Casi dos meses después de que General Dynamics pusiese fin a 76 años de actividad ininterrumpida en la fábrica de armas de A Coruña, la factoría y sus trabajadores siguen esperando por un proyecto alternativo que se viene cocinando en los despachos de la Xunta desde antes, incluso, del cierre definitivo de la planta. Una tarea que, teniendo en cuenta los plazos que se marca la multinacional norteamericana, hace del tiempo un bien escaso.

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