La sucesión de robos en viviendas de la ciudad y su entorno en los últimos meses ha generado una notable alarma entre los ciudadanos. Representantes del movimiento vecinal y de los colectivos profesionales de la Policía Local y el Cuerpo Nacional de Policía exponen en este debate sus impresiones acerca de este fenómeno.

L. Díaz: Yo quiero pensar que estos robos no tienen una relación directa con la crisis. Una cosa es el robo famélico, que es el hurto de alimentos a pequeña escala en los supermercados para dar de comer a los hijos, pero los que se producen a esta escala en los pisos creo que no tienen que ver con la crisis, cuando además se trata de bandas del Este que se desplazan desde otras ciudades para pasar solo unos días aquí y marcharse luego.

D. Álvarez: Con la crisis que estamos padeciendo es normal que se produzcan pequeños hurtos de comida, pero nosotros no achacamos a la crisis los robos en el interior de las viviendas. Tenemos constancia por la prensa y la policía de que se trata de bandas del Este, aunque no lo sabemos en realidad, porque siempre se las acusa de todo.

M. Aceña: Siempre puede haber un pequeño porcentaje de robos que tengan su origen en la crisis porque detrás de cualquier robo siempre hay un beneficio económico, pero por las detenciones practicadas y por la forma de actuar está claro que son bandas organizadas que tienen un método muy estudiado y se mueven de un lado a otro. Este tipo de delitos podría tener algún grado de relación con la crisis, pero siempre a un nivel menor.

L. Díaz: Esta clase de delitos genera alarma entre los ciudadanos porque crean una gran bola de nieve al comentarse los robos entre los vecinos, por lo que se genera una sensación de inseguridad muy grande. Cuando a alguien le dan un tirón parece que no pasa nada, pero si le entran en su morada se crea una sensación de inseguridad muy grande.

D. Álvarez: Estoy totalmente de acuerdo, es el clásico delito que atenta contra la intimidad de las personas y que además crea alarma, porque además hemos visto como algunas veces estas personas entran en las viviendas y actúan de forma violenta contra sus habitantes, aunque de este tipo no los hemos visto últimamente en A Coruña.

M. Aceña: Comparado con lo que le puede pasar en la calle, uno siempre espera que su casa sea un refugio, por lo que cuando vemos violado ese espacio que nos parece sagrado y en el que tenemos todo lo de mayor valor a nivel íntimo, el nivel de inseguridad se dispara. Uno puede tener la idea de que la ciudad es más o menos segura, pero lo que nadie puede superar es que en su casa le arrasen con lo poco que pueda tener, por lo que quizá no es el delito más grave por su cuantía económica, pero sí tiene mucho impacto en la seguridad.

L. Díaz: El nivel de eficacia policial contra estos delitos es bastante bueno, pero partimos de que son bandas que no están asentadas aquí y que no tienen un domicilio fijo. La tecnología además ha avanzado muchísimo, pero también para los delincuentes, que siempre van por delante, mientras que nosotros tenemos una falta de medios importante para la investigación, porque incluso hay veces en los que no se puede perseguir bien un delito por la imposibilidad de trasladar a un funcionario a otra ciudad. Y en cuanto a plantillas, aunque ahora está bastante bien, dentro de uno o dos años puede haber problemas porque se van a ir unos 4.000 agentes y están entrando unos 300. Otro punto importante es que la Justicia tiene que juzgar y meter en prisión a los delincuentes de forma inmediata, no se les puede dar tiempo a que cometan un montón de delitos.

D. Álvarez: Este tipo de delitos, más que achacarlo a la falta de presencia policial en las calles, lo hago a la imprudencia de los propios ciudadanos, ya que abrimos la puerta del portal muy alegremente a cualquiera que nos llama. En cuanto escuchemos ruidos extraños es cuando tenemos que avisar a la policía, porque en mi casa tuve instalada una pequeña alarma y cuando sonaba por una avería no había ningún vecino que llamara a la policía, aunque se tratara de una falsa alarma.

L. Díaz: A nosotros no nos molesta que nos llamen porque sea falsa, al contrario.

D. Álvarez: Por eso yo creo que los ciudadanos tenemos una parte de culpa, y aunque se requiere presencia de la policía en la calle, no se va a identificar a todo aquel que le parezca feo o guapo para prevenir. En la ciudad se ven bastantes policías en la calle, sean locales o nacionales, pero en el área metropolitana no se ve, ya que en mi barrio de Culleredo pasan muchos días sin que se vean patrullas de la Guardia Civil, por lo que quizás habría que descongestionar el cuartel de Lonzas e ir más hacia donde hay que prestar más servicio. En la federación abogamos porque el Cuerpo Nacional de Policía sea el que preste el servicio de seguridad en todos los ayuntamientos del área metropolitana.

M. Aceña: La Policía Local puede contribuir en la lucha contra estos robos a través de su mayor número de miembros que prestan servicio de forma uniformada, porque la investigación no nos corresponde, pero la presencia policial supone prevención y es algo que se ha mejorado en los últimos años y que se puede mejorar más, ya que estamos todavía por debajo de los niveles de plantilla de 1992, cuando todos los barrios deberían tener una presencia permanente de la Policía Local y mejor planteada. Una cuestión importante es que la información sobre estos delitos no siempre está disponible y que el problema parte de las jefaturas, por lo que a veces no tenemos datos sobre un barrio porque a los agentes se les cambia de zona con demasiada frecuencia. Espero que esas carencias se corrijan con la Junta Local de Seguridad, que antes no funcionaba y que debe ser un órgano determinante para decidir si la Policía Local debe participar en la prevención de estos delitos.

L. Díaz: Al ciudadano le da igual quién detenga al delincuente, por lo que no solo la Policía Local, sino también los vigilantes de seguridad deben colaborar en esta materia. La colaboración entre las policías sí existe, fuera de los rifirrafes que puede haber en las altas esferas, aunque seguramente que no es la deseable porque hace falta que alguien ponga sentido común.

D. Álvarez: Nosotros siempre hemos reivindicado la policía de barrio y este tipo de delitos cuando más se produce es las horas diurnas, por lo que si al policía de barrio se le advierte de que alguien levanta sospechas, se puede contribuir a prevenir estos robos.

M. Aceña: Aunque hay una polémica sobre la forma en la que se debe prestar este servicio, lo cierto es que los representantes vecinales siempre reclaman una presencia policial visible. El policía de barrio tiene que ser un gran conocedor del barrio y útil a la sociedad, pero para eso hacen falta recursos, ya que ahora se están desplazando patrullas de un barrio a otro para poder cubrir los servicios.

D. Álvarez: A mí me gustaba el método que tenía antes la Policía Nacional con las motos para actuar como policía de barrio, aunque reconozco que con este clima no es muy agradable trabajar así.

L. Díaz: Esa policía de barrio nació porque había una escasez de plantilla enorme y se inventó eso para dividir las patrullas por parejas y dar la sensación de que había más agentes en la calle. Hubo una temporada en que funcionó muy bien, aunque tampoco tuvo tanta movilidad, porque el trabajo se hacía prácticamente a pie.

D. Álvarez: Pero tenían capacidad para desplazarse.

L. Díaz: Pero nosotros partimos de que la patrulla más eficaz es la de la pareja, porque uno conduce y el otro ve.

M. Aceña: El problema que tenemos en esta sociedad es que colectivos profesionales que tienen una gran relevancia están dirigidos por personal que no está cualificado y que cualquier ocurrencia de ciertos políticos tiene a veces consecuencias gravísimas. En 1992 teníamos 400 agentes, que era lo que se consideraba adecuado para la población de la ciudad, y llegamos a caer a 290 en 1999, fecha en la que la policía nacional decidió patrullar con un solo agente, sistema que también se aplicó en la Policía Local, lo que fue ineficaz y además expuso al peligro a los policías. Es importante tener en cuenta que, como en todo, si se quiere eficacia hay que pagarla, porque los policías asumen grandes riesgos y graves consecuencias cuando las cosas no salen según lo previsto.

L. Díaz: Los errores que cometen los ciudadanos que facilitan los robos en las viviendas son tener el buzón lleno de cartas, dejar la puerta de casa sin echar la llave al salir de casa para dar un paseo y comentar en la calle los horarios de salida de casa, ya que en las entradas de los supermercados hay personas que se dedican a observar las costumbres de los compradores. Se abre alegremente el portal a cualquiera y además existen aparatos electrónicos que permiten abrir las puertas de seguridad, por lo que debe evitarse en la medida de lo posible dar facilidades a los ladrones.

D. Álvarez: El otro día leí precisamente que los cerrajeros se quejaban de esas ganzúas electrónicas se venden con mucha alegría por internet y que abren las puertas con gran facilidad. En cuanto a lo de abrir el portal, en casa de un vecino mío se instaló un videoportero y al final el resultado es el mismo porque siguen abriendo a todo el mundo.

L. Díaz: Habrá que decirles que cada mes se roban entre 12 y 15 pisos en A Coruña.

M. Aceña: Aquí siempre se ha recalcado mucho que esta es una ciudad segura, lo que es un arma de doble filo, porque se cree que nunca pasa nada. Es por eso que la gente tiene una puerta acorazada en casa y no echa la llave, lo que obligaría al ladrón a hacer un ruido para abrirla que puede ser disuasorio, ya que este tipo de delincuente siempre trata de pasar desapercibido. También es importante la colaboración vecinal, porque mucha de la eficacia de la policía reside en ella.

L. Díaz: A la gente le extraña que le pidamos ayuda para luchar contra estos delitos pero no cuando lo hacemos para localizar a un terrorista o un violador. Solo hay que ver que hay 10 patrullas para vigilar todas las calles de la ciudad, por lo que es imposible recorrerlas todas y hay muchas por las que no pasarán en toda la semana.

D. Álvarez: Cuando las autoridades nos reúnen todos los años para darnos estadísticas sobre delincuencia siempre nos dicen que esta es una ciudad segura, pero me gustaría ver también las de la Fiscalía para compararlas, porque yo confío en la policía, pero no tengo por qué tragar con todas las estadísticas que me facilita.