La playa de la Alameda, en Miño, está considerada el arenal con más riqueza ecológica de la reserva de la biosfera. Este rincón de Ponte do Porco no se libra de la proliferación de las especies exóticas invasoras. Desde hace ya cinco años los ecologistas se prestan de forma voluntaria a limpiar este entorno. Son la avanzadilla de esa medalla de la Unesco a la que cuesta sacarle lustre. Dieciocho voluntarios dedicaron la mañana del domingo a eliminar los plumachos que nacen todos los años en las dunas, a recoger la basura que arrastra la marea. Las brigadas recogieron cuatro sacas de plumachos (cortaderia selloana) y zamarraga (conyza canadensis), dos de residuos y montones de aparejos y cuerdas de bateas.

Los voluntarios contaron con la colaboración del departamento de Medio Ambiente y de Protección Civil del Concello de Miño. El avituallamiento corrió una vez más a cargo de Gadisa. El presidente de la Fundación Fragas do Mandeo, Fernando Bandín, apeló ayer de nuevo a la necesidad de crear un frente común para acabar con la que está considerada la segunda causa de pérdida de biodiversidad del planeta: las especies exóticas invasoras. Plantas que desplazan la vegetación autóctona, depredadores foráneos que eliminan los recursos alimentarios de las especies de la comarca. Amenazas cada vez más familiares que libran un combate muy desigual con fauna y flora autóctona.