Son obras del Movimiento Moderno, el que va de 1925 a 1965, y son de esos edificios que forman parte ya del perfil de la ciudad. La Real Academia de Belas Artes ha solicitado a la Xunta que el mercado de San Agustín, la lonja del Gran Sol y el centro social de la unidad vecinal número 3 del Barrio de las Flores pasen a formar parte del catálogo de bienes culturales de la Xunta.

Estos tres edificios se unen a otras diez infraestructuras repartidas por el mapa gallego. Entre las elegidas por la Fundación Docomomo Ibérico (Documentación e Conservación da Arquitectura e o Urbanismo do Movemento Moderno) están la presa de Belesar, en Chantada, la Universidad Laboral, en Culleredo, y el poblado minero de Fontao, en Vila de Cruces.

Del mercado de San Agustín, creado por los arquitectos municipales Antonio Tenreiro y Santiago Rey Pedreira, en 1932, la fundación Docomomo -en un texto escrito por el también arquitecto Fernando Agrasar- destaca que ambos artistas "fueron dos de los protagonistas de la primera modernidad arquitectónica en Galicia" y critica algunas de las intervenciones menores que se hicieron en el edificio, como "la cubrición de los puestos centrales o los cierres de los laterales" porque considera que han sido "poco respetuosos" con la idea original.

Este edificio fue construido a semejanza del Mercado Central de Reims, de 1927, creado por Maigrot y Freyssinet. La parte superior es una parabólica de hormigón con pequeñas bóvedas transversales. Esta solución se repitió en la construcción de otras obras públicas.

La lonja del Gran Sol, en el muelle de A Palloza, es otro de los edificios sobre los que la Fundación Docomomo pone su interés. Fue construido en 1960 por Eduardo García de Dios y el ingeniero Félix Calderón Gaztelu y es una de las obras que reflejan que la arquitectura industrial puede ser también atractiva para el público. En este caso, el edificio adquiere mayor sentido si es observado desde el mar, ya que la parte de arriba del inmueble cuenta con unas bandas de vidrio que funcionan como un espejo y que devuelven a los marineros la imagen de la bahía coruñesa.

El arquitecto Fernando Agrasar puntualiza en su descripción para la Fundación Docomomo, que los bajorrelieves que se añadieron posteriormente en los extremos del edificio realzan la idea de que las fábricas pueden ser algo más que un edificio en el que se produce, una factoría. La lonja convivió, durante un tiempo, con la Fábrica de Hielo, que estaba en el muelle del Este.

La entidad propone también que se introduzca el centro social de la unidad Vecinal número 3 del Barrio de las Flores en el catálogo de bienes culturales de la Xunta. Fernando Agrasar tilda de "excepcional" el conjunto residencial creado por José Antonio Corrales Gutiérrez, en 1965. Es una superestructura construida en hormigón visto accesible en cada una de sus tres alturas desde las calles elevadas mediante pasarelas y el recorrido interior lo articula una rampa, inspirada, según explica Agrasar, en las "promenades arquitectónicas" de Le Corbousier. "Introduce una riqueza espacial inesperada en un edificio de planteamiento tan austero y riguroso", señala el arquitecto Agrasar.