La Farmacia Villar, que lleva abierta desde 1827, se ha convertido en el negocio más antiguo que existe en la calle Real después de que el Banco Etcheverría haya puesto los carteles de su nuevo nombre. El propietario, Alberto Villar, trabaja en ella desde hace más de cuatro décadas y conoce perfectamente la arteria del centro de la ciudad. El farmacéutica asegura que la popular vía ha cambiado "mucho" pese a que todavía mantiene "el espíritu comercial" de siempre.

-¿Es la Farmacia Villar la tienda en funcionamiento más antigua de la ciudad?

-Hasta hace poco el negocio más antiguo era el Banco Etcheverría, que era del año 1757. Pero ahora al ser absorbido pasamos a ser el negocio más antiguo de la calle Real. Desde luego en línea farmacéutica o línea familiar es posible que seamos de los más antiguos. Soy de los que creo que nunca se puede decir que eres el que más, porque siempre hay alguien que gana.

-¿Cómo era esta parte de la ciudad cuando se inauguró la farmacia?

-Hay que tener en cuenta que cuando esto abrió hace 200 años la calle Real era la periferia de la ciudad. A Coruña era la Ciudad Vieja, Riego de Agua y poco más. Esto era una zona de expansión. Era algo tímido. Había construcciones con vigas de madera, que tiene su mérito porque eran de una sola pieza. Hoy prácticamente no existen este tipo de construcciones.

-¿La farmacia ha evolucionado mucho en el tiempo que lleva en funcionamiento?

-La farmacia ha evolucionado mucho, porque a principios de siglo XX era grande y tuvo buena relación con instituciones extranjeras como proveedores de material químico. Es curioso porque venían muchos productos de Alemania, Francia y alguno de Inglaterra por una razón muy sencilla: era más fácil que la mercancía llegase desde Alemania que desde Barcelona porque había una línea regular de vapores que iba desde A Coruña hasta Bremen. Había una comunicación quincenal con Europa.

-¿La calle Real ha cambiado mucho desde que la conoce?

-Desde lo que yo recuerdo desde los años 50, ha cambiado mucho pero sigue manteniendo su espíritu comercial: sigue teniendo gran número de zapaterías, de joyerías, hay más bares de los que había y lo que se echa en falta son las tres o cuatro jugueterías que existieron en la calle Real. Con el tiempo el juguete desapreció.

-Ha tenido también momentos de grandes dificultades no hace mucho.

-La calle Real tuvo sus bajones. Así como en los años 50 y 60 era una zona de prestigio. Incluso estaba llena a la una de la mañana porque la gente salía de los cines que había. Coincidían todos a la misma hora y la calle Real parecía que estuviera en hora de paseo. Tuvo un bajón desde 1985 y 1995 estrepitoso. Quizás por la inflación que hubo, por los alquileres subieron una barbaridad y que después se prolongó un poco con la llegada del euro. Ahora parece que ha querido remontar y que vuelve a tener gran movimiento. He llegado a contar hasta 22 bajos disponibles en alquiler no hace mucho en la calle Real. Hay que tener en cuenta que la calle tiene 100 bajos. El 22% de índice de bajos vacíos es muy elevado.

-¿La situación ha mejorado bastante?

-Ahora parece que quiere remontar y la gente se quiere animar a hacer gasto otra vez. En la calle Real y su entorno había un total de ocho farmacias hace unos 25 años. De todas esas que había la mitad ya han desaparecido. Esto ha ocurrido por una razón muy simple: es un entorno de personas mayores y de poco crecimiento demográfico. A Coruña iba creciendo y aparecían núcleos que podían ser mucho más rentables. Y efectivamente muchos optaron por cerrar y trasladarse, como así acabó ocurriendo.