Quien no corre vuela. Y una oportunidad como esta, en la que los coches desaparecerán de la Ciudad Vieja, no se puede desaprovechar. Todos los turismos que pasaron la noche en el casco histórico amanecieron con papeles en sus parabrisas promocionando un aparcamiento, no el de O Parrote, que ofrece sus plazas en alquiler. Una campaña en toda regla para tratar de aprovechar el cambio de movilidad en la Ciudad Alta.