Las sirenas de alarma volvieron a sonar ayer en la refineríarefinería. Una explosión seca pasadas las seis de la tarde dio paso a un aparatoso incendio que Repsol controló con sus propios medios en apenas dos horas. Una gran columna de humo visible desde toda la ciudad de A Coruña puso en alerta a los coruñeses. Pero no hubo heridos. Los vecinos de la zona, que salieron de sus casas para vigilar la evolución del fuego, lamentan, como cada vez que hay un suceso de estas características, que nada saben del plan de evacuación. Piensan que, si existe ese protocolo, es de nula utilidad si no se lo han dado a conocer a los residentes del lugar.

El incendio ocurrió en un área anexa a Meicende, cercana al campo de fútbol, en la planta de FCC (una de las fases del proceso de refinado). Repsol explica que, en cuanto se tuvo conocimiento de los hechos, se puso en marcha el Plan de Emergencia Interno para sofocar las llamas. Fueron los propios bomberos de la refinería, apoyados por los del muelle petrolero, los que acabaron sin ayuda externa con el incendio, que no afectó a nada ajeno al complejo ubicado en los valles de Bens y Nostián.

Sin que hubiese que lamentar heridos, los efectivos de emergencia trabajaron durante algo más de dos horas hasta que el fuego se dio por controlado. Desde una elevación al lado del campo de fútbol de Meicende, los vecinos divisaron cómo grandes chorros conseguían acotar y sofocar, primero la gran bola de fuego y después la intensa humareda, que viajaba según el viento de uno a otro de los núcleos que rodean las instalaciones. El agua procedía de los "hidrantes", potentes surtidores ubicados por toda la refinería listos para funcionar en cualquier emergencia que se produzca en los más de 280.000 metros cuadrados del complejo, unos 60.000 pertenecientes al término municipal de Arteixo y el resto, al término municipal de A Coruña.

Repsol informa de que ha abierto una investigación para aclarar las causas del suceso. El edil de Seguridad de Arteixo, José María Sánchez, que se desplazó junto al regidor del municipio, Carlos Calvelo, a las instalaciones, apuntó como origen un problema eléctrico. El secretario del Comité de Empresa, Alberte Ferreiro, indicó que en la zona accidentada no hay, en principio, fallos o carencias que puedan provocar una situación de inseguridad. "Lo importante es que no hay heridos, que es lo que más nos preocupaba", celebró Ferreiro, que avanza que solicitarán información a la empresa sobre el suceso.

En primera persona lo vivió el regidor arteixán, Carlos Calvelo, que vive a unos 300 metros del complejo de Repsol. Narró que percibieron "ruido" en las instalaciones y se acercaron con Protección Civil y Policía Local para comprobar que no existía peligro para la población. "Era muy aparatoso, muy llamativo", describió.

Los cuerpos policiales de A Coruña y Arteixo controlaron el tráfico en la zona. Los primeros en la avenida de Finisterre y los segundos por el polígono de la Artística y Bens, cortes que se levantaron después de que Repsol anunciase que el incendio estaba controlado. Algunos agentes informaron a viandantes de que había que estar a unos dos kilómetros de la zona pero en ningún momento ni en ninguna de las áreas circundantes hubo desalojos puerta por puerta.

Los vecinos, que se mostraron tranquilos pero expectantes ante la evolución del humo, volvieron a mostrar su desazón por vivir al lado de una industria de este tamaño y estas características sin tener muy claro cómo actuar en caso de emergencia. Así lo expresó, por ejemplo, Salomé da Torre, presidenta de la asociación Meicende Alternativo . "Tuvimos una reunión con la refinería hace unos meses y dicen que el plan depende de la Xunta", relata, "si es que existe y quien tiene que evacuar no lo sabe, no hay protocolo de seguridad que valga".

Da Torre informa de desde la asociación llamaron a la refinería y les dijeron que "estaba todo controlado". La portavoz vecinal reivindica que Meicende debería ser compensada por estar tan próxima al complejo. "Somos los más afectados y no se nos destina ni un solo euro en obras y acondicionamiento", concluye.

Testigos vecinales

"Impotente" dice que se sintió Loli Naya, vecina del núcleo de Nostián, que estaba trabajando cuando ocurrieron los hechos mientras su madre estaba sola en su domicilio. "No nos dejaban ni entrar ni salir y hay personas mayores, como mi madre", se queja Naya, que recuerda que antiguamente se había planteado la posibilidad de abrir un corredor hacia el puerto exterior para dar a los núcleos de Nostián y Borroa en estas situaciones. "Sé que es un accidente, pero no sabremos qué hacer cuando haya que desalojar", lamenta.

En su casa estaba Alberto Prego, que vive a 200 metros de la valla donde se originó el fuego. "Sentimos una explosión muy seca y salimos a la ventana", recuerda, "salió humo cuatro o cinco minutos, era una humareda inmensa seguida de unas llamas bestiales".

Describe que "uno no se acostumbra" a este tipo de cosas y que, a pesar de la proximidad de su casa, "nadie" les dijo nada. "Desconocemos si hay un plan de emergencia; y si a pocos metros de la valla no tenemos esa información...", se cuestiona Prego, que también vivió como testigo el accidente mortal que causó la muerte a un hombre e hirió a otro en 2010accidente : "Tembló toda la casa, fue mayor".

El accidente de hace dos años fue justo al lado del incendio ocurrido ayer. No era en la misma unidad sino en la planta de coque, un producto que se utiliza como combustible en la industria cementera y en cerámica, en donde las víctimas realizaban trabajos de soldadura.

La explosión, ocurrida el 15 de abril de 2010, causó la muerte de Juan Carlos Sousa, un trabajador de 36 años, y quemaduras en el 70% del cuerpo de uno de sus compañeros, José Luis Suárez, de 33 años, que logró recuperarse. Inspección de Trabajo culpó a Repsol del siniestro y su informe calificaba de infracción grave el fallo en las medidas de seguridad. Atribuyó entonces el origen de la explosión a una chispa de soldadura que entró en contacto con gases inflamables.