Tras la publicación del comunicado de la federación de vecinos mayoritaria en la ciudad en el que le pedía al Gobierno local que no discriminase a las asociaciones de vecinos, los dirigentes de las entidades discuten con la concejal de barrio Susana Pazo el trato recibido.

Susana Pazo: Desde el primer día hemos intentado gobernar con y para los vecinos. Hemos peatonalizado la política municipal, intentamos oír sus quejas y consensuar la política local con ellos.

Juan M. Sánchez-Albornoz: A mí las subvenciones concedidas me escandalizan: 2.600 euros para O Apalpador, con ese dinero se paga el alquiler de un año de una familia desahuciada. Otros 2.600 euros para actuación de corales y talleres de recuperación de música tradicional. Con los tiempos que corren yo no creo que sean fundamentales. Nosotros no hemos pedido subvenciones, no nos parece que nos tengan que estar subvencionando por hacer cosas.

Iván González de Oliveira: No me voy a meter en lo que pide cada asociación, pero sí en que, por primera vez, al menos en nuestro caso, se nos pidió un proyecto y aportamos el que creímos mejor para el barrio. No entiendo la postura de que las históricas tengan que recibir más dinero, yo creo que eso tiene que ir en función de lo que aportes al barrio.

Domingo Verdini: El problema de fondo es el trato que el Gobierno local nos está dando al movimiento vecinal de la ciudad. Para mí está claro que el objetivo básico es cargarse el movimiento vecinal y, para ello, primero ahogan a la federación, la única existente, porque la otra es un bluf, sacándole el dinero del convenio (36.000 euros); después no respeta a las entidades vecinales ni su carácter territorial y, al final, crea unas asociaciones híbridas, que nadie sabe qué son, porque los intereses son opuestos -los vecinos deben defenderse como consumidores, mientras que los comerciantes buscan aumentar su beneficio-. Las concejalías de barrio están llamadas a destruir el movimiento vecinal existente y a montar una red clientelar. Se nos está tratando como si fuésemos niños, como si no pudiésemos tratar con el concejal de Urbanismo o de Transportes. Nos tratan como si estuviésemos en los últimos años de la dictadura, cuando ibas al Ayuntamiento a hacer pasillo para ver si veías a un concejal para pedirle una cosa. El movimiento vecinal actual no solo pide, también aporta.

Rosa Barreiro: A cada asociación la deben de tratar diferente porque a nosotros, por ejemplo, siempre nos han atendido al momento. Cada asociación es un mundo. La única vez que todos se pusieron de acuerdo fue para apoyarnos a nosotros en la ocupación de A Moura. Eso es lo que deberíamos de perseguir. Trabajar todos juntos para conseguir objetivos. Todos hacemos una labor sin ánimo de lucro, dejándonos una parte de nuestra vida en esto. Cada asociación tiene unas necesidades distintas, no es lo mismo una entidad que da servicio a cien vecinos que una que se lo da a 500. Yo creo que el movimiento vecinal no se va a morir, al contrario, tenemos que trabajar para que reflote.

I. González de Oliveira: Los intereses no son contrapuestos. El comerciante quiere mantener su negocio y el vecino que su calle tenga vida. Quizá lo que faltaba hasta ahora era dejar de enfrentar las asociaciones y llevarlas de la mano.

J. M. Sánchez-Albornoz: El hecho de que las asociaciones sean históricas no les supone mayor democracia. Todos los que quieran montar una asociación están en su derecho. A mí me gustaría que en mi barrio hubiese 25 asociaciones activas. Yo viví el anterior Gobierno local y a mí no me recibían nunca ni el alcalde ni los concejales.

S. Pazo: Hemos contactado y tratado con las 54 asociaciones de la ciudad. Estamos abiertos a todo el movimiento asociativo. El proyecto de humanización de Novo Mesoiro, por ejemplo, nació de una propuesta de los vecinos. Desde el Gobierno municipal estamos encantados y orgullosos de que exista el movimiento asociativo.

D. Verdini: Una asociación de vecinos se diferencia de otras entidades única y exclusivamente por su carácter territorial y ese rasgo no se respeta ni se tiene intención de respetar. Es el primer paso para destruir el movimiento. Habrá quien esté dispuesto a pagar ese peaje, nosotros no. Y que las asociaciones de vecinos y comerciantes son más democráticas habrá que verlo, porque en Monte Alto los que perdieron las elecciones en la asociación se fueron y montaron otro tinglado.

I. González de Oliveira: No todos, yo no estaba en esa lista.

D. Verdini: Vale, pues el 80%, pero ¿qué pasa en vuestra asociación a la hora de presentar alegaciones a la ordenanza municipal de terrazas? ¿Por qué ninguna asociación de vecinos y comerciantes ha presentado alegaciones? Pues porque los intereses son contrarios, no se puede defender a los vecinos desde una asociación de comerciantes. Yo no creo que tengamos que analizar la política municipal desde un punto de vista particular. A ti te puede ir muy bien, pero a otros les puede ir muy mal. ¿Estamos dispuestos a que nos den un trato discriminatorio? El objetivo claro es tener un palmero en cada barrio y los que están dispuestos a hacer de palmeros, hacen de palmeros.

R. Barreiro: Tiene que haber un territorio en el que poder trabajar y estamos deseosos de tener personas que se impliquen en el barrio y trabajen por él. Está claro que cada organización pedirá las subvenciones según las necesidades que tenga y de lo que le pida el barrio.

S. Pazo: Se abrió por primera vez en 2012 una línea de ayudas para dinamizar las asociaciones vecinales, con unas características claras: concurrencia, objetividad, igualdad y transparencia. Han participado todas las asociaciones que han querido presentar un proyecto. Concurrieron 25 y todas han recibido una subvención para realizar las actividades que consideran necesarias para dinamizar su barrio, pueden ser culturales, de captación de socios... Los proyectos los evaluó un equipo de técnicos de manera objetiva. Se dieron las ayudas por proyectos y no como antes, que eran por convenios nominativos. Las asociaciones han justificado en qué se gastaron el dinero, algo que antes no se hacía.

I. González de Oliveira: Yo creo que el haberte presentado a unas elecciones y haber perdido no te veta para poder irte a otra asociación o incluso para montarla.

J. M. Sánchez-Albornoz: El Bloque acaba de tener una escisión... Es democrático.

I. González de Oliveira: Yo no creo en eso de que eres de unos o de ninguno. Puede haber muchas más opciones y, si todos fuésemos de la mano nos iría mejor. Yo creo que la otra asociación de Monte Alto quiere lo mejor para el barrio, igual que nosotros, y no tenemos que enfrentarnos. Ellos verán el barrio de una manera, nosotros de otra y en lo que podamos echarnos una mano seguro que nos la echamos.

D. Verdini: No mezclemos cosas. Una cosa es que la federación de vecinos tenga un convenio y lo justifique y, otra, las subvenciones. Las ayudas que recibían las asociaciones del Ayuntamiento eran a través de Servicios Sociales.

S. Pazo: Antes no había.

D. Verdini: Pues yo llevo veinte años presentando proyectos y justificando subvenciones. Se han repartido solo 21.000 euros.

S. Pazo: No, 27.000 euros.

D. Verdini: No, 21.000, porque ha habido renuncias.

S. Pazo: Solo una.

D. Verdini: ¿Cuál?

S. Pazo: No lo sé.

D. Verdini: Pues nosotros renunciamos y sé que no fuimos los únicos. En estas subvenciones pueden concursar asociaciones que no estén totalmente legalizadas. Eso tiene una lectura clara. Hay ayudas para captar socios. Lo que se busca es montar una red clientelar.

J. Sánchez-Albornoz: Nada es un montaje. Yo me pregunto una cosa, ¿el Ayuntamiento tiene que subvencionar a las asociaciones de vecinos o tienen que vivir de sus socios? Si lo que queremos es independencia tenemos que vivir de las cuotas. Yo creo que es lo ideal.

S. Pazo: El movimiento vecinal está haciendo una gran labor y lo hace sin ánimo de lucro. Muchas asociaciones no podrían subsistir sin esas ayudas. Son necesarias a nivel social.

J. Sánchez-Albornoz: ¿Para potenciar O Apalpador?

R. Barreiro: Cada uno pide lo que considera necesario. Yo, por ejemplo, tengo que involucrarme en lo del fútbol, que es lo que me piden los vecinos. Las subvenciones siempre nos parecerán injustas y poco equitativas, pero tiene que haber un control exhaustivo del gasto, porque lo he vivido. Hay asociaciones que no tenían nada y que se montaban solo para recibir subvenciones. Al principio yo creía que las entidades tenían que autofinanciarse, pero eso es imposible.

D. Verdini: ¿Por qué conceden 2.600 para O Apalpador? Algún motivo habrá.

J. Sánchez-Albornoz: Porque lo pidieron y la culpa es de quien lo pide.

I. Gómez de Oliveira: Cada uno tiene que mirar lo que pide sin pararse a ver lo de los demás. Yo O Apalpador no lo pediría, me parece que hay otras muchas cosas que hacer en el barrio antes que esa, pero no lo critico.

S. Pazo: Esta ayuda era para dinamizar culturalmente el barrio.

D. Verdini: Yo tengo claro que las subvenciones son para financiar proyectos y no para gastos generales. Susana, no puedes hablar de consenso porque para retirar el carril bus no se pidió opinión a los vecinos.