Una parcela de 33.000 metros cuadrados sobre un acantilado en plena ría, con 1.900 metros cuadrados construidos, nueve dormitorios "o más", nueve baños, acceso a dos playas y embarcadero, piscina sobre el mar e impresionantes jardines. Es un auténtico castillo del siglo XVIII proyectado para proteger la bahía de Corcubión y provisto en su día de 88 hombres y doce cañones. Es el castillo del Príncipe, en el municipio de Cee, y acaba de salir a la venta por un precio de impresión: diez millones de euros.
El coste es el triple que lo que se pedía por él la última vez que cambió de manos, en 2006, cuando lo compró un millonario de La Rioja por unos tres millones. Antes, en 2001, había salido a la venta por 3,6 millones y en 1999 un anuncio en el Financial Times lo anunciaba por 2,7 millones en una subasta que quedó desierta.
Este castillo se construyó para hacer fuego cruzado contra cualquier enemigo junto a otro que está enfrente, ya en el municipio de Corcubión, el del Cardenal, que lleva años también a la venta. Construido en el siglo XVIII también, en 2004 salió a la venta por 2,4 millones y en 2007 ya se ofrecía por 3,6 millones. Se llegó proyectar un hotel spa, pero no fructificó.
En la costa de la comarca coruñesa también existen castillos pero no de propiedad privada, ninguno a la venta. Es el caso de los del sistema defensivo de la ciudad de A Coruña, los de San Antón (Museo Arqueolóxico), y el de Santa Cruz en Oleiros (sede del Centro de Extensión Universitaria e Divulgación Ambiental). Los otros dos, el de San Diego y el de San Amaro, fueron demolidos en los años sesenta.
En Vimianzo sí se ubica un castillo de propiedad pública y abierto como museo que pertenece a la Diputación, el de Vimianzo, aunque no está al borde del mar como el resto sino en pleno casco urbano. En Fisterra se recuperó en 2007 el antiguo castillo de San Carlos.
Más arriba, en Ferrol, se ubican otros dos magníficos castillos, los de San Felipe (comprado por el Concello ferrolano a Defensa en 2000 por un millón de euros) y de La Palma (en Mugardos, comprado por una cadena hotelera y que fue prisión en la que estuvo el golpista coronel Tejero).
