La primera fase del traslado de Repsol al puerto exterior supone un importante avance en la eliminación del tráfico de crudos de los terrenos urbanos del Puerto por parte de una compañía cuya actividad representa el 70% de las operaciones de tráfico portuario. El porcentaje restante se lo reparten otros operadores que distribuyen mercancías como carbón, cereales, bioetanol o cuarzo. Algunos de estos clientes del Puerto coruñés ya han mantenido contactos con la Autoridad Portuaria para ir definiendo los pasos que deben seguir para sus futuros traslados a punta Langosteira, pero tendrán que esperar a que se convierta en realidad la ansiada conexión ferroviaria con la dársena exterior, una infraestructura que carece de presupuesto estatal más allá de 2014 y a la que no existe mención en las características esenciales hechas públicas del convenio que el Puerto y Repsol firmaron el pasado lunes.

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