El ingreso en prisión de la madre de los gemelos de 10 años asesinados a golpes por su novio en agosto de 2011 en Monte Alto debe ingresar en prisión entre hoy y mañana. La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña requirió a la mujer, que fue sentenciada a 12 años y 9 meses de cárcel, para que se persone esta semana y hacer efectivo su internamiento. El tribunal ordena a la imputada que cumpla la pena después de que el pasado mes de abril el Supremo rechazase su recurso y confirmase la condena que le impuso la Audiencia en marzo de 2013.

Ambos tribunales sostienen que Mar Longueira, de 39 años, maltrataba a sus hijos tanto física como psicológicamente y la consideran cómplice de los golpes que les propinaba su novio. Los magistrados, tras examinar las pruebas, concluyeron que la sospechosa omitió su deber de proteger a los gemelos a pesar de que era consciente del riesgo que corrían con su compañero sentimental, que permanece en prisión desde que cometió el doble crimen. El procesado, que fue condenado a 35 años y siete meses de cárcel, llamó a la Policía Local después de asesinar a los pequeños con las baldas de una estantería y el sillín de una bicicleta estática. "Hay dos niños muertos. Venid, me lleváis a la cárcel y fuera. Si no, me marcho", dijo al agente que descolgó el teléfono.

El imputado, al igual que Longueira, recurrió la sentencia de primera instancia ante el Supremo y el alto tribunal decidió rebajarle la pena ocho años, ya que consideró los hechos como dos homicidios perpetrados con abuso de superioridad en lugar de dos asesinatos. Javier Estrada, que cuando mató a los niños tenía 29 años, alegó durante el juicio que no se había podido "controlar". El procesado comenzó a propinarle una paliza mortal a los dos hermanos cuando se rieron de él cuando intentaba enseñarles a mirar la hora en un reloj.

El condenado negó durante el juicio haber maltratado a los niños y evitó responder si lo hacía su compañera sentimental, a la que conoció a través de una agencia matrimonial en septiembre de 2010. Un mes después, se fueron a vivir juntos al piso de la calle Andrés Antelo que la Xunta había proporcionado a la madre de los gemelos, que se separó del padre cuando tenían tres años. Uno de los menores era hiperactivo y su hermano padecía un retraso mental y de aprendizaje, por lo que se le reconoció una minusvalía del 52%.

"Él lo que quería era educarlos. Les reprimíamos, pero no les pegábamos. Los dos aceptaron a Javier, lo querían. Los ayudaba en las tareas, a entender las agujas del reloj, los llevaba al parque, a la playa. Se preocupaba por los niños", relató la madre de los pequeños en la vista oral, al tiempo que admitió que tanto ella como Estrada estaban un "poco desbordados". Los jueces no dieron credibilidad a su versión y consideraron probado que ambos maltrataban a los niños.