La calle Orzán tiene un extremo en Panaderas y otro en la plaza de Pontevedra. El tramo que va desde este punto hasta la estrecha calle Africano, más o menos en mitad de la vía, y sus paralelas y perpendiculares fue durante muchos años conocido como el barrio chino coruñés, y no porque residiese allí una mayoría de población oriental, sino porque era un foco de conflictos en el que las peleas nocturnas, la delincuencia, la droga y la prostitución, convertían la zona en un núcleo de difícil convivencia que afeaba el centro urbano. Pero hace justo diez años comenzaba a emerger en esa zona un movimiento impulsado por comerciantes locales que pretendía limpiar la imagen de esas calles y ofrecerse a la ciudadanía como una alternativa de ocio y compras. Aquellos promotores se bautizaron primero como Distrito Orzán y la prensa también le puso un nuevo nombre a esa parte de la ciudad: el Soho coruñés.

Lejos de querer adoptar una fisonomía idéntica a los Soho de Londres y Nueva York, áreas urbanas plagadas de tiendas, galerías de arte, estudios, pubs y teatros, el Soho coruñés se basó en esa inspiración pero optó por fórmulas más modestas, enfocadas sobre todo a la promoción del comercio tradicional y exótico y a la oferta de locales de hostelería con estéticas diferentes y establecimientos peculiares.

A finales de mayo de 2004 los comerciantes se animaron a publicitarse, para lo que pedían el respaldo del Ayuntamiento. Posteriormente se agruparon en la llamada Asociación de Empresarios Soho-Orzán. Y la zona, poco a poco, empezó a tener otro espíritu, otro aire. En la última década han aparecido coctelerías, restaurantes de diseño, pubs, peluquerías, tiendas de ropa, de artículos de segunda mano, de música y cómics? que conviven aún con viejos comercios de retales o bares de comida casera.

También ha tenido una importante visibilidad un mercadillo callejero, el Mercado de Artes Aplicadas del Soho-Orzán, que con distinta frecuencia -un sábado al mes primero, después dos, más tarde cada fin de semana- ha servido para que los comerciantes de la zona expusieran al aire libre sus productos (ropa, joyas, ilustraciones, libros, comida, marroquinería) y músicos y artistas coruñeses animaran las jornadas. Pero tanto la asociación como el mercado han visto interrumpida su actividad.

La peatonalización de la calle Orzán desde Rúa Nova hasta la plaza de Pontevedra también ayudó a adecentar la zona y a acercar los nuevos comercios a los coruñeses. Aunque el esqueleto de solares ruinosos aún hace daño a la vista en algunos puntos, promotores inmobiliarios rehabilitaron viviendas para que jóvenes y estudiantes se decidiesen a pagar un alquiler. Muchos se han animado a ello. Persiste la prostitución, pero ya no en plena calle, Y ahora es más raro que haya peleas por la noche.