Con su música emocionó a generaciones. Desde la oda al amor que supone Yolanda a himnos populares como Yo pisaré las calles nuevamente, radiografía con tintes de esperanza del vuelo del Plan Cóndor, que sembró el continente de regímenes militares en los años setenta y ochenta. Con siete décadas recién cumplidas, Pablo Milanés tocará el viernes en el Teatro Colón, siendo su único concierto en Galicia.

-Una tierra a la que le canta El largo camino a Santiago.

-Una canción dedicada a mi esposa. Ir a Galicia supone como un regreso a mi casa. Tras casi ocho años casados, mi vida es entre La Habana y Galicia, aunque mucho más allá porque es donde estudian mis hijos. Siempre que tenemos una oportunidad venimos, porque me fascina.

-Este viernes lo hará con su banda al completo.

-Es un gusto que me voy a dar después de tantos años viniendo con el pequeño formato de mi grupo. Esta vez vengo con toda mi música y creo que voy a poder hacer una interpretación completa de mi obra, tal como la concebí y no recortado, como he venido haciendo estos años aquí en España. Siempre hay problemas económicos de los artistas últimamente porque es muy costoso cargar con sus bandas completas. Por encima de todo he preferido que el público escuche cómo sueno yo con mis artistas.

-¿Se escuchará lo más original de Pablo Milanés en el Teatro Colón?

-Exacto, igual que en todas las grabaciones o el próximo disco que viene. Habrá de todo un poco: feeling, jazz? Pero también hay mucha música folclórica, sinfónica -extraída del barroco, del renacimiento- juntada con la música tradicional cubana. Elementos desconocidos, porque hasta ahora se conocía el son, la guaracha, la salsa? pero no se conocen otros muchos que de verdad han formado, durante un siglo y pico, la verdadera razón de la música cubana.

-¿Guarda algún concierto en la memoria por su carácter emocional o por lo que significó?

-Todos mis conciertos son muy emocionantes y me dejan una huella tremenda de amor, comunicación y magia. Puedo hacer televisión, cine, disco o radio; pero no hay nada que me satisfaga tanto como la representación personal.

-Seguro que no olvida aquel primer concierto en la Sala Che Guevara de la Casa de las Américas junto a Noel Nicola y Silvio Rodríguez. ¿Fue el germen de la conocida como Nueva Trova Cubana?

-No tanto, aunque oficialmente se dice que sí. Yo ya venía cantando desde hace muchos años, igual que otros artistas. Había pocos temas relacionados con lo social, pero sí empezábamos a experimentar en aquella época.

-Han pasado más de 50 años de la caída de Fulgencio Batista, ¿hacia dónde va la revolución en Cuba?

-Siempre que hay una apertura, uno está de acuerdo, pero se ha demorado demasiado. Los resultados de ese aperturismo van a tardar en verse, ha habido demasiado rompimiento de infraestructuras en todo el país para volver a crear.

-Pero confía en la Revolución.

-Por supuesto, confío en la gente que viene, porque los que están ya se van retirando, y espero que sepan que la labor que tienen que hacer en Cuba no es fácil y que costará años reparar todo lo que se ha hecho mal.

-Los que no creen en ella son esos disidentes que se encuentran, sobre todo, en Miami.

-La solución está en encontrar un poco de paz entre ellos y nosotros, unir la familia nuevamente y entre todos hacer algo. El futuro de Cuba está dentro de Cuba, está entre los cubanos que viven allí y los que regresen y se incorporen a un trabajo digno para rescatar al país como hay que rescatarlo.

-Hace cuarenta años del golpe de estado en Chile y el posterior Plan Cóndor que expolió Latinoamérica, ¿cree que por fin pagarán su culpa los traidores?

-Yo creo que sí, que de alguna manera ya lo están pagando. La respuesta más profunda a todo eso fue la democratización e izquierdización de la mayoría de América Latina, con un voto popular que se ha impuesto en muchos países. Un voto de paz, de justicia e igualdad, pero, si se quiere optar por las armas, el pueblo ha optado por la izquierda.

-¿Diría que el legado de Hugo Chávez revivió aquel ideal de la unión de pueblos latinoamericanos?

-Creo que sí colaboró. La bondad y generosidad de Hugo tuvo mucho que ver con la unidad del pueblo latinoamericano hoy en día. No solamente en lo político, sino también en lo económico, y eso es vital todavía.