para Repsol, para España y peor todavía para Argentina. Se ha quebrado la seguridad jurídica, que es obligatoria y necesaria para que un país pueda recibir flujos de capital extranjeros. La política que hace Kirchner, al igual que ya practican desde hace tiempo países como Venezuela, va en contra de que las empresas encuentren seguridad para entrar. Todo lo contrario de lo que en su momento hizo Lula en Brasil por abrirse a Europa, lo están haciendo Chávez y Kirchner, que optan más por el populismo. Incluso las empresas que invierten en esos países saben que existen riesgos y, por ello, invierten menos dinero del que invertirían si la situación fuera otra. España tiene que pensar muy bien, a través de la Unión Europea y de Estados Unidos, las medidas para penalizar esta decisión de Argentina para no afectar a las empresas españolas que están allí y que son muy importantes. La expropiación es una mala noticia desde el punto de vista económico y, desde el punto de vista bursátil, es más mala todavía y, de hecho, inversores de Repsol-YPF están estudiando ya presentar una querella contra Argentina. YPF, que cotiza en la bolsa de Nueva York, se ha hundido en el mercado, y Repsol ha caído, desde el mes de enero en que empezaron los rumores de expropiación, de niveles de 24 a niveles de 14,9. Esos son muchos miles de millones de euros de pérdidas por parte de los inversores. Argentina también se verá penalizada porque, ahora mismo, todo el mundo tendrá dudas sobre lo que puede pasar.

M. Golías: A mí me parece que también es una mala noticia a nivel social. Un enfrentamiento entre estos dos países tiene un impacto peor que si el problema fuera entre otros, por la relación histórica e incluso fraternal que existe entre ambos. De todas formas, y aunque hubo algunas reacciones negativas puntuales tanto en Argentina como en España, creo que la relación entre españoles y argentinos está por encima de los intereses económicos e instituciones y de los comportamientos de los gobiernos. Vínculos que existen desde mediados del siglo XIX no los van a destruir ni Repsol, no el comportamiento de Kirchner, ni el comportamiento del Gobierno español. Es mala noticia porque es doloroso para las dos partes, pero no considero que rompa un vínculo entre ambos que, para mí, es indestructible.

J. Lengler: Desde el punto de vista de las inversiones, es básico que el país resulte atractivo, que el empresario sepa que nadie le va a quitar sus activos. Argentina es ahora un país donde hay riesgo y donde no hay, por tanto, un ambiente de seguridad. Me parece que empresas internacionales, a día de hoy, se lo van a pensar dos veces antes de invertir en Argentina y la expropiación de YPF es una muy mala noticia para un país que necesita inversiones para contener la crisis.

D. Galán: El riesgo de un país no es algo etéreo, sino que es algo que cotiza a través de las evaluaciones de las casas de análisis y también de los seguros contra impago de deudas y de la prima de riesgo. Entre los diez primeros países en cuanto a riesgo, están siempre Venezuela y Argentina, así que algo estarán haciendo mal. España está muy mal, pero Argentina está aún peor. Quien invierte en Argentina no puede dormir tranquilo, porque sabe que, al día siguiente, el Gobierno puede anunciar una medida que suprima el 25% de los beneficios empresariales. Con respecto a España, creo que el Gobierno ha tomado el camino correcto, porque no ha habido una reacción impulsiva. Ha hablado con Europa y ha tanteado quiénes lo apoyarían. La Unión Europea tiene una buena ocasión para demostrar si es realmente un organismo eficiente y no uno que está llegando a su fin. En este caso, debe proteger a uno de sus miembros que está siendo atacado. El Parlamento europeo ya ha pedido medidas para retirar las ventajas arancelarias a Argentina.

M. Golías: La sociedad no está tan crispada como se hace ver, porque hay una relación indestructible entre España y Argentina. También veo que hay un interés en vincular el patriotismo con el problema de Repsol, cuando no debería mezclarse una cosa con la otra.

D. Galán: Pero la primera mezcla la han hecho en Argentina.

M. Golías: Estoy hablando de ambas partes.

D. Galán: Pero lo de España es una reacción a un ataque. No se puede, en mi opinión, evaluar al mismo nivel.

M. Golías: La sociedad argentina y la sociedad argentina no son ni Cristina Kirchner, ni Repsol, ni el Gobierno español. Hay argentinos que criticaron la decisión de Kirchner, porque la sociedad argentina es heterogénea. Los ciudadanos con pasaporte español que viven en Argentina, que son 367.939 y que en su mayoría son hijos de emigrantes que nacieron allí, tienen opiniones muy diversas. No existe, por tanto, un sentimiento generalizado contrario a España. Es muy difícil confrontar un patriotismo español contra un patriotismo argentino, porque hay un volumen muy alto de hispanoargentinos.

J. Lengler: La versión del Gobierno de Argentina es que la empresa lleva mucho tiempo sin hacer las inversiones necesarias para que se puedan desarrollar los trabajos en el país. Se ha descubierto un nuevo yacimiento en Vaca Muerta, para cuya explotación se necesita mucha inversión, y el Gobierno argentino sostiene que la empresa no presentaba las condiciones para hacerlo. Ésa es la versión argentina, pero yo no me la creo ni de lejos. Mi lectura es que Argentina pasa, actualmente, por una crisis interna muy grande, con una cifra de importaciones que es mucho más grande que la de exportaciones. Ahí aparece algo que es común en muchos países suramericanos, que es el intervencionismo del estado y el populismo. Creo que lo que está por debajo es la crisis interna y no que la empresa no haya invertido. Además, YPF es una empresa estratégica que produce combustibles, lo que hace que haya también una estrategia nacional de recuperar el control para el país.

D. Galán: YPF era un emblema nacional para los argentinos y, de hecho, Repsol hizo una cosa muy buena, que fue mantenerla como filial sin cambiarle el nombre. Yo diría que la expropiación se debe a lo que yo llamaría demagogia populista contra el imperialismo exterior, que es algo que queda muy bien y que venden tan bien políticos como Cristina Kirchner. La decisión, aunque habrá de todo, ha tenido un apoyo mayoritario de la población. Sobre el yacimiento de Vaca Muerta, yo diría que, si no se hubiera descubierto, a lo mejor no estábamos donde estamos ahora. Hubo un directivo de Repsol que, cuando se supo el potencial del yacimiento, dijo que los responsables de la empresa iban a morir de éxito, por los problemas que podría acarrear con Argentina. Ya se lo esperaban. Otro de los motivos, que sí es objetivo, es que Argentina, por primera vez en muchos años, tuvo que importar hidrocarburos. La corriente contra Repsol es muy reciente. Hace menos de un año, la presidenta Kirchner felicitaba a Repsol por lo que bien que lo hacía, solo hay que tirar de hemeroteca. Si vamos más atrás, Argentina privatizó YPF, antes de que fuera adquirida por Repsol, con el apoyo del matrimonio Kirchner. Repsol entró cuando ya era una empresa privada y daba pérdidas, la revalorizó y, ahora que está mejor, es cuando llega la expropiación. Otras empresas no quisieron entrar, precisamente, por temor a lo que ha ocurrido. No creo que el yacimiento de Vaca Muerta lo pueda explotar Argentina, así que supongo que entrará capital privado, seguramente chino.

M. Golías: Se está utilizando este conflicto como bandera patriótica. Aunque empezaron en Argentina, aquí también se está haciendo. Yo he leído artículos en los que se equipara la marca España a la marca Repsol y España no es Repsol. Tampoco Argentina es YPF.

J. Lengler: Pero Repsol es una empresa española y, por tanto, España debe protegerla.

D. Galán: Y más en este momento de crisis.

M. Golías: Pero el patriotismo se está utilizando por parte de los dos gobiernos y eso es lo que lleva a situaciones desagradables, como la pintada que apareció en un local argentino de esta ciudad. Esto no tiene que ver con patria, tiene que ver con dinero.

J. Lengler: Quienes están contentos en Argentina por lo ocurrido no se han planteado lo que va a ocurrir a largo plazo. ¿Quién va a querer ahora invertir en Argentina?

M. Golías: No hay una opinión unánime en Argentina, porque no todos los habitantes del país piensan lo mismo.

D. Galán: Pero Kirchner ya ha ganado votos con esa medida. A mí me da pena que un país hermano haga este ataque en un momento de debilidad de España. Hay dos clases de gobernantes: los que crean problemas, que son la mayoría; y los que los resuelven. Lo que ha hecho Kirchner es solucionar un pequeño problema y crearse otros mucho peores a largo plazo. Me dio mucha pena ver los aplausos a alguien que está hundiendo la economía de un país.

J. Lengler: Es muy difícil que se dé marcha atrás, porque es una cuestión de soberanía de un país, a pesar de que hay indicios de ilegalidad. En el proceso de privatización se estableció que el estado podía comprar de vuelta los activos e incluso hacer una oferta hostil. No se puede hacer como se hizo, tendría que haberse hecho una OPA.

D. Galán: Han roto las reglas del juego. No creo que se eche atrás, pero habrá que ver cuánto y cuándo van a pagar.