Fue una pionera. Tuvo un sueño, lo persiguió y lo logró a pesar de que, para entonces, ser mujer no abría las puertas a ningún sitio más allá de las de casa. Para honrar su papel en el mundo de la ciencia y para que su legado no se olvide, ahora que se ha recuperado, el Concello le ha dedicado a María Josefa Wonenburger una calle en el polígono de A Grela.

Este reconocimiento llega justo cuatro meses después de su muerte y es que la científica falleció el pasado 14 de junio, a los 86 años y, a este acto acudieron ayer su hermana Amparo y sus sobrinos.

Wonenburger nació en Montrove en 1927 y, tan solo cuatro años después, según explicó el alcalde, Carlos Negreira, dijo que quería ser matemática. Su familia la apoyó y se matriculó en la universidad y, en 1950 formó parte de la primera promoción de licenciados de Matemáticas en la Universidad Central de Madrid. Al finalizar sus estudios fue la primera mujer en lograr una beca Fullbright de la Estados Unidos, que le abrió las puertas de Yale, la universidad neoyorquina en la que se doctoró. Volvió para a España para trabajar en el CSIC, pero sus compañeros científicos le aconsejaron que volviese a Estados Unidos, así que, en 1960 se fue a Toronto (Canadá) y después estuvo en Buffalo e Indiana, donde permaneció hasta 1983, cuando volvió para cuidar de su madre.

Sus logros -dirigió ocho tesis doctorales y se la considera la madre de la teoría de álgebras Kac-Moody- eran desconocidos hasta que dos profesoras de la Universidade da Coruña se empeñaron en rescatarlos del olvido. En 2010 fue la primera mujer en ser investida doctora honoris causa de la Universidad coruñesa. Era una mujer "humilde" que aseguraba que había vivido la vida que siempre había soñado y que tenía "tendencia a ser feliz". Desde ayer tiene ya su reconocimiento en el callejero.