El Juzgado de Instrucción número 2 de A Coruña propuso la apertura de un procedimiento abreviado para juzgar a dos pediatras del Hospital Modelo, a los que imputa el presunto delito de homicidio por imprudencia grave a causa de la muerte de la niña Eva Varela Puig en abril de 2010 tras ser operada de amígdalas. La Fiscalía todavía no ha formulado acusación contra los médicos, por lo que por el momento tan solo existe la particular que ejercen los padres de la fallecida, Raúl Varela y Paula Puig, que desde hace años llevan a cabo una campaña en reclamación de justicia por este caso.

La defensa de los facultativos, llevada a cabo por el letrado José Luis Gutiérrez Aranguren, presentó un recurso contra la conversión de la causa en un procedimiento abreviado, iniciativa a la que la Fiscalía ya mostró su oposición. Los padres de la niña, que tenía 4 años en el momento de su fallecimiento, interpretan el auto del juzgado como que los pediatras serán juzgados, aunque esa decisión aún no ha sido tomada. "Esto demuestra que la muerte de nuestra hija podría haberse evitado si el pediatra encargado de atenderla no se hubiese marchado a casa, dejándola abandonada a su suerte en la UCI durante 12 horas", manifiestan los padres en torno al relato de los hechos que figura en el auto.

El documento detalla que Eva Varela ingresó en el Modelo el 29 de abril de 2010 para ser intervenida por la mañana y que tras salir del quirófano, empezó a vomitar por la tarde en su habitación, tras lo que tuvo convulsiones por la noche. Uno de los pediatras que acudió a atender a la pequeña ordenó efectuarle un análisis de sangre que reveló un nivel de sodio bajo, por lo que ordenó que se le administrara suero glucosado y cloruro de sodio, aunque de madrugada la niña sufrió otra convulsión y el médico, por teléfono desde su casa, ordenó que se le mantuviera el tratamiento.

A la mañana siguiente, otra pediatra incrementó la dosis, pero Eva acabó por sufrir una parada cardiorrespiratoria y por la tarde un edema cerebral, por lo que fue trasladada al Materno Infantil, donde se certificó su muerte cerebral. En el auto se señala que la niña sufría una bajada de sodio "severa" que precisaba de una "corrección rápida" al aparecer problemas neurológicos derivados, así como que el tratamiento aplicado fue "escaso en cantidades y de muy lenta administración", por lo que aprecia una imprudencia grave. La juez exculpa al otorrino que operó a la menor, así como al anestesista que colaboró en la intervención.