La Domus está de cumpleaños así que, ayer, como en toda fiesta que se precie, había barra libre de piruletas de corazón, se podía jugar, correr por el pasillo y hasta sentarse a descansar con una familia primitiva. La nacida como Casa del Hombre celebró ayer su 20 aniversario y, para ello, abrió sus puertas a pequeños y mayores.

Cuenta la directora técnica de la Domus, Patricia Barciela, que ahora, el reto está en no quedarse atrás, en seguir evolucionando para que el museo siga siendo atractivo y para que, los que hayan ido de visita con el colegio, quieran volver.

"Ahora estamos trabajando en la cultura maker, eso de que puedas hacer un proyecto propio y programarlo de la manera que quieras, por ejemplo, ponerle luces a un vestido y que se enciendan cuando te mueves o una funda para el móvil que sea interactiva", explica Barciela, que asegura que, cada vez que hay que renovar módulos de la exposición permanente hay grandes debates.

"Hay módulos muy difíciles de eliminar, como el de la mujer embarazada o el de tirar un penalti. Si algo funciona y gusta, ¿para qué cambiarlo?", se pregunta la directora técnica de la Domus, que defiende que la mejor manera de aprender es divirtiéndose, una filosofía que ha estado siempre en el ADN de la Domus.

Si mira atrás, tiene un momento preferido de estas dos décadas, el del día en el que hasta 700 escolares se reunieron para montar la proteína telomerasa, que interviene en la duración de la vida de las personas.

"Cada colegio traía su trocito montado y, un día, los unimos todos", explica Barciela, que destaca que la Domus ha querido ser siempre un lugar abierto a sus visitantes y que es por ello por lo que hay una placa que recuerda a cada uno de los niños que participó en esa actividad. "Ahora algunos tendrán ya 20 o 22 años y les gusta buscar su nombre", dice Barciela e incide en que, cada año, si tienen permiso, colocan la foto del primer bebé del año y que hacen juegos y actividades en los que participan escolares de toda Galicia, como el de diseñar una neurona.

Tras veinte años de vida, hay cosas que no cambian, los más pequeños se afanaban ayer en ver cuánto pesaban, en medir el largo de sus brazos y la fuerza de sus piernas, querían una foto con la familia ancestral y negaban con la cabeza cuando les preguntaban si querían ver cómo nacía un bebé de verdad.

"Con esa parte pasa una cosa muy curiosa. Te encuentras con grupos de niños de tres o cuatro años que quieren ver el vídeo del parto una y otra vez, sin embargo, la reacción de los adolescentes es diferente. Sobre todo la de las chicas, que son las que más impresionadas se quedan. Es un módulo que no se olvida nunca", comenta Barciela, no en vano, hay un grupo en Facebook llamado "Yo también vi el parto de la Domus" que cuenta con casi 9.000 "me gusta".

La evolución de la ciencia es muy veloz y también lo ha de ser la de los museos que intenten divulgarla, es por ello por lo que, ahora, la Casa del Hombre ha instalado un "laboratorio de verdad" en el que los estudiantes pueden hacer sus propios experimentos e investigaciones, con batas blancas y todo el material que una buena idea requiera para convertirse en realidad.