Tras el desplante sufrido en A Coruña por el abandono del proyecto que elaboró para el anterior Gobierno local, el equipo del catalán Salvador Rueda se ve compensado ahora por la elección del que redactó para Vitoria como uno de los finalistas del premio que concede cada año la Unión Europea al mejor plan de movilidad sostenible. La propuesta de este experto para la capital vasca fue derrotada el pasado lunes en la final por el de la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid, pero su inclusión entre los tres mejores planes europeos de 2014 confirma el prestigio alcanzado por el trabajo realizado para Vitoria, gracias al cual ya había podido obtener la distinción de Green Capital 2012.

La Agencia de Ecología Urbana de Barcelona que dirige Rueda fue seleccionada por el Ejecutivo municipal que formaban por PSOE y BNG para redactar un plan de movilidad que resolviese los problemas existentes en A Coruña. La solución aportada por este equipo tenía como punto de partida la ya diseñada para Vitoria, en la que la ciudad se articula en torno a lo que se denomina como "supermanzanas", conjuntos de calles en cuyo interior solo pueden circular los vehículos de los residentes, mientras que el resto lo hacen por vías exteriores con el fin de dar prioridad al peatón, la bicicleta y el transporte público en la mayor parte del casco urbano. Pocas semanas antes de las elecciones municipales de 2011, el equipo de Rueda presentó su propuesta y manifestó a este diario su esperanza de que un posible cambio de gobierno no supusiera el repudio de su proyecto, ya que en Vitoria se había producido un relevo al frente del Ayuntamiento que no había tenido esa consecuencia.

Pero las expectativas de Rueda se vieron defraudadas, puesto que una vez que el Partido Popular accedió al Gobierno local su plan no solo fue desechado, sino que además para justificar esa decisión se aseguró que no era nada más que un "montón de papeles". Las descalificaciones recibidas por su trabajo llevaron a Rueda a reclamar explicaciones, que le fueron proporcionadas por el propio Carlos Negreira. "El alcalde me confesó que no se había leído mi plan", declaró el autor del proyecto sobre aquella entrevista, en la que no recibió ninguna justificación sobre la desestimación de su proyecto, por lo que intuyó que la razón no era otra que la negativa a admitir un acierto de los rivales políticos.

Tras conocer que iba a ser encargado otro plan de movilidad, Rueda aseguró que el coste previsto por el Ayuntamiento, 550.000 euros, triplicaría el que el Consistorio barcelonés le abonará por el que redactará para la capital catalana.