Algunas de las imágenes más antiguas de zonas de la ciudad como la playa de Riazor y otras de lugares desaparecidos como el muelle de hierro ubicado en la zona del actual edificio de Correos se recogen en el libro La Coruña: lugares y acontecimientos de hace un siglo de Juan Villar, que se presenta hoy en El Corte Inglés.

El autor echa la vista atrás y rinde homenaje así a su bisabuelo José Villar Martelo, el boticario de la farmacia Villar de la calle Real y también pionero en usar el nitrato de plata en la fotografía o ser capaz de sacar instantáneas en tres dimensiones hace un siglo gracias a una cámara de dos objetivos.

Fue además de los primeros en trabajar con placas de cristal "traídas desde el extranjero" que se revelaban mediante un "proceso rústico pero caro" al que solo tenían acceso "una decena de personas en toda A Coruña". Para esta obra se han seleccionado 54 fotos de cómo eran lugares emblemáticos de la ciudad cien años atrás a través de un recorrido que arranca desde la farmacia familiar hasta la Torre de Hércules pasando por los Cantones, Riazor, la antigua estación de ferrocarril del Norte o la Ciudad Vieja. También ilustran el libro imágenes de cuatro acontecimientos históricos: el naufragio del barco inglés Diligent en 1909, las fiestas de agosto de 1906, el entierro de Curros Enríquez (1908), la visita del rey Alfonso XIII un año más tarde y las exhibiciones aéreas de pilotos franceses en el año 1911, una de las que más le llama la atención a Juan Villar.

Esta recopilación es solo una parte del archivo que heredó su bisabuelo formado por unas 4.000 fotografías sacadas en los 25 primeros años de la década de los 90, de las que todavía solo ha catalogado la cuarta parte en siete años debido a "la complicación del proceso". Recuerda que en 1996 durante una reunión familiar le descubrieron este tesoro que durante años había estado guardado en dos baúles en el desván de su casa.

Al abrirlos -afirma- se encontró con cajas identificadas con el año y el acontecimiento retratado que incluían en su interior "pequeñas placas de cristal envueltas en cartones". Villar explica que al visualizarlas en el aparato que usaba su bisabuelo corría el riesgo de que estallase la placa. Asegura que la única solución era buscar una fórmula que permitiese digitalizarlas sin manipular el cristal. Por eso, montó un pequeño laboratorio fotográfico casero y al proyectarlas el método que daba mayor calidad "quemaba demasiado" la imagen.

Después de este intento fallido y cuando ya estaba "a punto de tirar la toalla" a través de un amigo se puso en contacto por correo electrónico con un fotógrafo catalán que le informó de que podía digitalizarlas con un escáner específico sin dañarlas. Y desde hace siete años es el proceso que sigue en ratos libres para catalogar el trabajo de su antepasado.

Antes de terminar esa ardua tarea no descarta sacar otras publicaciones con imágenes de otras zonas de Galicia del que considera el fotógrafo "el archivo más importante de toda la comunidad" aprovechando que el material está identificado por temas "del puño y letra" de su bisabuelo. No solo retrató A Coruña, ya que durante sus excursiones o en sus viajes "al interior gallego para llevar medicinas" inmortalizaba los parajes que se encontraba a su paso.

El boticario -explica su bisnieto- además de medicinas vendía productos químicos para el revelado de imágenes que él también empleaba. Y lo que comenzó en afición "lo convirtió en parte de su profesión" y montó la primera tienda de fotografía de la ciudad obteniendo rendimiento de esta actividad mediante "la venta por catálogo" tanto de fotos como de postales que creaba de algunos acontecimientos.