La instalación en punta Langosteira con la construcción de una terminal europea parece el último de la lista en los planes operativos de Pemex, la petrolera estatal mexicana. Aunque en octubre de 2012 la compañía anunció su desembarco en el puerto exterior coruñés, no solo no ha puesto ni una sola piedra sino que no ha vuelto a hacer alusión a su estrategia en A Coruña. Su salida la semana pasada del capital de Repsol -que en 2018 debería culminar su traslado desde los muelles de San Diego a la dársena exterior- por la baja rentabilidad y por diferencias con los directivos españoles tampoco ofrece ninguna pista sobre los movimientos de Pemex en Galicia.

Tras esta operación, fuentes cercanas a Pemex consultadas por este periódico se limitan a señalar que "no hay ninguna información" sobre sus planes concretos en Langosteira, "ni en un sentido ni en otro". En diciembre del año pasado, justo después de que la petrolera confirmase la construcción de cuatro buques en los astilleros vigueses de Barreras, el número dos del organigrama directivo de Pemex apuntaba que la instalación en Langosteira seguía "en análisis". ¿Cuánto dura ese análisis? Nadie ofrece respuestas claras.

La Autoridad Portuaria, que hace un año retrasaba la llegada para 2016 o 2017, ha optado desde entonces por repetir que continúa con la tramitación de la concesión solicitada y con el intercambio de información con la petrolera, pero nunca se ha decidido a aclarar en qué fase de la etapa burocrática se encuentra la teórica implantación de Pemex en el puerto exterior.

La desinversión de la compañía en Repsol supone el fin de su presencia en el sector petrolero español tras haber sido primero accionista de Petronor y después de Repsol. El grupo informó estos días de que con su salida del capital de esta obtendrá una plusvalía de unos 600 millones de euros que destinará a inversiones en su país. Esta maniobra, de momento y a falta de noticias, crea más dudas sobre los planes de Pemex en A Coruña.