El traslado de Astilleros José Valiña en 2005, después del cierre de sus antiguas instalaciones en As Xubias, a la dársena de Oza, supuso un cambio en las actividades de la entidad. Para construir las barcazas en la nueva ubicación la empresa tuvo que reformar dos de las antiguas vías que antes ocupaba Varaderos La Coruña, instalar nuevos vestuarios y reformar todos los sistemas eléctricos y de suministro de agua.

La fabricación del Monte Anaga hace tres años supuso el "desafío" de retomar la construcción de embarcaciones tras el abandono de As Xubias. Para los responsables del astillero los trabajos en este petrolero, con una capacidad de 4.200 metros cúbicos, significaron, además, el regreso a la creación de buques mercantes.

Desde la entidad señalan que hay que remontarse a la década de los 80 o a la segunda mitad de los años 90 para encontrar las dos épocas de más carga de trabajo en la historia del astillero. En la primera -destacan- se llevó a cabo la construcción de grandes transbordadores, grandes pesqueros, buques portacontenedores y de carga general, dragas y barcazas tanto de carga seca como petroleras.

El segundo periodo coincidió con la renovación de la flota pesquera del Gran Sol y Valiña contribuyó a este caladero con la creación de buques de pesca, desde arrastreros a palangreros. Destacan la fabricación del França Morte diseñado para la pesca de arrastre por popa por debajo de los 2.000 metros y soportando temperaturas de 20 grados bajo cero.

La botadura del França Morte y más tarde la del Monte Anaga han sido dos de los trabajos más importantes del astillero en los últimos años. Durante este ejercicio se ha diversificado la actividad y aparte de construir lanchas de amarre y embarcaciones auxiliares de suministro, la entidad se ha centrado en grandes reparaciones como la del frigorífico Montelaura o el mantenimiento de remolcadores o patrulleras.

Pese a que en este 2012 el astillero ha podido realizar varias reparaciones, reconocen que la situación es cada año "peor", tanto por la crisis que dificulta la llegada de nuevos contratos como el retraso por parte de la Unión Europea a la hora de conceder bonificaciones fiscales conocidas como tax lease a los astilleros españoles.

La falta de financiación es precisamente la causa por la que están "paralizados" la mayoría de los proyectos de Valiña que podrían entrar en vigor "de inmediato". Para continuar con su actividad, la entidad ha apostado por intesificar su labor comercial en busca de nuevos mercados tanto en el ámbito nacional como internacional junto con el desarrollo de proyectos de innovación en colaboración con centros tecnológicos.

La crisis no ha provocado un recorte de plantilla en el astillero y, según sus responsables, mantienen el personal en las distinas áreas de producción y han tenido que cooperar con la industria auxiliar, aunque explican que no quieren convertirse en industrias de síntesis, externalizando todos sus servicios.