Los vecinos tendrán que esperar, por el momento, por el nuevo modelo de tarjeta Millennium que prometió el Gobierno local en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), a pesar de las molestias que causa al usuario del bus la corta esperanza de vida y endebleza de la tecnología actual. El Concello acaba de sacar el suministro por un año de 20.100 unidades en un concurso cuyo pliego de condiciones calca palabra por palabra el de 2012 en cuanto a las características que debe tener el modelo.

El PMUS reconocía el "funcionamiento defectuoso" de las tarjetas y el sindicato Grupo de Trabajadores de Tranvías (GTT) añade que los problemas que dan a la hora de recibir pasajeros ralentiza el servicio. En julio de 2012, cuando hubo que aumentar la partida para el suministro en 200.000 euros por la elevada cantidad de sustituciones, el Gobierno local cifró en 4.000 las unidades que se tenían que cambiar al mes por pérdida, rotura o mal funcionamiento.

Anunciaban entonces un incremento del presupuesto para los siguientes ejercicios precisamente por este motivo. Si en 2012 se solicitaban a la empresa suministradora 16.216 tarjetas, en la licitación que acaba de hacerse pública ya son "mínimo" 20.100 para cubrir las necesidades de un año.

A pesar de las impopulares taras, el Gobierno ha decidido no abordar aún la mejora del modelo. Los pliegos de 2012 y 2015 se repiten al pie de la letra en cuanto a la "descripción del interface y requisitos sobre el cumplimiento de estándares", la "descripción de las aplicaciones y requisitos técnicos del software de la tarjeta", los "requisitos técnicos de seguridad" y "requisitos de personalización".

El BNG se pregunta para qué el Ejecutivo se gastó medio millón de euros en un PMUS "al que le hace caso omiso". El grupo municipal denuncia las molestias que causan a los usuarios, las largas colas para cambiar los carnés y las dificultades añadidas para recargar el contenido del monedero.