El tren híbrido Alvia, que va desde A Coruña a Alicante, con parada en Madrid, y que hace el camino inverso a diario, solo llegó en hora a la estación madrileña siete veces desde el 1 de agosto hasta el día 27. Los datos a la inversa, los de la llegada a A Coruña, tampoco son demasiado halagüeños, hasta el pasado miércoles, 29, el tren solo había cumplido su horario en ocho ocasiones.

La media del retraso es de un poco más de diez minutos cada día, aunque, durante el tramo estudiado, se han acumulado demoras de casi una hora.

El 17 de agosto se cumplieron dos meses de funcionamiento de estos trenes en Galicia, pero este tiempo no ha sido suficiente para que se adapten a las frecuencias que han de cumplir y es que el trayecto que realizan desde Vigo o hacia esta ciudad sufre también retrasos.

El de llegada a Madrid es el mismo que el sufrido por los trenes de A Coruña, ya que se juntan en Ourense, pero el de vuelta a las estaciones gallegas no y, aunque los días de retraso son diferentes, la suma de todos los minutos de tardanza desde el 1 de agosto hasta el 27, dividida por cada una de las jornadas en las que viaja el tren coincide y, en ambos casos, supera los diez minutos.

Dos de cada tres trenes que salen de la ciudad no consiguen llegar a Madrid en las poco más de seis horas que se supone que les lleva a estos híbridos hacer el trayecto. Algunos necesitan 22 minutos más, otros lo consiguen con una prórroga de ocho, pero algunos, como el que circuló el 27 de agosto, necesitan 48 minutos más para entrar en la estación y dejar que sus viajeros se bajen.

La mejor racha que ha cogido el Alvia durante el mes de agosto ha sido la de encadenar cuatro días -desde el 22 al 25- llegando a la hora y es que, durante tres de esas jornadas -del 24 al 26-, los híbridos consiguieron frenar puntuales en A Coruña.

Durante el mes de julio, la empresa fabricante del tren, Talgo, aseguró que los retrasos se debían a "la enfermedad infantil" de los híbridos y, a mediados de mes, dio por finalizados los problemas de los aparatos.

Estos retrasos no benefician a Renfe, ya que tiene que indemnizar a cada uno de sus pasajeros, devolviéndole una cuarta parte del precio del billete, siempre que la tardanza supere los 20 minutos.

Desde el día 1 y hasta el 27, se han producido tres retrasos de ese tipo en la llegada a A Coruña y cinco en el sentido contrario. Si la tardanza supera los 40 minutos, la empresa tiene que abonar el 50% del billete, algo que, en este periodo solo ocurrió en dos ocasiones, en la llegada a San Cristóbal, el 12 de agosto, cuando tardó el tren 56 minutos más de lo esperado, y en la llegada a Madrid el día 27, cuando el tren se demoró 48 minutos.

Hay otro tramo de indemnización, cuando el híbrido tarda más de una hora de lo previsto en llegar, entonces, Renfe devuelve todo el importe del billete a cada uno de los pasajeros del tren. En la línea coruñesa no se llegó a este extremo en el mes de agosto, aunque sí que se alcanzó en Vigo. Fue el domingo 12 de agosto, cuando los viajeros estuvieron en los vagones 65 minutos más de lo previsto.

La tardanza en los trayectos de los híbridos se ha ido reduciendo con el paso del tiempo, aunque no se han erradicado del todo, de hecho, en su segundo mes de funcionamiento, más del 70% de los trenes que van a Madrid y que vuelven de la capital hasta San Cristóbal lo hacen con retraso.

El precio del billete general es de 56,4 euros y de 74,8, el preferente.