La Universidade da Coruña (UDC) celebró ayer sus 25 años de historia con un 26% menos de alumnos matriculados que en el curso 1999/2000, el periodo académico más concurrido en la historia de la institución. Por aquel entonces, el número de estudiantes ascendía a 26.148 mientras que el curso 2013/2014 apenas llegaba a los 19.400. La Universidade coruñesa no escapa así de una tendencia generalizada en el conjunto del Estado, que en los últimos dos años ha hecho caer el número de matriculados un 3,3%.

La tendencia a la baja del número de estudiantes a lo largo de las últimas décadas no empañó, sin embargo, las actividades de homenaje al cuarto de siglo de UDC, que arrancaron ayer con el tradicional acto de apertura de curso que tuvo lugar en el Rectorado. El acto, presidido por el rector coruñés, Xosé Luís Armesto, el presidente del Consello Social, Antonio Abril, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dio inicio con la conferencia "Una visión de la ciencia desde Alemania", impartida por el director de la División Teórica del Instituto Max-Planck de Óptica Cuántica de Alemania, Juan Ignacio Cirac, que desgranó el funcionamiento del sistema de investigación alemán y ensalzó el apoyo del Gobierno germano a la investigación.

En un discurso más carente de crítica que en otras ocasiones, Armesto hizo un balance "enormemente positivo" de estos 25 años y reafirmó su "compromiso" con la universidad como un servicio público "insustituible" en la búsqueda de equidad y justicia social.

El rector, que destacó "el debate con altura de miras" que se dio a lo largo de este cuarto de siglo en que pasaron por la UDC cerca de 70.000 jóvenes, pidió de las administraciones "el mismo apoyo con el que contamos hasta ahora".

El tono de su intervención fue diferente de la leída el pasado 12 de septiembre por el rector de Vigo, Salustiano Mato, en representación de las tres universidades gallegas. En ese documento, los equipos rectorales exigían a la Xunta "coherencia" y revocar los recortes en becas y en los precios públicos de las titulaciones, que en su día el Gobierno aprobó como "medida coyuntural" consecuencia de una crisis que el propio Ejecutivo asegura que llega a su fin.

El presidente del Consello Social, Antonio Abril, reivindicó el papel de la Universidade como agente educador, investigador y promotor de desarrollo "social, económico y cultural" a través de la transferencia de resultados. "Apostar por la universidad es invertir en un futuro con garantías de prosperidad", aseguró Abril, que llamó a poner en práctica "políticas de gestión eficiente y participativa" y de "transparencia y rendición de cuentas".

Después de su polémica propuesta de este año de cambiar el sistema de gobierno universitario, creando un único órgano que, con un mayor peso de cargos políticos, eligiese directamente al rector, Abril reclamó "un sistema de gestión acorde al mundo en que vivimos", así como la financiación necesaria para mantener los servicios.

Lejos quedan ya los tiempos de aquel Gobierno tripartito de la Xunta que, con Fernando González Laxe a la cabeza, aprobó la ley del Sistema Universitario Galego que dio origen a la Universidade coruñesa como hoy la conocemos. El actual presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, quiso ensalzar aquella medida como una "obra colectiva de todos los gallegos" y como una necesidad de "adaptarse a un nuevo país". "La Administración fue respondiendo a las demandas de las universidades, logrando un avance cualitativo que tiene que ser alabado sin reservas de ningún tipo", aseveró el presidente.

Feijóo, sin embargo, llamó a hacer frente a los nuevos retos manteniendo los principios de "colaboración, especialización y diversificación de la financiación". El responsable de la Xunta pidió que la enseñanza superior ofrezca la formación necesaria para introducirse en el mercado laboral y advirtió de que los desajustes "con las necesidades sociales" son "peligrosos" en un momento de crisis. "Tenemos que alcanzar un sistema racional y útil para el mañana", sentenció.