El joven de 27 años de origen portugués acusado de secuestrar a un indigente en una chabola de la Conservera Celta secuestrar indigente chabola susurra dentro de un centro comercial. "Vamos al aparcamiento que aquí todo el mundo escucha", propone. Acepta hablar con LA OPINIÓN cerca de su furgoneta a cambio de no revelar su identidad. Está convencido de que no cometió ningún delito y confiesa estar desconcertado. Desde que trascendió la investigación policial sobre los presuntos raptos de sin techo investigación policialpresuntos raptos de sin techo corre por las mañanas a leer los periódicos. No está acostumbrado a ser el protagonista.

"Esto es mucho, es increíble. ¿Cómo voy a maltratar a una persona mayor cuando podría ser mi padre o mi abuelo? ¡Eso no le entra en la cabeza a nadie!", exclama indignado, al tiempo que recalca que el hombre se trasladó a vivir de forma "voluntaria" al asentamiento situado al lado del puente de A Pasaxe y que aceptó entregarle parte de la ayuda que cobra de Servicios Sociales a cambio de que lo acogiese y le diese "un plato de comida".

El imputado, que en la actualidad reside en una vivienda de un municipio de la comarca junto a su mujer y sus tres hijos, cree que el indigente se sintió intimidado. "No está muy bien de la cabeza. Vio a tanta gente, tantas chabolas, que pensaría que estaba secuestrado. No sabía lo que decía. Nunca había estado en un poblado y pensaría eso, pero no era así", alega.

Al joven lo acompañan dos indigentes que aseguran que, al igual que la presunta víctima, convivieron con él y su familia en el poblado ubicado en la antigua Conservera Celta. "No nos pegaba ni nos hacía nada malo, al contrario, nos acogió y lo ayudábamos en trabajos. Es una buena persona", relata uno de los sin techo. El acusado de delitos de detención ilegal, lesiones y amenazas destaca que fue puesto en libertad tras prestar declaración ante la juez y carga contra la empleada de Cruz Roja que denunció los hechos ante la Policía Nacional tras entrevistarse con el afectado.

La persona sin hogar, que tiene alrededor de 70 años, según fuentes cercanas a la investigación, le pidió ayuda a la trabajadora y le contó que lo maltrataban y que lo habían retenido en una chabola. Ese mismo día los agentes de la Policía Nacional pusieron en marcha una investigación, que está bajo secreto de sumario, y no descarta nuevas detencionesdetenciones. El 091 sospecha que algunos chabolistas secuestraron a indigentes con el objetivo de apoderarse de sus pensiones, algo que el detenido por los hechos niega con rotundidad. "Si fuese un raptor no lo llevaría a Cruz Roja a arreglar sus papeles. También fui con él a la Seguridad Social. Lo llevé también conmigo a junto a un amigo carpintero y lo llevaba a pasear por A Coruña en mi coche. También le compraba tabaco", asevera delante de sus dos acompañantes, quienes asienten con la cabeza e interrumpen la conversación: "Con nosotros siempre se portó muy bien. Ese hombre no debe estar bien de la cabeza".

"Dormía en la calle en unas galerías que están al lado del Froiz, cerca de San Agustín, y nadie se preocupaba por él. Ni la Cruz Roja ni nadie. ¿Por qué no lo llevaron antes al refugio? Por las noches revolvía los cubos de basura para comer y nadie le hacía caso. Me contó que llevaba así diez años, durmiendo con dos cartones. Desde la denuncia lo llevaron a Padre Rubinos y ahora todos se preocupan", critica el joven, quien insiste en que el hombre se le acercó a pedirle "algún trabajillo" cuando vendía globos de helio en la plaza de María Pita. "Le dije que le daba cobijo, pero claro, con algo a cambio. Recogía un poquito de leña y barría la casa, no creo que sea para tanto. Vivía como vivíamos nosotros, en una chabola, pero comía en casa. No lo teníamos discriminado", subraya. Tanto el presunto secuestrador como los otros dos indigentes critican la labor de Cruz Roja y denuncian el mal funcionamiento de la institución benéfica Padre Rubinos. "Es el cuento del bígaro. En el albergue hay dos puertas, una para los pobres y otra para los que no lo son. Además, tratan diferente a los que no cobran ayudas de a los que sí las cobran porque les pagan más de 100 euros al mes", afirman.

Los dos sin techo se sienten víctimas del mal funcionamiento de los Servicios Sociales. Cuentan que malviven como pueden y dan las gracias a la Cocina Económica. Nunca les niegan un plato de comida. "¿Cuánto va a durar esto?", pregunta el joven acusado del secuestro antes de despedirse. Confía en que pronto archiven el caso.