Hace ahora cien años y siete meses, Manuel Rojas y Alejo Díez enviaban desde lo alto del pabellón del Instituto Español de Oceanografía, ubicado en la parte posterior de los jardines de Méndez Núñez, el primer globo sonda para conocer las presiones, humedad y temperaturas registradas en la atmósfera. Se iniciaba, al menos simbólicamente, la meteorología profesional en Galicia.

Este momento histórico ha sido la referencia tomada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para conmemorar el centenario del observatorio meteorológico de la ciudad. Con motivo de esta celebración, la institución ha publicado dos libros que recogen un siglo de registros climáticos de Galicia y la historia de aquellos que, desde esa atalaya, se dedicaron a estudiar el clima y los cielos.

Aunque de un modo muy precario, las primeras observaciones en la ciudad se iniciaron en 1863 en el Palacio de los Marqueses de Camarasa, donde hoy se encuentra el colegio Montel Touzet, en la Ciudad Vieja. La falta de espacio llevaría el instrumental al Real Consulado del Mar, en Panaderas, y más tarde, en 1889, al actual instituto Eusebio da Guarda. El pobre observatorio comienza a llenarse de barógrafos, psicrómetros, termógrafos, evaporímetros y demás material especializado procedente de donaciones particulares y de compras en París.

En 1914, con Manuel Rojas al frente, el análisis de los datos atmosféricos alcanza un mayor grado de madurez. Además de ese primer lanzamiento de un globo sonda, el director del observatorio inicia los contactos con el Gobierno para ubicar el centro en un edificio propio y en un enclave más idóneo de la ciudad. Tal y como recoge el exempleado del observatorio, Luis Ríos Prado, en el libro que edita ahora Aemet, la geopolítica internacional favorecería esta reclamación dado el interés que Alemania, en plena Primera Guerra Mundial, manifestaba por los datos climáticos recabados desde A Coruña.

Años después, y tras explorarse la posibilidad de instalar el inmueble en el parque de Santa Margarita, se inician las obras del nuevo observatorio en su enclave actual, junto al convento de las Adoratrices, que finalmente se inaugura en 1930 con cinco trabajadores

A partir de entonces, se convierte en el centro de análisis meteorológico más importante de Galicia, registrando algunos fenómenos inauditos por estas latitudes, como el huracán Hortensia en 1984 y la aurora boreal que durante 30 minutos se avistó el 21 enero de 1957. "Se observó un reflejo muy intenso rojizo con franjas verticales. Aurora Polar", relata un informe de la época recogido en el libro.

Al acto de conmemoración por el centenario del observatorio acudieron ayer el responsable de la delegación de Aemet en Galicia, Francisco Infante, el alcalde, Carlos Negreira, y el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva. Los dos últimos fueron los encargados ayer por la mañana de lanzar el globo sonda que, lleno de helio, todos los días a las 12.00 y a las 00.00 horas asciende al cielo para reportar datos al centro del Agra. Desde uno de los puntos más altos de A Coruña, el enclave se ha convertido en uno de los personajes principales del skyline coruñés y suya es ya parte de la historia de la ciudad. Una historia vista desde los cielos.