-¿Qué papel juegan los medios en el relato de la crisis?

-Los medios no es que tengan un papel en el relato de la crisis sino que ellos hacen el relato. Ellos ponen nombre a las cosas, configuran algo como es la esfera pública, normalizando lo que está bien y lo que está mal y marcando la agenda. Los medios son el aparato ideológico más importante en cualquier sociedad en estos momentos.

-El título de su conferencia es Comunicación contrahegemónica. ¿Quiénes ostentan hoy la hegemonía?

-Hay algo clave para entender los medios de comunicación y el derecho a la información y es que los medios tienen propietarios. Esos propietarios normalmente son grandes fortunas y grandes empresas cuyos intereses pueden ejercer su poder sobre las líneas editoriales, no necesariamente coincidiendo con los intereses de la mayoría. Eso no quiere decir que no haya buenos periodistas, pero en última instancia, los propietarios, si las cosas se ponen difíciles, pueden imponer su línea. Y eso es algo muy grave.

-En su caso, comenzó con una tertulia como La Tuerka, que a través de internet fue seguida por miles de personas en España, y de ahí llegó a tertuliano en programas de máxima audiencia. ¿Eso cómo se consigue?

-Realmente eso nunca dependió de nosotros. Llevamos dos años haciendo La Tuerka y definiendo un estilo que pretendía competir con los grandes medios y una noche me llamaron de Intereconomía para un debate. Supongo que les habría funcionado muy bien en materia de audiencia y comenzaron a llamar de otras cadenas como Cuatro o La Sexta. Nuestro medio es La Tuerka, y aunque estamos encantados de asistir a otros programas, sabemos que en cualquier momento pueden dejar de llamar.

-A los grandes medios comerciales suele acusárseles de silenciar a las voces críticas de la izquierda. Sin embargo, en los últimos tiempos esos medios le han dado voz a alguien como usted.

-Es algo complejo. Los medios tienen que proyectar una imagen de medios democráticos y al mismo tiempo hay profesionales muy interesados en hacer programas interesantes. Y no hay que perder de vista que son empresas y si la audiencia crece el medio funciona porque los anunciantes pagan más. Esta es una guerra en la que hay grietas y hay contradicciones y nosotros intentamos aprovecharnos de ellas. No es el mundo en el que vivimos, aunque sería tentador decirlo, un mundo orwelliano en el que no haya mínimos espacios a través de los que se puedan colar estos discursos.

-¿Qué diferencia a La Tuerka de otras tertulias?

-La Tuerka tiene un elemento crucial y es que no es una tertulia de todólogos. Tenemos una serie de tertulianos de referencia y siempre buscamos a personas que conozcan el tema del que se va a hablar. Pretendemos ser muy rigurosos con los temas y al mismo tiempo mantener un estilo muy respetuoso, sin gritos ni gallineros. Creo que es un modelo que en otros canales se están dando cuenta de que funciona, y que pretenden imitar.

-Hay quien critica que se dé espacio en sus debates a voces conservadoras cuando estas ya tienen un espacio natural en otras cadenas.

-Eso es crucial para desarrollar la linea editorial de La Tuerka, que es de izquierdas. Nosotros consideramos que para que la línea y el estilo de La Tuerka sea visible tiene confrontarse. Las ideas adquieren valor y funcionan desde la confrontación. Precisamente cuando la gente escucha nuestros argumentos enfrentados a argumentos hegemónicos de la derecha, incluyendo a PP, PSOE o sectores de Intereconomía, es cuando se ponen en valor para explicar la realidad y competir por esa definición de la realidad. Lo crucial para comunicar es confrontar las ideas que la gente escucha todos los días.

-¿Está la izquierda huérfana de medios de comunicación?

-Absolutamente. No tiene nada. Con la excepción de varios medios digitales, es difícil encontrar medios de izquierda que no procedan del ámbito underground del que procedemos nosotros, pero del que queremos escapar completamente.

-¿Por qué?

-Porque nosotros no hacemos contrainformación, ni información alternativa ni somos contraculturales. Somos como cualquier tertulia. No regalamos al adversario la medalla de ser un medio de comunicación y nosotros lo alternativo. Queremos competir con los grandes medios porque queremos ganar y disputar el sentido común. No nacimos para estar cómodos en la victoria estética del perdedor.

-Hablaba antes de crisis del régimen. ¿Vamos hacia una segunda transición?

-No sé si segunda transición, pero está claro que el régimen político de cierta estabilidad que inauguró la Transición está en crisis. La única causa abierta durante estos años, la cuestión nacional de Cataluña, País Vasco, principalmente, y también Galicia, se está reabriendo y ahora se le suma la cuestión social. PP y PSOE pierden apoyos mientras suben terceras fuerzas, la izquierda abertzale amenaza la hegemonía del PNV, ERC la de CIU en Catalunya, AGE protagonizó en Galicia un resultado inimaginable y la monarquía está completamente desacreditada.

-En el caso que menciona de las elecciones gallegas, sin embargo, la derecha ganó de nuevo con mayoría absoluta.

-Beiras decía que el PP y el PSOE están socialmente derrotados pero que falta derrotarlos políticamente. Estuvo cerca, pero esa derrota política no ha llegado aún, aunque creo que no hay vuelta atrás. El PP ya está perdido, y con eso no quiero decir que no puedan seguir gobernando, pero ya estamos viendo que los cuchillos están en el PP. Se apuñalan entre ellos, el jefe de su sistema de tesorería está en la cárcel, algunos piden elecciones primarias como balsa de salvamento. Independientemente de que haya muchas personas conservadoras que voten por el PP, a nadie se le puede olvidar que el presidente de este país veraneaba en un barquito de vela con un narcotraficante. Y esa foto es la foto del escándalo.

-¿Hacia dónde se dirige el país?

-Estamos en un proceso de transformación hacia algo que no tiene por qué ser mejor. Los momentos de crisis son momentos de oportunidad. Son momentos en los que se mueve más cómodo el movimiento de izquierda, pero en los que también hay fascismo u otras formas reaccionarias de restauración del régimen. La emergencia de UPyD es un ejemplo. UPyD tiene muchos elementos de fascismo cool, con eso de 'no somos ni izquierdas ni de derechas, somos españoles'. Es un discurso de momento de crisis donde hay muchas posibilidades.